domingo, 25 de abril de 2021

Capítulo 13: COMO DIOS USA LA LEY EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Y COMO USA LA LEY EN EL NUEVO TESTAMENTO. por Alexander Gell

 


 

(Este es el capítulo número 13 del libro titulado: “EL PADRE CELESTIAL; EL DIOS SUPREMO: EL ÚNICO DIOS VERDADERO”; pinchando en el siguiente enlace pueden leer o descargar el libro completo: https://manualbiblicodoctrinaldealexandergell.blogspot.com/p/noticias.html)


1) EN LA LEY SE PREDICA LA JUSTICIA Y EL AMOR.


Este capítulo 14 es una secuencia del análisis del anterior capitulo, el número 13, en el cual conocimos parte del carácter y sentimientos del Dios supremo, es decir: su amor y misericordia hacia aquellos que hacen el bien, su paciencia esperando que los pecadores se arrepientan, y también su enojo hacia aquellos que hacen el mal. Como Dios hace un balance justo para pagar a cada uno de acuerdo al bien o mal que hacen, sea para darles vida eterna, o sea para destruirlos eternamente. Ahora vamos a aclarar la forma en que Dios actuaba en el antiguo testamento y la forma de actuar en el nuevo testamento, y nos daremos cuenta de algo impresionante: DIOS ES INMUTABLE, NO TIENE SOMBRA DE VARIACIÓN: ASÍ COMO ÉL ERA EN EL PASADO, ASÍ MISMO ES EN EL PRESENTE, Y ASÍ SERA EN EL FUTURO.

Pero, antes de demostrar esa parte, vamos primero a desenmascarar a aquellos que se atreven a decir que “EL DIOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO ERA DURO Y ODIOSO USANDO LA LEY”, mientras que “EL DIOS PREDICADO POR JESÚS EN EL NUEVO TESTAMENTO ES TODO AMOR Y SUAVIDAD”.

Son muchos quienes piensan que el Nuevo Testamento es una enseñanza del amor de Dios, (lo cual es cierto), pero que el Antiguo Testamento es una enseñanza de dureza y odio de parte de Dios (lo cual no es cierto). Algunos piensan que en el nuevo testamento el señor Jesucristo contradice la ley del antiguo testamento.

Este tipo de ideas lo he visto, sobre todo, en personas que profesan religiones extravagantes, como la mal llamada NUEVA ERA. La religión de la NUEVA ERA es una especie de sincretismo, en la cual se ligan todas las creencias y credos religiosos, todos los libros santos (incluyendo la biblia), e incluso todo tipo de dioses de cualquier religión (incluyendo a Jesucristo). Sobre todo, en la nueva era predomina el hinduismo, los ejercicios yogas y el recitar mantras. Algunos maestros de la mal llamada “NUEVA ERA” se creen muy espirituales, y toman la biblia y la analizan extrayendo los versículos que quieren, y desechando los versículos o capitulo que no les interesa, dando interpretaciones retorcidas, y destruyendo los contextos. Es así como algunos gurús de la nueva era llegan a la conclusión de que el Dios del antiguo testamento no es el mismo Dios del nuevo testamento, ni es el padre del señor Jesucristo. Incluso algunos de ellos llegan al extremo de asegurar que el Dios del antiguo testamento es un supuesto “demiurgo”, es decir: satanás el diablo.

Parece que ellos creen que Yahveh "antes" predicaba la dureza y el odio, y que "después" cambió de opinión y se decidió a hacer el Nuevo Testamento para predicar el amor. A ellos no les dice nada Santiago 1: 17, sobre la inmutabilidad de la forma de ser de Dios, ya que en Dios NO HAY CAMBIO, NI SOMBRA DE VARIACIÓN, vamos a leerlo:


“Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.” Santiago 1:17.

¿Por qué algunos opinan que el Antiguo Testamento era una enseñanza de dureza, de falta de misericordia, y hasta de amor? es que aquellos que piensan que el Dios del antiguo testamento era “DURO” es porque aborrecen, o no entienden, la ley de Dios. Y además afirman la mentira de que Jesús vino a quitar la ley de Dios y poner otra ley: LA LEY DEL AMOR, como si el amor divino se comenzara a predicar en el nuevo testamento y no en el antiguo testamento. Entonces, lo que hacen esos versiculeros, es tomar algunas palabras en las cuales el señor Jesucristo citó parte de la ley del antiguo testamento y le dan una interpretación fuera de contexto, y fuera de dato histórico. Por ejemplo, en la era cristiana los rabinos, maestros de la ley y sacerdotes es bien sabido que se habían corrompido, y quitaban o añadían a la ley lo que les daba la gana. Es así que muchos dichos de la ley que solo podían ejercerlas los jueces ahora le permitían al mismo pueblo ejecutarlas, como, por ejemplo, la ley de devolver “OJO POR OJO y DIENTE POR DIENTE”.

Veamos que dice Jesús en Mateo 5: 38-39: “Habéis oído que se dijo: ``OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE. Pero yo os digo: no resistáis al que es malo; antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”.

Cuando los israelitas del tiempo de Jesús tenían algún conflicto entre ellos mismos, ellos mismos tomaban la justicia en su mano y trataban por todos los medios de vengarse por sí mismos, sin que los maestros de la ley o los jueces intervinieran, ya que existía el rumor entre ellos de que “SE HABÍA DICHO: OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE”. Esa frase “SE HABÍA DICHO” era una excusa para la población tomar la ley en sus manos y buscar venganzas sobre sus enemigos. Y lo peor del caso es que los maestros de la ley, como los fariseos, no les decían la verdad: QUE EN REALIDAD ESA LEY SOLO LA PODÍAN EJECUTAR LOS JUECES.

Es por eso que Jesús aconseja en ese párrafo diciendo: “Pero yo os digo: no resistáis al que es malo; antes bien, a cualquiera que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”.

En realidad, Jesús no estaba contradiciendo la ley de “OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE”, sino que simplemente estaba enseñando a que nadie buscara venganza por sí mismo, ya que esa ley de “OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE” no era el pueblo civil quien la debía de aplicar, sino los jueces.

Vamos a la ley del antiguo testamento y veremos que en realidad esa ley de “OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE” es justa, cuando es utilizada de acuerdo a las directrices que Dios mismo da.

Deuteronomio 19: 15-21: “No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación. Cuando se levantare testigo falso contra alguno, para testificar contra él, entonces los dos litigantes se presentarán delante de Yahveh, y delante de los sacerdotes y de los jueces que hubiere en aquellos días. Y los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hubiere acusado falsamente a su hermano, entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti. Y los que quedaren oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti. Y no le compadecerás; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.

Como podemos ver, en realidad, la ley de “ojo por ojo y diente por diente” solamente la podían ejecutar los jueces, luego de una exhaustiva investigación. No podía la población civil tomar esa ley en sus propias manos para intentar buscar venganzas personales.

Esa era (y es) una ley justa, ya que, si alguien le hace mal a su prójimo de forma injusta, se le aplicaba esa ley, y el mal que una persona le hiciera a otra debía de pagarse con “ojo por ojo y diente por diente”. Vamos a leerlo:

Levítico 24:19-20: “Si un hombre hiere a su prójimo, según hizo, así se le haráFractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, así se le hará”.

