lunes, 14 de febrero de 2022

PARTE 17. CAPÍTULO 13: ¿DONDE ESTABA JESUCRISTO ESOS TRES DÍAS DE SU MUERTE?

 

JESUCRISTO: EL HIJO UNIGÉNITO Y PRIMOGÉNITO DEL PADRE: LA DOCTRINA DE “EL PADRE Y EL HIJO”.

17.

Por Alexander Gell: estudiante de la biblia 2021-2022.



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CAPÍTULO 13.

¿DONDE ESTABA JESUCRISTO ESOS TRES DÍAS DE SU MUERTE?

 

En el sistema iglesiero apostata (SIA) se cree en la falsa doctrina de “LA INMORTALIDAD DEL ALMA”, es decir: ellos creen que inmediatamente una persona “muere”, en realidad “no está muerta”, sino que del cuerpo muerto de esa persona “surge” una especie de “fantasma” o “ser espiritual”, al cual le tienen el sobrenombre de “alma inmortal”; esa creencia satánica de “la inmortalidad del alma” es la base del espiritismo, y fue introducida en la falsa cristiandad a través de la gran ramera católica romana.

Aquellos que apoyan la doctrina de la inmortalidad del alma y la doctrina de los sufrimientos eterno del infierno, en la cristiandad católica y evangélica, siempre citan 1 Pedro 3: 18-20 para supuestamente demostrar que los muertos en realidad no están muertos, sinó que siguen vivos en forma de ¨alma inmortal¨ en un más allá inmediatamente después que la persona fallece. También usan dicho pasaje para decir que existe un lugar de tormentos, una prisión, donde quedan presos las supuestas almas de aquellos humanos que mueren en impiedad. Además, toman ese pasaje para afirmar la mentira de que el señor Jesús cuando murió, en realidad “no estaba muerto”, sino que se convirtió en un supuesto ser espiritual o fantasma, y en esa condición fue a “visitar” esos “lugares de tormentos”.  Vamos a leer el pasaje bíblico en cuestión y luego vamos a hacer un breve análisis del mismo, y lo vamos a comparar con otros pasajes bíblicos; para que podamos comprobar si la doctrina de la inmortalidad del alma y los sufrimientos eternos del supuesto infierno se puede apoyar en ese pasaje. Vamos a usar la traducción reina Valera versión 1960.

“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho almas, fueron salvadas por agua.”

Ahora vamos a leer el mismo pasaje, pero en la versión “Dios habla hoy”, la cual es una traducción mil veces mejor que la Reina Valera 1960:

“Porque Cristo mismo sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era inocente, pero sufrió por los malos, para llevarlos a ustedes a Dios. En su fragilidad humana, murió; pero resucitó con una vida espiritual, y de esta manera fue a proclamar su victoria a los espíritus que estaban presos.  Éstos habían sido desobedientes en tiempos antiguos, en los días de Noé, cuando Dios esperaba con paciencia mientras se construía la barca, en la que algunas personas, ocho en total, fueron salvadas por medio del agua.”



Los apoyadores de la doctrina de la inmortalidad del alma y de la doctrina de los tormentos eternos del infierno ardiente toman este pasaje para postular dos cosas:

Primero:  que nuestro señor Jesucristo siguió vivo inmediatamente murió, es decir: ellos aseguran que en realidad lo que murió fue el cuerpo del señor, pero su alma o espíritu siguió vivo inmediatamente falleció: lo que quiere decir que nuestro señor en realidad nunca murió por completo, ya que en la mentalidad de los apoyadores de la doctrina de la inmortalidad del alma la muerte no existe como tal, es decir: la muerte no es la aniquilación total e inmediata, sinó que ellos creen que existe “algo inmortal” dentro de los humanos que sobrevive inmediatamente a la muerte física; a ese “algo” supuestamente eterno ellos le llaman espíritu o alma inmortal, la cual, supuestamente, sigue viva desde el mismo momento que  la  persona muere. Ellos aseguran, pues, que nuestro señor Jesucristo continuó vivo inmediatamente después de muerto transformándose en un alma inmortal, una especie de fantasma; y que de esa forma fue a visitar lo que ellos llaman “el infierno”, donde supuestamente están las almas de los seres humanos encarcelados y condenados.