Les aseguro a ustedes que si esa ley fuera aplicada por los gobiernos de la actualidad el índice de criminalidad y abusos reduciría en más de un 90 por ciento, ya que los criminales temerían la sentencia, ya que la ley de “ojo por ojo y diente por diente” incluía, en algunos casos, la pena de muerte. Vamos a leerlo:

Levítico 24: 17``Si un hombre quita la vida a cualquier ser humano, ciertamente ha de morir.”


Números 35:16: ``Pero si lo hirió con un objeto de hierro, y murió, es un asesino; al asesino ciertamente se le dará muerte.”

Pero, aun en caso de asesinato como estos mencionados, Dios siempre trata de que todo se haga de forma justa, ya que, para ejecutar sentencia de muerte, existen en la ley reglamentos que ahora pasamos a leer:

Números 35: 29-31: ``Estas cosas serán por norma de derecho para vosotros por vuestras generaciones en todas vuestras moradas. ``Si alguno mata a una persona, al asesino se le dará muerte ante la evidencia de testigos, pero a ninguna persona se le dará muerte por el testimonio de un solo testigo. ``Además, no tomaréis rescate por la vida de un asesino que es culpable de muerte, sino que de cierto se le dará muerte.”

Como podemos ver no se podía dar sentencia de muerte a una persona por el dicho de un solo testigo, aparte de que los jueces tenían que investigar a fondo el asunto antes de emitir algún juicio. Lo bueno de todo esto es que también en la ley hay severas leyes en contra de testigos falsos y en contra de jueces corruptos, vamos a leerlo:

Deuteronomio 19: 18-19: “Y los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hubiere acusado falsamente a su hermano, entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti. Y los que quedaren oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti”.


Deuteronomio 1: 16-17: “Y en aquella ocasión mandé a vuestros jueces, diciendo: ``Oíd los pleitos entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre un hombre y su hermano o el forastero que está con él. ``No mostraréis parcialidad en el juicio; lo mismo oiréis al pobre que al rico. No tendréis temor del hombre, porque el juicio es de Dios.”

Levítico 19: 15-16: ``No harás injusticia en el juicio; no favorecerás al pobre ni complacerás al rico, sino que con justicia juzgarás a tu prójimo. ``No andarás de calumniador entre tu pueblo; no harás nada contra la vida de tu prójimo; yo soy Yahveh.”

Como podemos ver la ley de “ojo por ojo y diente por diente” es buena y justa, y los jueces y testigos tenían que tener gran responsabilidad en aplicar la ley, ya que cualquier fraude entre jueces y testigos se pagaba con la muerte. Repito, si esa ley se estableciera en los gobiernos modernos la corrupción política acabaría, y también se controlaría la criminalidad civil. Entonces tenemos que esa ley no está motivada por venganza, sino por justicia, y para que los demás teman hacer mal al prójimo.

Por lo tanto, esos gurúes de la nueva era mienten al decir que esa ley de Dios no es justa, o que Dios es una especie de criminar al aplicar esa ley. Hay otro pasaje que esos individuos le han pervertido el significado, y es las siguientes palabras del señor Jesucristo:

Mateo 5:43= “OÍSTEIS QUE FUE DICHO: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.”

Parece que esos versiculeros necios no leen que la frase inicia diciendo: “OÍSTEIS QUE FUE DICHO”, ¿Qué quiere decir esto?: que es un dicho del pueblo. Ya que en ningún lugar de la ley del Antiguo Testamento se manda a odiar a los enemigos. El que no conozca la Biblia y escuche estas sandeces llegará a la conclusión de que el Nuevo Testamento fue escrito por Dios y sus enviados; pero que el Antiguo Testamento fue escrito por Satanás y sus secuaces.

No comprenden estos fabuleros, que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento son palabra de Dios; que el uno no puede contradecir al otro, porque Dios no se contradice a Sí mismo, ni cambia de convicciones. El Antiguo y el Nuevo Testamento no se contradicen, sino que se complementan; son dos partes cronológicamente distantes, de una misma unidad. Fíjense en que el Señor no dice que Dios mandó, o que Dios dijo, sino que les dice que “FUE DICHO”, a secas. Los gnósticos muchas veces citan el pasaje de Mateo 5:38-42 para hacernos creer que el Dios del Antiguo Testamento no es el Padre de Jesús, que es malvado y que promueve la venganza o el odio irracional en contra de los enemigos, mientras que Jesús promueve la mansedumbre. O como si Dios Padre fuera duro, vengativo, rencoroso, y Jesucristo fuera lo contrario, blando, perdonador y amoroso. SON BLASFEMIAS Y DISPARATES motivados por la ignorancia que de la Biblia poseen algunos.

En realidad, eso de “odia a tu enemigo” no existe en la ley de Dios; todo lo contrario: en realidad la frase “AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO” no nace en el nuevo testamento, sino que nace en el antiguo testamento: en la ley. Vamos a leerlo:

Levítico 19:17-18: “No abrigues en tu corazón odio contra tu hermano. Razona con tu prójimo, para que no te hagas cómplice de su pecado. No te vengues, ni guardes rencor contra los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo Yahveh.”

Aquí se lee esa preciosa frase de “ama a tu prójimo como a ti mismo” por el simple hecho de que esa frase fue Dios mismo quien la inspiró en su ley. Esa frase luego se repite en muchos versos del nuevo testamento. Lo dice Jesucristo en Mateo 29: 39, y la repite el apóstol Pablo en Romanos 13:8 y Gálatas 5:14, también en Santiago 2:8. Por lo tanto, el Dios del antiguo testamento es el principal promotor del amor y la justicia. Como vemos, es una necedad de marca mayor, y es, además, UN INSULTO, el decir que Dios “antes” predicaba la dureza, la inmisericordia, y hasta el odio, y que “ahora” predica el amor. Y no contentos con esto, estos necios promotores de la falsa religión NUEVA ERA (y también los ateos) se atreven a decir que nuestro Padre Yahveh es el mismo Satanás, de lo cual tendrán que darles cuentas a Dios.

Consejos excelentes que se recita en el nuevo testamento, como ese que reza: “cuando tu enemigo tenga hambre dale de comer, cuando tenga sed dale de beber” (Romanos 12:20), en realidad Dios lo inspiró, en primer lugar, en los profetas del antiguo testamento (Proverbios 25:21).

Veamos otros pasajes del Antiguo Testamento donde se predica el amor.

Éxodo 23:4-5= “Si encontrares el buey DE TU ENEMIGO o su asno extraviado, VUELVE A LLEVÁRSELO. Si vieres el asno DEL QUE TE ABORRECE caído debajo de su carga, ¿le dejarás entonces desamparado? SIN FALTA AYUDARÁS CON ÉL A LEVANTARLO.”

¿ven ustedes como Dios en su ley promueve la misericordia hacia los enemigos?