Segundo: los pertenecientes a la cristiandad católica y evangélica toman ese pasaje para asegurar que existe un lugar llamado ¨infierno¨ donde los espíritus están encarcelados y en tormentos. Ellos creen que esos espíritus se refieren a las almas de seres humanos que, al vivir impíamente cuando estaban en vida, ahora se encuentran en ese lugar, o prisión de tormentos, pagando por sus culpas. Dicen que en ese lugar también están el diablo y los demonios torturando a esas almas en penas.



Para comenzar a entender estos pasajes lo primero que debemos dejar claro es; ¿quiénes son esos espíritus encarcelados? ¿acaso son las supuestas almas inmortales de personas que fallecen? ¿o son otro tipo de seres?

Las escrituras nunca demuestran que los seres humanos, al morir, se transforman en espíritus inmortales, ya que en realidad las personas que fallecen regresan al polvo y dejan de existir, (hasta el día de la resurrección). Según las escrituras; lo que sucede con las personas que mueren es lo siguiente;

 “Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos.” Salmos 146:4.

El mismo señor Jesucristo asegura que los muertos, tanto justos como injustos, están en sus sepulcros inconscientes en el sueño de la muerte hasta que llegue el día de la resurrección, vamos a leerlo;

"Vendrá hora cuando todos los que duermen en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, despertarán a resurrección de vida, más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.” Juan 5:28-29. Si Jesús dice que los muertos están en los sepulcros, pues es imposible que estén vivos en otro lugar.

Además, ciertamente el alma muere; no es inmortal: la misma boca de Dios lo confirma de la siguiente manera:

“He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.” Ezequiel 18:4.

Por lo tanto, esos espíritus encarcelados que aparecen en ese pasaje de1 Pedro 3: 18-20 no puede referirse a ¨almas inmortales¨ de seres humanos.

Ahora veamos que las escrituras, efectivamente, si demuestran de manera explícita que existen otros seres, que no son humanos, que son llamados “espíritus”. Es, en realidad, a los ángeles a quienes se les llama espíritus, Leámoslo:

“Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego.” Hebreos 1:7.

Pues bien; son los ángeles quienes reciben el nombre de espíritus, a lo cual debemos preguntarnos; ¿esos espíritus encarcelados de los que habla el apóstol Pedro son ángeles?  ¿pueden los ángeles ser puestos en prisión? Veamos la respuesta que da el mismo apóstol Pedro;

“Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sinó que arrojándolos al Tártaro los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio”. (2 Pedro 2:4).

Como podemos ver; las escrituras afirman que si existen unos ángeles que pecaron, se rebelaron contra Dios y el señor los entregó a prisiones de oscuridad en cierto lugar llamado el tártaro. El tártaro es una transliteración griega de la palabra hebrea Tejóm; que significa; abismo. Por lo tanto, queda demostrado que, en el abismo, lugar que también se conoce como; “prisiones de oscuridad¨, los que se encuentran encarcelados son ciertos ángeles o seres espirituales que se rebelaron contra el creador, lo que quiere decir que, en ese lugar, o cárcel espiritual, no se hayan espíritus o almas inmortales de seres humanos. El texto dice bien claro que esos ángeles están recluidos en esa prisión hasta que sean destruidos en el lago de fuego cuando llegue el día del gran juicio final.

Ahora debemos preguntarnos; ¿Cuándo esos ángeles pecaron y se rebelaron contra Dios? ¿en qué consistía el pecado de esos ángeles? Veamos la respuesta en el libro de génesis capítulo 6, donde dice;

“Al unirse los hijos de Dios con las hijas de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes, que fueron los famosos héroes de antaño. A partir de entonces hubo gigantes en la tierra.” Ciertos seres llamados ¨hijos de Dios¨, o dioses; (Elohim; según el texto arameo original), vinieron a la tierra a tener relaciones con las hijas de los hombres en un acto de fornicación sobrenatural; una abominación. Recordemos que cristo mismo dice que los ángeles ni se casan ni se dan en casamiento, es decir: no vinieron a la existencia para tener relaciones sexuales como los humanos, mucho menos para tomar mujeres humanas. Es por eso lo grave del pecado antinatural que cometieron esos seres conocidos como dioses o Elohim, los cuales génesis capítulo 6 identifica como ‘’HIJOS DE DIOS¨.