Además de esto, Dios no es racista, como dicen algunos, como si Dios solo tuviera su corazón para amar a la nación de Israel; todo lo contrario: DIOS AMA A LOS EXTRANJEROS Y ORDENA EN LA LEY DARLE UN BUEN TRATO A LAS PERSONAS DE OTRAS NACIONES, INCLUYENDO DARLE ASILO Y AYUDAR A LOS ESCLAVOS EXTRANJEROS FUGITIVOS. Vamos a leer varios pasajes de estas preciosas leyes:

Levítico 14:33-34: “No opriman a los extranjeros que habiten entre ustedes. Trátenlos como si fueran sus compatriotas, y ámenlos como a ustedes mismos, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto. Yo soy Yahveh tu Dios.”

Deuteronomio 10:18-19: “Yo soy Yahveh, que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.  Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.”

Deuteronomio 24: 17-18: “No pervertirás la justicia debida al forastero ni al huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda, sino que recordarás que fuiste esclavo en Egipto y que Yahveh tu Dios te rescató de allí; por tanto, yo te mando que hagas esto.”

Deuteronomio 23:15-16: “Si algún esclavo anda huyendo, no se lo devuelvas a su amo. Pero tampoco lo oprimas. Déjalo vivir entre tu gente, en alguna de tus ciudades que él escoja y en la que él quiera quedarse.

En el pasaje anterior vemos establecido EL DERECHO DE ASILO. El hombre que huye de otro, o de una institución, por cuestiones no delictivas, debe obtener nuestra acogida y amparo. No sólo eso, sino que se ordena que se le trate con el mismo respeto y los derechos de un nativo, así como con caridad. Además, vemos en esos pasajes como Dios ordena a tener cuidado y mostrar amor hacia los huérfanos y las viudas. Incluso Dios ordena que se debe tener un profundo respeto por los ancianos:

Levítico 19:32-34= 32. “Levántate delante de las canas. Muestra respeto ante los ancianos. Muestra temor ante tu Dios. Yo soy Yahveh.”

Otro acto de misericordia que enseña la ley es el desprendimiento de lo material con tal de socorrer a los pobres hambrientos, vamos a leerlo:

Levítico 23:22: “Cuando cosechen el trigo de sus campos, no sieguen hasta el último rincón ni recojan todas las espigas. Déjenlas para los pobres y los extranjeros. Yo soy Yahveh tu Dios.»

Una vez leídos los anteriores pasajes, yo me pregunto ¿cuántos de los que creen que el Antiguo Testamento era “duro” y “cruel” practican la caridad que en él se establece? ¿Cuántos de los que hablan tantas idioteces sobre la supuesta “crueldad de la ley de Dios” hacen lo que esa “cruel” ley de Moisés manda que se haga? ¿Cuántos apartan de su negocio o de sus ganancias una cantidad substancial para socorrer a los huérfanos, viudas y pobres en general? ¿Cuántos de ellos respetan a los ancianos levantándose con respeto delante de las canas, como establece la ley de Dios que ellos consideran “cruel”? ¿Cuántos ayudan a los extranjeros necesitados, como enseña que se haga la “cruel y dura” ley mosaica?

En el Antiguo Testamento, EL DIEZMO DE CADA TRES AÑOS, SE USABA ÍNTEGRAMENTE PARA OBRAS DE CARIDAD en favor de los huérfanos, en favor de las viudas, en favor de los extranjeros, y en favor de los levitas, que no tenían de qué sostenerse, sobre todo los que vivían en las ciudades del interior, según se ve en Deuteronomio 14:28-29. Así se administraban los diezmos, de acuerdo con la ley que lo estableció. Otro tanto nos dice Deuteronomio 26:12-13. Veamos:

Deuteronomio 14:22-29 “Indispensablemente diezmarás todo el producto de tu simiente, que rindiere el campo cada un año. Y comerás delante de Yahveh tu Dios en el lugar que él escogiere para hacer habitar allí su nombre, EL DIEZMO DE TU GRANO, DE TU VINO, Y DE TU ACEITE, Y LOS PRIMERIZOS DE TUS MANADAS, y de tus ganados, para que aprendas a temer a Yahveh tu Dios todos los días... AL CABO DE CADA TRES AÑOS SACARÁS TODO EL DIEZMO DE TUS PRODUCTOS DE AQUEL AÑO, Y LO GUARDARÁS EN TUS CIUDADES. Y VENDRÁ EL LEVITA, que no tiene parte ni heredad contigo, Y EL EXTRANJERO, Y EL HUÉRFANO, Y LA VIUDA, que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Yahveh tu Dios te bendiga en toda obra de tus manos que hicieres.”

Como vemos el sistema religioso del Antiguo Testamento, era altamente solidario. Daba cerca del 33 % (un tercio) de los beneficios que se recibían de los creyentes, para obras de caridad; es decir, el 33% del presupuesto de la organización religiosa del Antiguo Testamento, se dedicaba a caridad, al amor al prójimo. Por eso duele escuchar las necias acusaciones de muchos que, por charla sin control y sin pensar, se ponen a decir frases estériles tales como: “El Antiguo Testamento es la Escritura de la dureza, el Nuevo Testamento es la Escritura del amor”; “bajo la ley todo era crueldad, bajo la gracia hay amor”. No son más que unos tontos necios que ya de por cierto tiene su recompensa, y darán cuenta ante Dios el día del Juicio.

Ahora, debemos de estar claros que cuando el pueblo de Israel pecaba y se revelaba en contra de la ley de Dios, entonces Dios los castigaba duramente, incluso los enviaba al exilio (2 Reyes 24:14), pero cuando Dios veía que su pueblo se arrepentía, nuevamente los perdonaba y los defendía (Esdras 2:1). Esto quiere decir que Dios no hace acepción de personas, ni acepción de naciones.

Ahora, el Dios supremo, el dueño de toda la creación, extiende sus juicios también a otras naciones que no son israelitas, condenando a las naciones que hacen lo malo, y perdonando a las naciones que se arrepienten de sus pecados.

Por ejemplo; Dios destruye a los cananeos por la razón de que esas naciones cananeas tenían prácticas religiosas abominables y criminales. Pero esa orden de destruir a los cananeos por su maldad no fue algo que a Dios le vino como capricho del momento, para nada. Dios les Dio 400 años a los cananeos para ver si mejoraban su conducta, pero ellos nunca mejoraron, todo lo contrario, se hicieron más malos. Fíjense en Génesis 15.13-16 como Dios le dice a Abrahán que le estaba dando a las naciones cananeas una ventaja de 400 años, a ver si la maldad de ellos no llegaba hasta el cielo.

Cuando el tiempo se cumplió, 400 años después, los pueblos cananeos habían llegado al colmo de su maldad, sus aberraciones llegaban hasta el cielo, por lo cual Dios ordena su exterminio, vamos a leerlo:

Deuteronomio 18: 9-14: “Cuando entres a la tierra que Yahveh tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Yahveh cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Yahveh tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Yahveh tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; más a ti no te ha permitido esto Yahveh tu Dios.

Como podemos ver las practicas satánicas de los cananeos eran horrendas; incluso hacían sacrificios humanos, asesinando a sus propios hijos en honor a sus dioses. Por esta razón Dios envió al pueblo de Israel a destruir a todos los cananeos. Bueno, ya que acabamos de mencionar que Dios ordenó la destrucción de todos los cananeos, los ateos acusan a Dios de infanticidio, ya que ordena matar a todos los niños cananeos. El primer lugar, los que estaban asesinando a sus propios hijos sacrificándolos a esos dioses falsos eran precisamente los mismos cananeos. En segundo lugar, Dios ordena que esos niños sean eliminados en el exterminio de la raza cananea para que luego esos niños, al crecer, no tomaran venganza en contra del pueblo de Dios, y para que no intentaran hacer liga sanguínea con Israel, para que luego no indujeran al pueblo a la idolatría y demás perversiones (Deuteronomio 7.3-4); y, además, como esos niños no habían cometido ni bien ni mal, al morir eran inocentes, por lo cual Dios les dará un buen lugar el día de la resurrección; así Dios evitó que esos niños en el juicio final sean destruidos en el lago de fuego. Además de todo esto, entre los pueblos cananeos había naciones contaminadas con el gen nefilim, es decir: eran seres genéticamente manipulados por el diablo y sus demonios; hombres infraumanoides que crecían a tamaños descomunales, gigantes, y eran totalmente malvados, y esa es otra de las razones por la Dios ordena destruir todas esas naciones (Deuteronomio 9:2-3). Por lo tanto, Dios tenía muy buenas razones para destruir a los cananeos.

Dios también estaba enojado con los ninivitas y los iba a destruir, pero los habitantes de la ciudad de Nínive, a diferencia de los cananeos, se arrepintieron de sus maldades cuando escucharon la advertencia divina por boca del profeta Jonás, y Dios (que tiene misericordia) no destruyó a los ninivitas. Por lo tanto, vemos un balance en la actitud del señor, cuando Él ve verdadero arrepentimiento es rápido en perdonar. En realidad, Dios no quiere la muerte del pecador, lo que el quiere es que el pecador se arrepienta y se aparte del mal, pero evidentemente, si la persona persiste en hacer el mal, entonces Dios lo destruye. Vamos a leerlo:


Ezequiel 33:11 “Diles: ``Vivo yo--declara el Señor DIOS-- ``que no me complazco en la muerte del impío, sino en que el impío se aparte de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos.”

Isaías 55:7: “Abandone el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al SEÑOR, que tendrá de él compasión, al Dios nuestro, que será amplio en perdonar.”

2 Pedro 3:9: “El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.”

Dios destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra porque no encontró ni un solo justo allí, y porque tenían practicas aberrantes parecidas a los cananeos, aparte de la perversión sexual. Dios envió fuego del cielo y los destruyo por completo. En el libro de judas, versículos del 7 al 8 leemos que esa destrucción de Sodoma y Gomorra es un ejemplo de lo que sucederá en el futuro juicio final, en el cual Dios destruirá a todos los impíos, al diablo y sus ángeles en un lago de fuego, y para siempre dejarán de existir.

Entonces, como dijimos más arriba, tenemos que Dios no es racista, y EL mismo ha diseñado la forma de como salvar a personas de todas las naciones, a través del evangelio del señor Jesucristo. Vamos a leerlo:


Apocalipsis 5: 9-10: “Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra.”

Marcos 16:15-16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.”

Romanos 12: 11-12: “Y de nuevo: ALABAD AL SEÑOR TODOS LOS GENTILES, Y ALÁBENLE TODOS LOS PUEBLOS. Y a su vez, Isaías dice: RETOÑARA LA RAÍZ DE ISAI, EL QUE SE LEVANTA A REGIR A LOS GENTILES; LOS GENTILES PONDRÁN EN EL SU ESPERANZA.”

La salvación de gentes de todas las naciones ya estaba profetizada desde el antiguo testamento, lo cual deja claro que nuestro Dios no solo ama a la nación de Israel, sino que tiene misericordia de todas las naciones, vamos a leerlo:


Isaías 49:6: “dice El: Poca cosa es que tú seas mi siervo, para levantar las tribus de Jacob y para restaurar a los que quedaron de Israel; también te haré luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.”

Daniel 7:14: “Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.”

Continuando con el tema de la ley: también hay leyes justas para condenar a muerte a los secuestradores y para aquellos que atacan a su padre o a su madre, vamos a leerlo:
Éxodo 21: 15-17: “El que hiera a su padre o a su madre, ciertamente morirá. El que secuestre a una persona, ya sea que la venda o sea hallada en su poder, ciertamente morirá. El que maldiga a su padre o a su madre, ciertamente morirá.”

Sin duda alguna estas son leyes muy justas y santas, que, si algún gobierno en este mundo las hace cumplir, se convertiría en el país más seguro del mundo.

Ahora, observen por ustedes mismos, que todas esas leyes justas que hemos venido mencionando, se encuentran también en el nuevo testamento. Miren aquí en 1 Timoteo 1: 9-11 como el apóstol Pablo lo resume:
“Reconociendo esto: que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los inmorales, para los pervertidos sexuales, secuestradores, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es contraria a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que me ha sido encomendado.”

Por lo tanto: todos estos preceptos de la ley civil, la ley moral, y la ley de los jueces son apoyados literalmente en el nuevo testamento, ya que el mismo apóstol Pablo asegura que la ley es JUSTA, BUENA Y SANTA. Vamos a leerlo.

Romanos 7: 12: “Así que la ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno.”

 

2) ¿POR QUE LOS SACRIFICIOS DE ANIMALES?

 

Bien, antes de continuar describiendo los preceptos de la ley, los cuales continúan vigentes hasta hoy, y continuaran vigentes “hasta que haya cielo nuevo y tierra nueva”, vamos a hablar brevemente de cuales preceptos de la ley es que ya no están vigentes para la iglesia.

Esos religiosos, sean de los promotores de LA NUEVA ERA, o promotores del ateísmo, dicen que el Dios del antiguo testamento era un Dios sanguinario, por el hecho de que establece en la ley los rituales de sacrificios de animales.

Lo que sucede es que esos necios no entienden que esos sacrificios simplemente eran provisorios, hasta que en el futuro se manifestara el señor Jesucristo. Esos sacrificios de animales servían para cubrir los pecados del pueblo, ya que sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado, vamos a leerlo:


Hebreos 9: “Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados.”

Ciertamente todo ser humano en esta tierra ha pecado, desde Adán hasta hoy, por lo cual todos están destituidos de la gloria de Dios, ya que el pecado consiste en transgredir la ley de Dios, y quien viole la ley del creador, es reo de muerte, vamos a leerlo:

1 Juan 3: 4: “Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley.”

Es lo mismo que sucede en todo gobierno: existen leyes que, si se violan, se paga un precio. El padre celestial es el creador de todas las cosas, y es dueño de todo, y él ha establecido sus leyes, que, al ser violadas, quien haga tal es reo de muerte. Entonces, como Dios no quiere la muerte del ser humano, sino que este se arrepienta y viva, ha permitido que los pecados cometidos por los humanos en contra de la ley de Dios sean cubiertos a través de la vida de un inocente, en este caso el cordero del sacrificio. Vamos a leerlo:


Levítico 6: 6-7: “Entonces traerá al sacerdote su ofrenda por la culpa para el SEÑOR, un carnero sin defecto del rebaño, conforme a tu valuación como ofrenda por la culpa, y el sacerdote hará expiación por él delante del SEÑOR, y le será perdonada cualquier cosa que haya hecho por la cual sea culpable.”