Veamos como otros pasajes de las sagradas escrituras nos revelan y confirman quienes son esos ¨hijos de Dios¨. Encontramos en el libro de Job, que esos Elohim o hijos de Dios ya existían antes de la creación del mundo. Dice el relato que mientras Dios organizaba el mundo, allí estaban esos hijos de Dios, aplaudiendo llenos de júbilo al ser testigos de la creación que Dios realizaba en este mundo, vamos a leerlo;

“¿Sobre qué Están afirmados los cimientos del mundo? ¿O quién puso su piedra angular, cuando aclamaban juntas las estrellas del alba, y gritaban de Júbilo todos los hijos de Dios?”. Job 38:7.

Pues bien, después que Dios creó al ser humano y estos comenzaron a multiplicarse, una parte de esos ángeles o hijos de Dios, también conocidos como ¨LOS VIGILANTES¨ en el libro de Enoc, vinieron a la tierra y unieron su genética con la genética humana; una unión que Dios no había ordenado; un acto totalmente antinatural. De la unión antinatural de esos dioses o ángeles con las mujeres humanas sus hijos nacieron gigantes, (del idioma arameo nefilim, que se traduce; ¨gigantes¨ o “los caídos”); unos seres llenos de maldad; mitad humanos, mitad ángeles, seres parecidos a los hombres, pero de enorme tamaño y de gran fortaleza sobrenatural. Según el libro de Enoc, estos gigantes provocaron e incitaron a los hombres a cometer tantos actos abominables que el mismo Dios decidió enviar un diluvio para provocar el exterminio de todo lo que existía sobre la tierra, con excepción de Noé y su familia; Leámoslo:

“Al ver el Señor que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal, se arrepintió de haber hecho al ser humano en la tierra, y le dolió en el corazón.  Entonces dijo: «Voy a borrar de la tierra al ser humano que he creado. Y haré lo mismo con los animales, los reptiles y las aves del cielo. ¡Me arrepiento de haberlos creado!»  Pero Noé contaba con el favor del Señor.’’ Génesis 6: 5-8.

Sin embargo, esos dioses o Elohim, también conocidos como ¨hijos de Dios¨, que son los ángeles que descendieron para ligarse con las hijas de los hombres en actos sexuales contra naturaleza y de extrema fornicación, no corrieron la misma suerte que los seres humanos de aquella generación, es decir; no fueron destruidos en las aguas del diluvio. Ellos fueron encarcelados por orden de Dios en un lugar llamado abismo o tártaro. La palabra hebrea utilizada para definir esa prisión o abismo es la palabra: Tejóm; y define a un lugar profundo debajo de la masa de agua del océano. Recordemos que al principio de la creación el libro de génesis dice que las aguas cubrían la faz del abismo: por lo tanto, esa prisión llamada abismo se encuentra en algún lugar del fondo del mar. Según el libro de Enoc, esas prisiones del abismo fueron creadas en un lugar desierto, pero luego ese lugar fué hundido con las aguas del diluvio. Y es allí que están presos esos ángeles hasta el día del juicio. Eso es lo que afirma el nuevo testamento en el libro de judas; ya que el apóstol judas habla claramente sobre esos ángeles que pecaron y da a conocer que el pecado de ellos es igual al pecado de inmundicia sexual que luego cometieron los habitantes de Sodoma y Gomorra, vamos a leerlo;

“Y a los ángeles que no mantuvieron su posición de autoridad, sinó que abandonaron su propia morada, los tiene perpetuamente encarcelados en oscuridad para el juicio del gran Día.  Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas son puestas como escarmiento, al sufrir el castigo de un fuego eterno, por haber practicado, como aquéllos, inmoralidad sexual y vicios contra la naturaleza¨. Judas 6-7.

Como podemos ver; el pecado de esos ángeles el apóstol judas los compara con los actos sexuales antinaturales que luego cometieron los pervertidos que vivieron en Sodoma y Gomorra. A los ángeles, por ser inmortales, Dios les tiene prohibido darse en casamiento, pero esos ángeles (200 ángeles en total, según el libro de Enoc), no solo tomaron mujeres como esposas, sino que también desafiaron a Dios mismo, creando esa raza de gigantes que destruía a los seres humanos. Es por eso que Dios ha puesto a esos ángeles en esas prisiones de oscuridad. Estas palabras son confirmadas por el apóstol Pedro cuando dijo lo siguiente:

"Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al Tártaro los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio, Tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, y trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos. También condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente. ¨ (2 Pedro 2:4-6).