Noten que Dios jamás pidió que se realizaran rituales con sacrificios humanos, esto es muy importante que usted lo tenga presente; todo lo contrario: Dios prohíbe terminantemente los sacrificios de seres humanos, ya que, evidentemente, precisamente los sacrificios de animales eran para evitar la condena de los humanos pecadores, vamos a leerlo:

Deuteronomio 12:31: “No procederás así para con Yahveh tu Dios, porque toda acción abominable que Yahveh odia ellos la han hecho en honor de sus dioses; porque aún a sus hijos y a sus hijas queman en el fuego en honor a sus dioses.”

Dios condena a muerte a aquellos que intenten hacer sacrificios de seres humanos, lo pueden leer en Levítico 20: 2, ya que para Dios es algo muy detestable los sacrificios de personas, es más: ESE TIPO DE SACRIFICIOS A DIOS NI SIQUIERA LE PASÓ JAMÁS POR LA CABEZA, vamos a leerlo:

Jeremías 32:35: “Y edificaron los lugares altos de Baal que están en el valle de Ben-hinom, para hacer pasar por el fuego a sus hijos y a sus hijas en honor de Moloc, lo cual no les había mandado, ni me pasó por la mente que ellos cometieran esta abominación, para hacer que Judá pecara.”

Como hemos visto: Dios aborrece los sacrificios humanos. Ahora regresemos al tema de los sacrificios provisorios de animales; esos sacrificios de animales solo servían para “cubrir” los pecados, no quitaba los pecados, era algo provisorio hasta que hiciera su aparición el señor Jesucristo, al cual Dios el padre envió a la tierra para hacer “UN NUEVO PACTO EN SU SANGRE.” Vamos a leerlo:

Mateo 26: 28: “porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”

En realidad, al Dios padre jamás le agradaron los sacrificios de animales,

vamos a leerlo:

Hebreos 10: 1-10: “Pues ya que la Ley sólo tiene la sombra de los bienes futuros y no la forma (imagen) misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ellos ofrecen continuamente año tras año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera, ¿no habrían cesado de ofrecerse, ya que los adoradores, una vez purificados, no tendrían ya más conciencia de pecado? Pero en esos sacrificios hay un recordatorio de pecados año tras año. Porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados. Por lo cual, al entrar Cristo en el mundo, dice: "SACRIFICIO Y OFRENDA NO HAS QUERIDO, PERO UN CUERPO HAS PREPARADO PARA MI; EN HOLOCAUSTOS Y sacrificios POR EL PECADO NO TE HAS COMPLACIDO. ENTONCES DIJE: 'AQUÍ ESTOY, YO HE VENIDO (EN EL ROLLO DEL LIBRO ESTA ESCRITO DE MI) PARA HACER, OH DIOS, TU VOLUNTAD. Habiendo dicho anteriormente: "SACRIFICIOS Y OFRENDAS Y HOLOCAUSTOS, Y sacrificios POR EL PECADO NO HAS QUERIDO, NI en ellos TU TE HAS COMPLACIDO" (los cuales se ofrecen según la Ley), entonces dijo: "HE AQUÍ, YO HE VENIDO PARA HACER TU VOLUNTAD." quita lo primero para establecer lo segundo. Por esa voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida una vez para siempre.”

Lo que Jesús hiso en el madero de tormento no debe tomarse como un sacrificio humano como esos sacrificios que los paganos hacen a sus dioses falsos, en realidad Jesús se ofreció voluntariamente: es decir: ofreció su vida justa para que sus seguidores (y todos los que creen en él) pudiera vivir. Vamos a leerlo:
 

Juan 10: 11: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas.”

Juan 10:18: “Nadie me quita la vida, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de mi Padre.

Juan 15:13: “Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos.”

Jesús fue clavado en un madero de tormentos, no porque el padre celestial le tuviera torturando, sino por los pecados y la rebelión de los israelitas, los cuales le pidieron a Pilatos que Jesús fuera ejecutado. Lo que sucede es que la vida santa que siempre mostró el señor Jesucristo era una amenaza para esa vida hipócrita, criminar y abusiva en la cual vivían los líderes judíos, ya que Jesús los confrontaba en público y los desenmascaraba, y por estas razones ellos querían ver a Jesús muerto.

Pero Dios, que es muy sabio, permitió que aquel inocente muriera de esa manera tan injusta, y de esa forma logró la expiación perfecta para perdonar y quitar todos los pecados de una vez y por todas, ya que el señor Jesucristo jamás cometió pecado ni se hayo mentira en su boca, vamos a leerlo:


1 Pedro 2: 22-23: “EL CUAL NO COMETIÓ PECADO, NI ENGAÑO ALGUNO SE HALLO EN SU BOCA; y quien cuando le ultrajaban, no respondía ultrajando; cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a aquel que juzga con justicia.”

Jesús fue asesinado sin haber cometido pecado, ni jamás en toda su vida como ser humano había infringido la ley de Dios, por lo cual, a vista de Dios, él no merecía morir, ya que la ley de Dios no podía acusar ni condenar a Jesús. Es por esta causa que Dios le levantó de entre los muertos al tercer día, devolviéndole la vida, en este caso: UNA VIDA TOTALMENTE INMORTAL Y ETERNA, vamos a leerlo:

Hechos 5:30,31: “El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros habíais matado colgándole en un madero.”

Romanos 6: 8-9: “Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con El, sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre El. Porque en cuanto El murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto vive, vive para Dios.”

En realidad, el señor Jesucristo sabía de antemano a lo que iba, y decidió obedecer y someterse hasta la muerte, ofreció su vida sabiendo que los líderes judíos y los romanos le proporcionarían una muerte muy dolorosa y cruel; pero así Jesús abrió el camino que dirige a las personas hacia el padre, ya que a través de la vida entregada por un justo los injustos que creen en él quedan justificados: Jesús pagó con su vida el precio que la justicia divina demandaba, de este modo los injustos pueden ser justificados simplemente por ejercer fe y creer en el hijo de Dios. Somos salvos por los méritos de él. Jesús aceptó el reto de entregar su vida voluntariamente, siendo sin culpa, ya que jamás cometido pecado ni nunca infringió la ley de Dios, para poder obtener el poder sobre la muerte, y de este modo deshacer a aquel que tenía el imperio de la muerte, es decir: el diablo.

Hebreos 2:14-15: “Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, y librar a los que, por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida.”

Este fue el modo en que Dios preparó a Jesús para que ahora, siendo Jesús inmortal y eterno, tome el puesto de sumo sacerdote en el cielo y siempre interceda por aquellos que creen en él, es decir: la iglesia.

Hebreos 4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado.

Hebreos 2:10 Porque convenía que aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al autor de la salvación de ellos.

Por lo tanto, a través de la justicia del señor Jesucristo, Dios imparte salvación y perdón de pecados para todos aquellos que creen en él:

1 Pedro 3:18: “Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.”

Colosenses 1: 13-14: “Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado, en quien tenemos redención: el perdón de los pecados.

Es por esto que Dios soportó por un tiempo el ritual de sacrificios de animales, no es que a Dios les agradaba esos sacrificios, pero eran necesario hasta que apareciera Cristo en escena, y entregara su vida para terminar de una vez por toda con el pecado. Ahora, a través de la fe en Jesucristo, los sacrificios que le agrada al padre celestial es que sus criaturas busquen la santidad, lo adoren y le obedezcan, ya no es necesario más sacrificios de animales, vamos a leerlo:


Salmos 69: 16-17: “Porque no te deleitas en sacrificio, de lo contrario yo lo ofrecería; no te agrada el holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás.”

Hebreos 13:15: “Por tanto, ofrezcamos continuamente mediante Jesús, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan su nombre.”

1 Pedro 2:5: “también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”

Por lo tanto, aquellos que acusan al Dios padre, llamándole sanguinario por causa de los antiguos rituales de sacrificios de animales, es simplemente porque nunca se han detenido a analizar lo que en realidad enseña la biblia sobre este tema. Ya ha quedado demostrado que a Dios jamás les gustó esos sacrificios, y que eso era provisorio. Después de lo que Jesús hiso en el madero, entregando su vida, ya esos sacrificios de animales no son necesarios. Esa parte ritual de sacrificio ha sido abolida para la iglesia, esa parte de la ley ya no es necesario para los cristianos; como tampoco es necesario para los cristianos circuncidarse el pene o guardar el día sábado, ya que la circuncisión y guardar el sábado eran reglamentos solo para la nación de Israel, no para las naciones gentiles.

pero la ley civil y parte del decálogo si ha de continuar vigente hasta que haya cielo nuevo y tierra nueva.

 

3) DIOS CONTINÚA USANDO LA LEY PARA SEÑALAR LO QUE ES PECADO Y CONDENAR A LOS PECADORES.

 

Ciertamente la ley continua vigente. Lo único que ha sido abolido en esta temporada de la gracia para la iglesia de Cristo es solamente los sacrificios de animales en los rituales de la ley, también las diferentes fiestas israelitas, como también el guardar el sábado y circuncidarse el pene: todo esos rituales y requisitos ya no son necesarios en la iglesia de Jesucristo, ya que esos rituales eran simples sombras hasta que llegara la fe en Jesucristo. Ahora en cristo la circuncisión es espiritual, del corazón, quitando de nuestras vidas el hombre viejo viciado que teníamos antes y vistiéndonos de un hombre nuevo (Efesios 4:23-25): ahora nuestro reposo es Jesucristo en persona, un descanso eterno, por lo que ya no es necesario guardar un día de la semana, como el sábado, de forma religiosa.

Pero la ley civil y parte de la ley del decálogo continuarán vigentes hasta que haya “cielo nuevo y tierra nueva”, ya que esas leyes son las que Dios usa para juzgar al mundo. El mismo señor Jesucristo dijo que la ley aún está vigente, vamos a leerlo:

Mateo 5: 17-19: “No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.”

En cuanto a la ley, Jesús la resumió en dos mandamientos, cuando le preguntaron cuáles eran las partes más importantes de la ley, vamos a leerlo:


Mateo 22: 34-40: “Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”

Estos son los dos mandamientos que guardamos nosotros los verdaderos cristianos, ya que nosotros amamos a Dios y amamos a nuestro prójimo.

El apóstol pablo resumió la ley del decálogo a un solo mandamiento, vamos a leerlo:


Romanos 13: 8-10: “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley. Porque esto: NO COMETERÁS ADULTERIO, NO MATARAS, NO HURTARAS, NO CODICIARAS, y cualquier otro mandamiento, en estas palabras se resume: AMARAS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO. El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley.” Los verdaderos cristianos que tienen el espíritu santo se les hace muy fácil cumplir con esta ley, ya que estamos desarrollando en nosotros los frutos del espíritu.

Ciertamente, desarrollando los frutos del espíritu (gálatas 5: 22-23) como el amor, la paz, la mansedumbre, el dominio propio, etc jamás le haremos mal a nuestro prójimo, y de este modo la ley no nos puede acusar ni condenar, ya que contra tales frutos NO HAY LEY, vamos a leerlo:
Gálatas 5: 22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Es por estas razones que el verdadero cristiano no está llamado a predicar la ley, sino que está llamado a predicar el evangelio del señor Jesucristo, es decir: la salvación a través de la fe en la persona de cristo (Marcos 16:15). El evangelio no está basado en los preceptos de la ley, sino que está basado en la muerte y resurrección del señor Jesucristo, y de recibir el perdón de pecados por su persona, vamos a leerlo:


Lucas 24: 46-48: y les dijo: Así está escrito, que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día; y que en su nombre se predicara el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas.”

De esta manera el verdadero cristiano se hace ministro de un nuevo pacto, no del pacto antiguo basados en las letras escritas en piedra en la ley (ya que esa letra mata, es decir: señala y condena a muerte al pecado y a quienes comenten pecado), sino un nuevo pacto en el espíritu basado en los hechos del señor Jesucristo, lo pueden leer en 2 corintios 3: 6-13. Es por eso que nosotros los verdaderos cristianos no nos justificamos ante Dios por guardar estos mandamientos, como amar a Dios y amar al prójimo, sino que nosotros guardamos estos mandamientos “EN CRISTO”, es decir: reconociendo que solo a través de los méritos del señor Jesucristo podemos ser justos ante Dios.

La base de la ley es el amor, como demostramos anteriormente, para que nadie le haga mal al prójimo, y resulta que la base del evangelio también es el amor, tal y como se los dijo Jesucristo a sus apóstoles en Juan 13:34-35, la diferencia es que a través del evangelio de Jesucristo existe una gracia y una verdad especial, y es que las personas que aceptan el sacrificio hecho por Jesús en el madero, ahora son justificadas por esa obra de Jesús, y no se justifican por las obras de la ley. Vamos a leerlo: 
Juan: 1: 17: “Porque la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo.”

La ley tiene gracia, tiene amor y tiene verdad, eso es cierto; pero en el evangelio del señor Jesucristo esos atributos se maximizan. Ya que ahora Dios el padre, el juez justo, ve en los creyentes en Jesucristo a Jesucristo mismo, es decir: la justicia hecha por el señor Jesucristo entregando su vida justa a cambio de los injusto que habían de creer en él, y ser esos creyentes de este modo justificados.

1 Pedro 3: 18: “Porque Cristo mismo sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. El justo por los injustos para llevarlos a ustedes a Dios. En su fragilidad humana, murió; pero resucitó con una vida espiritual.”