Para poder entender a cabalidad lo que sucedió antes del diluvio, y como esos ángeles vinieron a la tierra e hicieron actos incorrectos con los humanos, y de cómo la tierra fue invadida por gigantes que provenían de la liga sexual de ángeles con humanos, basta leer el relato que se encuentra en el libro de Enoc.

Recordemos que el libro de Enoc es un libro citado por los apóstoles de Jesucristo. Precisamente el apóstol judas cita un pasaje del libro de Enoc, lo cual demuestra que ese libro era de gran aprecio por los apóstoles de cristo y era usado en la iglesia de los primeros siglos de la era cristiana. vamos a leerlo:

“Acerca de los mismos también Profetizó Enoc, séptimo después de Adán, diciendo: "He Aquí, el Señor vino entre sus santos millares para hacer juicio contra todos y declarar convicta a toda persona respecto a todas sus obras de impiedad que ellos han hecho Impíamente y respecto a todas las duras palabras que los pecadores Impíos han hablado contra él." (judas 14-15). (Cuando el apóstol Judas, hermano de Jacobo, (Judas 1:1), hizo referencia al libro de Enoc; él estaba citando una PROFECÍA DICHA POR ENOC, en la cual se hace referencia a la futura SEGUNDA VENIDA GLORIOSA DEL CRISTO con sus ángeles al final del tiempo, antes del milenio; para hacer juicio sobre el mundo, y esto significa que para los apóstoles del Cristo, y para los cristianos de los cuatro primeros siglos, Enoc era considerado un verdadero PROFETA de Dios muy especial, por eso es que los cristianos de los cuatro primeros siglos, y especialmente los principales ¨padres de la Iglesia¨, tenían en gran estima dicho libro de Enoc).

 

AHORA ANALICEMOS LA VISITA DE CRISTO A LAS PRISIONES DEL ABISMO.

El sistema iglesiero apostata afirma que cuando Cristo murió en el madero de tormento inmediatamente se trasformó en un espíritu, una especie de fantasma, y que, (mientras su cuerpo permanecía en la tumba por tres días), cristo había emprendido un viaje espiritual a las prisiones de oscuridad para visitar a los espíritus encarcelados; lo que quiere decir que mientras el cuerpo del señor estaba en la tumba, supuestamente cristo seguía vivo en otro sitio en forma de ¨alma inmortal¨.

Las escrituras demuestran todo lo contrario. El mismo señor Jesucristo enseñó que iba a permanecer muerto, es decir; sin vida, por tres días, leámoslo:

“Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto y resucitar después de tres días.” Marcos 8:31.

Como podemos ver en ese pasaje, el mismo señor Jesucristo dice de forma bien clara que iba a resucitar, es decir; volver a la vida, después de tres días de muerto. Nunca vamos a encontrar por ninguna parte del nuevo testamento que diga que el señor Jesucristo siguió vivo inmediatamente murió, convirtiéndose en una supuesta ¨alma inmortal¨, en realidad lo que enseña las escrituras es que cristo resucitó como una persona inmortal después de tres días de muerto, leámoslo:

“así está escrito y fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitara de los muertos al tercer día.” (Lucas 24: 46).

Este pasaje dice bien claro que el señor Yahshua el mesías resucitó de entre los muertos ¨al tercer día¨, ni más ni menos; por lo tanto; nuestro señor Jesucristo permaneció en la tumba por tres días inconsciente en el sueño de la muerte, y fué despertado al tercer día cuando el padre celestial le devolvió  la vida por medio de la resurrección; lo que quiere decir que el sistema iglesiero apostata moderno miente al asegurar que cristo  siguió vivo inmediatamente murió, supuestamente transformándose en un ¨alma inmortal¨. Ese tipo de creencia surge de la doctrina mentirosa de ¨la inmortalidad del alma¨, cuya procedencia se remonta al principio de la creación, cuando el diablo engañó a Eva diciéndole la frase; ¨no moriréis¨, de este modo satanás le estaba asegurando a Eva que no iba a morir aunque desobedeciera a Dios; que de todas maneras serian inmortales; cuando, en realidad, el mismo Dios les había asegurado a Adán y Eva que el día que desobedecieran ¨ciertamente morirán¨, tal y como se lee en Génesis 2 verso 17:

“Y Yahveh Dios Mandó al hombre diciendo: "Puedes comer de todos los árboles del Jardín; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no Comerás, porque el Día que comas de él, ciertamente Morirás.”

Por lo tanto; la primera mentira del diablo a la raza humana fue decirle que nunca iban a morir, aunque pecaran; que siempre iban a vivir, cuando, en realidad; Dios mismo había dicho lo contrario. Algo que certifica que satanás mintió de manera descarada, es que después que desobedecieron, Adán y Eva comenzaron el proceso de degeneración, envejecimiento, que al final los llevó a la muerte, cumpliéndose de este modo lo que Dios había dicho. La sentencia de Dios por la desobediencia es que el ser humano regresara al polvo; a la inexistencia. Esto se da a conocer en Génesis 3 verso 19, donde dice lo siguiente:

“con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás¨. Génesis 3: 19.

Esta condena de Adán fue traspasada a toda su descendencia, por lo tanto, todos los seres humanos mueren de la misma forma que Adán, es decir; regresan al polvo; eso es exactamente lo que afirma las escrituras griegas cristianas, Leámoslo:

“Por medio de un sólo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.” Romanos 5: 12.

Es por esto que cristo dice que todos los muertos, tanto justos como injustos, están en sus sepulcros, de donde van a ser despertados, es decir, van a regresar a la vida, cuando Dios les devuelva la vida por medio de la resurrección, y es entonces que los justos reciben la vida eterna en el reino de Dios, mientras que los injustos reciben lo que el libro de apocalipsis llama; ¨la muerte segunda¨, es decir: la destrucción eterna en el lago de fuego, donde son totalmente eliminados para siempre y dejan de existir, ya que Jesús dijo que Dios DESTRUIRÁ, (aniquilará), el cuerpo y el alma, (la vida y todo el ser), de los condenados en el fuego, tal y como se lee en Mateo 10:28; la muerte segunda en el lago de fuego es la destrucción final, el pago eterno por el pecado, de allí no habrá más resurrección, sino que esas personas condenadas dejaran de existir para siempre, ya que la paga por el pecado es la muerte.

Por lo tanto; esa doctrina de la inmortalidad del alma, tan popular entre la mayoría de creencias paganas y entre la cristiandad apostata; es un vil fraude; es, en realidad: la primera mentira del diablo.

Si el alma fuera inmortal, Jesús HABRÍA MENTIDO. Jesús dijo que vino para dar su ALMA, es decir: su vida en rescate de muchos:

“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida, (alma), en rescate por muchos.” (Marcos 10:45).

La palabra griega traducida por ¨vida¨ es psijé, que también es traducida por ALMA. El alma es el ser vivo, la persona. Ahora bien, si el alma fuera inmortal, ¡entonces Jesús no habría dado su alma o vida en rescate!!, es decir, NO HABRÍA MUERTO, y no existiría la redención por su sangre. Por lo tanto, la doctrina de la inmortalidad del alma es absolutamente diabólica, ¡es un ataque frontal contra el Evangelio!; los que creen en esa doctrina absurda de la inmortalidad del alma literalmente están negando que Jesús murió, y si Jesús no murió, entonces no hubo pago por los pecados y no existe la redención.

Pues bien: las escrituras demuestran en 1 corintios 15: 45 que Cristo resucitó como espíritu vivificante; entonces fué a predicar a esos espíritus o ángeles encarcelados. Indudablemente lo que cristo fue a hacer en esas prisiones de oscuridad fue a sellar o confirmar el juicio de Dios que pesa sobre esos ángeles rebeldes. Jesús obviamente les anunció su victoria, su muerte y resurrección. Por lo tanto, el pasaje de Pedro enseña lo que Jesús hizo DESPUÉS DE RESUCITAR AL TERCER DIA, y de ninguna manera se refiere a algo que sucediera antes de la resurrección de Jesús. Cuando Jesús murió, sencillamente dejó de vivir, dejó de existir por tres días, y él volvió a vivir únicamente cuando el Dios Padre le resucitó al tercer día, según se puede leer en Hechos 2:27-31.