Nadie en esta tierra ha podido cumplir todo lo que la ley de Dios requiere de manera perfecta, sin pecar jamás, el único que ha logrado tal prodigio, estando en forma de ser humano, fue únicamente el señor Jesucristo. Todos los seres humanos, unos a menor grado, otros a grado medio y otros a grados terribles han cometido uno que otro pecado en el trayecto de la vida, no así el señor Jesucristo; él jamás pecó ni se encontró engaño en su bocaY esa vida inocente y justa fue la que Jesús entregó a cambio de sus ovejas, es decir: aquellos que ejercen fe en él, de ese modo la vida justa del señor Jesucristo es pasada a aquellos que creen en él, y de ese modo el verdadero cristiano queda justificado ante Dios, no por justificarse por la ley, sino por la justicia del mismo Jesucristo. Vamos a leerlo:
Romanos 8: 3-4: “Porque Dios ha hecho lo que la ley de Moisés no pudo hacer, pues no era capaz de hacerlo debido a la debilidad humana: Dios envió a su propio Hijo en condición débil como la del hombre pecador y como sacrificio por el pecado, para de esta manera condenar al pecado en esa misma condición débil. Lo hizo para que nosotros podamos cumplir con las justas exigencias de la ley, pues ya no vivimos según las inclinaciones de la naturaleza débil o humana sino según el Espíritu.” (versión Dios habla hoy).

En los siguientes pasajes del libro a los romanos se resume todo el plan de salvación diseñado por Dios a través del señor Jesucristo:

“Pues cuando nosotros éramos incapaces de salvarnos, Cristo, a su debido tiempo, murió por los pecadores. No es fácil que alguien entregue su vida en lugar de otra persona. Ni siquiera en lugar de una persona justa; aunque quizás alguien estaría dispuesto a morir por la persona que le haya hecho un gran bien. Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió a favor de nosotros. Y ahora, después que Dios nos ha hecho justos mediante la muerte de Cristo, con mayor razón seremos salvados del castigo final por medio de él.  Porque si Dios, cuando todavía éramos sus enemigos, nos reconcilió consigo mismo mediante la muerte de su Hijo, con mayor razón seremos salvados por su vida, ahora que ya estamos reconciliados con él. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, pues por Cristo hemos recibido ahora la reconciliación.” Romanos 5: 6-11.

Entonces preguntamos: si ya tenemos la salvación asegurada a través de Jesucristo ¿Por qué continua existiendo la ley?.

La ley de Dios existe porque es la regla que da a conocer lo que es pecado, y no solo da a conocer lo que es pecado, sino que también condena el pecado; vamos a leerlo:

Romanos 7: 7: “¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? ¡De ningún modo! Al contrario, yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la ley; porque yo no hubiera sabido lo que es la codicia, si la ley no hubiera dicho: NO CODICIARAS.”

Esa es la función de la ley, dar a conocer el pecado y condenar lo que es pecado.

Ciertamente si una persona guarda toda la ley se puede justificar y salvar, pero lamentablemente es muy difícil para el ser humano someterse y guardar toda la ley sin cometer un solo error. Aquellos que quisieran justificarse ante Dios tratando de guardar toda la ley, no solo la ley del decálogo, sino también otros preceptos y rituales de la ley que evidentemente no están diseñados para la iglesia, como la circuncisión o guardar el sábado, ciertamente caerían en maldición, ya que, si una persona guarda toda la ley, pero falla en un solo punto de la ley, entonces la ley le condena. Vamos a leerlo:

Santiago 2: 10-11: “Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto, se ha hecho culpable de todos. Pues el que dijo: NO COMETAS ADULTERIO, también dijo: NO MATES. Ahora bien, si tú no cometes adulterio, pero matas, te has convertido en transgresor de toda la ley.”

Por lo tanto, cuando alguien pretende justificarse tratando de guardar toda la ley, cae en maldición, no porque la ley sea mala, sino porque el ser humano esta propenso a caer en algún pecado. Es por esto que la fe en el sacrificio de Jesús nos libra de la maldición de la ley, ya que Jesús sí que pudo cumplir por nosotros todo lo que la ley requería, y esos méritos de Jesucristo, al dar su vida justa por nosotros, nos hace libres del castigo de la ley, vamos a leerlo:

Gálatas 3: 10-14: “Quienes ponen su confianza en la ley están bajo maldición, porque la Escritura dice: «Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.» Por tanto, está claro que nadie es reconocido como justo en virtud de la ley; pues la Escritura dice: «El justo por la fe vivirá.» Pero la ley no se basa en la fe, sino que dice: «El que cumpla la ley, vivirá por ella.» Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por causa nuestra, porque la Escritura dice: «Maldito todo el que muere colgado de un madero.» Esto sucedió para que la bendición que Dios prometió a Abraham alcance también, por medio de Cristo Jesús, a quienes no son israelitas; y para que por medio de la fe recibamos todos el Espíritu que Dios ha prometido.”

Mas adelante, en otros capítulos del manual bíblico doctrinal, vamos a continuar profundizando en el tema de la ley, pero aquí ya hemos plantado lo básico.

Cabe solo resumir que el verdadero cristiano está muerto para la ley, es decir: ya la ley no puede acusar de pecado a aquel que ha sido justificado a través del señor Jesucristo.

Romanos 7: 4-6: “Así también, ustedes, hermanos míos, al incorporarse a Cristo han muerto con él a la ley, para quedar unidos a otro, es decir, a aquel que después de morir resucitó. De este modo, podremos dar una cosecha agradable a Dios.  Porque cuando vivíamos como pecadores, la ley sirvió para despertar en nuestro cuerpo los malos deseos, y lo único que cosechamos fue la muerte. Pero ahora hemos muerto a la ley que nos tenía bajo su poder, quedando así libres para servir a Dios en la nueva vida del Espíritu y no bajo una ley ya anticuada.”

Gálatas 2: 19-21: “Porque por medio de la ley yo he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo he sido clavado en un madero, y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí. No quiero rechazar la bondad de Dios; pues si se obtuviera la justicia por medio de la ley, Cristo habría muerto inútilmente.”

Entonces, como ahora tenemos en nosotros el espíritu de cristo que nos capacita para desarrollar los frutos del espíritu, esto nos ayuda completamente a amar a Dios y a amar al prójimo de forma pura, ya que debemos recordar que el señor Jesucristo redujo a solo dos mandamientos lo que la ley requiere. A saber, amar a Dios con todo nuestra mente y corazón, y amar al prójimo: estos son los únicos dos mandamientos que exige el señor Jesucristo, y estos mandamientos los guardamos o cumplimos “EN CRISTO”: de este modo ya la ley no puede acusarnos de nada, hemos muerto para la ley, cuando somos justificados por Jesucristo.

Entonces ahora la ley, la cual continúa haciendo su función de señalar lo que es pecado y condenar el pecado, se aplica a aquellos que no son justos, sino que se aplica a quienes son injustos, vamos a leerlo:


1 Timoteo 1: 8-11: “Sabemos que la ley es buena, si se usa de ella conforme al propósito que tiene. Hay que recordar que ninguna ley se da para el justo. La ley tiene en cuenta a los rebeldes y desobedientes, a los malvados y pecadores, a los que no respetan a Dios ni a la religión, a los que matan a su padre o a su madre, a todos los asesinos, a los que cometen inmoralidades sexuales, a los homosexuales, a los traficantes de esclavos, a los mentirosos y a los que juran en falso; es decir, a los que hacen cosas que van en contra de la sana doctrina. Y esto es lo que enseña el glorioso evangelio que el Dios bienaventurado me ha encargado.

En el siguiente pasaje de Romanos el apóstol pablo lo resume todo, dando a demostrar que todo el diseño de la obra de salvación a través de la fe en Jesucristo es idea directa del mismo padre celestial, ya que el Dios supremo está consciente de que los seres humanos, débiles por los deseos de la carne, jamás podrían por sí solos guardar toda la ley, de este modo los que ejercen fe en Jesucristo quedan justificados por los méritos del mismo Jesucristo, mientras que el resto del mundo queda bajo el juicio de Dios.  veamos:

Romanos 3: 19-31: “Sabemos que todo lo que dice el libro de la ley, lo dice a quienes están sometidos a ella, para que todos callen y el mundo entero caiga bajo el juicio de Dios; porque nadie podrá decir que ha cumplido la ley y que Dios debe reconocerlo como justo, ya que la ley solamente sirve para hacernos saber que somos pecadores. pero ahora, sin la ley, Dios ha mostrado de qué manera nos hace justos, y esto lo confirman la misma ley y los profetas: por medio de la fe en Jesucristo, Dios hace justos a todos los que creen. Pues no hay diferencia: todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios. Pero Dios, en su bondad y gratuitamente, los hace justos, mediante la liberación que realizó Cristo Jesús. Dios hizo que Cristo, al derramar su sangre, fuera el instrumento del perdón. Este perdón se alcanza por la fe. Así quería Dios mostrar cómo nos hace justos: perdonando los pecados que habíamos cometido antes, porque él es paciente. Él quería mostrar en el tiempo presente cómo nos hace justos; pues, así como él es justo, hace justos a los que creen en Jesús. ¿Dónde, pues, queda el orgullo del hombre ante Dios? ¡Queda eliminado! ¿Por qué razón? No por haber cumplido la ley, sino por haber creído. Así llegamos a esta conclusión: que Dios hace justo al hombre por la fe, independientemente del cumplimiento de la ley. ¿Acaso Dios es solamente Dios de los judíos? ¿No lo es también de todas las naciones? ¡Claro está que lo es también de todas las naciones, pues no hay más que un Dios: el Dios que hace justos a los que tienen fe, ¡sin tomar en cuenta si están o no están circuncidados! Entonces, ¿con la fe le quitamos el valor a la ley? ¡Claro que no! Más bien afirmamos el valor de la ley. (versión Dios habla hoy).

Llegado este punto debemos preguntarnos ¿Cómo juzga Dios a aquellos que nunca han oído o conocido el evangelio del señor Jesucristo? ¿Cómo juzga Dios a aquellos que nunca han escuchado o conocido los preceptos de la ley? Simple: serán juzgados por sus conciencias; vamos a leerlo:

Romanos 2: 12-16: “Todos los que pecan sin haber tenido la ley de Moisés, perecerán sin esa ley; y los que pecan a pesar de tener la ley de Moisés, por medio de esa misma ley serán juzgados. Pues no son justos ante Dios los que solamente oyen la ley, sino los que la obedecen. Porque cuando los que no son judíos ni tienen la ley hacen por naturaleza lo que la ley manda, ellos mismos son su propia ley, pues muestran por su conducta que llevan la ley escrita en el corazón. Su propia conciencia lo comprueba, y sus propios pensamientos los acusarán o los defenderán, el día en que Dios juzgará los secretos de todos por medio de Cristo Jesús, conforme al evangelio que yo anuncio.”

Ese pasaje de romanos deja muy claro que todos aquellos que jamás conocieron la ley de Dios y no conocieron el evangelio del señor Jesucristo, serán juzgados de acuerdo a las obras de sus propias conciencias, es decir: el bien o mal que hicieron en sus vidas, ya que la conciencia es un mecanismo de cordura que Dios ha colocado en medio del área del pensamiento. Toda persona dará cuenta por sus acciones, ya que la misma conciencia los ha de defender si hicieron lo bueno, y esa misma conciencia los ha de acusar si hicieron lo malo, ya que nada queda oculto ante Dios, El parámetro en el juicio final es la ley, y la conciencia de cada quien, junto a sus obras, se confrontará con los reglamentos de la ley.

En la segunda resurrección, que es la resurrección de justos e injustos, todos serán juzgados de acuerdo a sus obras, comparando esas obras con los reglamentos del libro de la ley, y Dios mismo, el gran juez, es quien dirige el juicio final. Los que hicieron lo bueno a la medida de sus conciencias van a obtener vida eterna, en cambio los que hicieron lo malo serán destruidos en un lago de fuego, vamos a leerlo:

Apocalipsis 20: 11-15: “Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él. Delante de su presencia desaparecieron completamente la tierra y el cielo, y no se los volvió a ver por ninguna parte. Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; y fueron abiertos los libros, y también otro libro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con sus hechos y con lo que estaba escrito en aquellos libros. El mar entregó sus muertos, y el reino de la muerte entregó los muertos que había en él; y todos fueron juzgados, cada uno conforme a lo que había hecho. Luego el reino de la muerte fue arrojado al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda, y allí fueron arrojados los que no tenían su nombre escrito en el libro de la vida.”

En cambio, la iglesia del señor Jesucristo no ha de pasar por ese juicio, ya que la iglesia del señor Jesucristo, previamente, mil años antes del juicio final, ya había resucitado, en la primera resurrección, en la cual también resucitan los patriarcas y profetas del antiguo testamento. Vamos a leerlo:

Apocalipsis 20: 4-6: “Vi tronos, y en ellos estaban sentados los que habían recibido autoridad para juzgar. Vi también las almas de aquellos a quienes les cortaron la cabeza por haber sido fieles al testimonio de Jesús y al mensaje de Dios. Ellos no habían adorado al monstruo ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente o en la mano. Y vi que volvieron a vivir y que reinaron con Cristo mil años. Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta después de los mil años. Ésta es la primera resurrección. ¡Dichosos los que tienen parte en la primera resurrección, pues pertenecen al pueblo santo! La segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él los mil años.”

La iglesia resucita en la primera resurrección, no para ser juzgada de acuerdo a la ley, sino para recibir al señor Jesucristo en el aire en su segunda venida, y para recibir galardones de acuerdo a su previa dedicación en la predicación del evangelio, y reinar con cristo mil años;  en cambio los que resucitan en la segunda resurrección, después del milenio, serán juzgados midiendo sus obras en comparación con la ley, y los que no se hallaron en el libro de la vida serán destruidos en un lago de fuego.

Es entonces, luego de ese juicio final, que Dios crea “nuevos cielos y tierra nueva” (apocalipsis 21), y la ley ya por fin deja de funcionar, ya que desde allí en adelante todos los seres redimidos serán totalmente perfectos y espirituales, y además porque el mismo señor Jesucristo profetizo que la ley solo perduraría hasta que haya cielo nuevo y tierra nueva, lo pueden leer en Mateo 5: 17-19.

Bien, resumiendo toda esta parte, hemos conocido que la ley es buena, justa y santa, ya que señala el pecado y lo condena. Vemos que el Dios del antiguo testamento es el mismo Dios justo y amoroso del nuevo testamento; hemos conocido que la iglesia de Jesucristo no se justifica ante Dios usando la ley, sino por los méritos del señor Jesucristo, por lo cual el verdadero cristiano no guarda la ley ritual de sacrificios, ni guarda el sábado ni practica la circuncisión. y hemos conocido que ley estará vigente hasta que haya cielo nuevo y tierra nueva.


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