Eso ángeles que están prisioneros en el abismo, antes de pecar, ellos eran “los vigilantes”, es decir: habían sido instituidos por Dios para que intercedan y guarden a los humanos (eso se lee en el libro de Enoc), pero esos ángeles decidieron de sí mismos hacer un juramento de maldición, y se unieron en desobediencia, para tomar mujeres de la tierra y así crear una raza de gigantes. Ellos eran seres poderosos, eran dioses, habían vivido en el cielo, habían conocido al verbo de Dios, es decir, a Jesús en su preexistencia divina.

El libro de Enoc pasa a descubrir el nombre del jefe de ese grupo de ángeles, los cuales se habían juramentado en no retroceder en ese proyecto de invasión sobre la tierra, vamos a leerlo:

“Entonces Shemihaza, que era su jefe, les dijo a sus compañeros: "Temo que no queráis cumplir con esta acción y sea yo el único responsable de un gran pecado". Pero ellos le respondieron: "Hagamos todos un juramento y comprometámonos todos bajo un anatema a no retroceder en este proyecto hasta ejecutarlo realmente¨. Entonces todos juraron unidos y se comprometieron al respecto los unos con los otros, bajo anatema. Y eran en total doscientos los que descendieron sobre la cima del monte que llamaron ¨Hermon¨, porque sobre él habían jurado y se habían comprometido mutuamente bajo anatema.”

Enoc dijo que fueron 200 los ángeles que descendieron a la tierra, sobre la cima del monte Hermón. Esto nos recuerdas algunas historias mitológicas donde situaban las moradas de los dioses sobres altas montañas, como en el caso del monte olimpo, donde la mitología griega asegura que habitaban los grandes dioses como Zeus, apolos y atenea. Esos relatos mitológicos simplemente son un reflejo engañoso y distorsionado de lo que en realidad sucedió en los días antediluvianos, cuando esos ángeles o dioses descendieron a la tierra y se establecieron sobre el monte llamado Hermón.

En el capítulo 7 del libro de Enoc dice lo siguiente: ¨Todos y sus jefes tomaron para sí mujeres y cada uno escogió entre todas y comenzaron a entrar en ellas y a contaminarse con ellas, a enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces y a enseñarles sobre las plantas.¨ Quedaron embarazadas de ellos y parieron gigantes  de gran altura que nacieron sobre la tierra y conforme a su niñez crecieron.”

Algo importante que debemos decir sobre esos vigilantes o ángeles descrito en el libro de Enoc, es que era un grupo de 200 seres celestiales al mando de un ángel llamado Shemihaza. Dios mismo había posicionado a ese grupo de ángeles para que sean intercesores de la raza humana, es decir; para que los vigilen, los cuiden e intercedan por ellos. Es por eso que después que esos ángeles pecaron uniéndose sexualmente con las mujeres humanas, Dios los castiga encerrándolos en el abismo, y cuando esos ángeles envían a Enoc a interceder por ellos, Dios les envía la siguiente respuesta;

"Ve y dile a los Vigilantes del cielo que te han enviado a suplicar por ellos: 'A vosotros corresponde interceder por los humanos y no a los humanos por vosotros¨. Este pasaje del libro de Enoc es el que demuestra que antes de esos ángeles pecar, eran intercesores de la raza humana, puestos en esa posición por el mismo Dios supremo.

Los 200 ángeles se unieron sexualmente con las mujeres de la tierra, y les dieron conocimientos ocultos sobre magia y hechicería. Esto queda confirmado en el capítulo 8 del libro de Enoc, donde dice lo siguiente;

Shemihaza enseñó encantamientos y a cortar raíces; Hermoni a romper hechizos, brujería, magia y habilidades afines; Baraq-el los signos de los rayos; Kokab-el los presagios de las estrellas; Zeq-el los de los relámpagos; Artaqof enseñó las señales de la tierra; Shamsi-el los presagios del sol; y Sahari-el los de la luna, y todos comenzaron a revelar secretos a sus esposas. Asael enseñó a los hombres a fabricar espadas de hierro y corazas de cobre y les mostró cómo se extrae y se trabaja el oro hasta dejarlo listo y en lo que respecta a la plata a repujarla para brazaletes y otros adornos. A las mujeres les enseñó sobre el antimonio, el maquillaje de los ojos, las piedras preciosas y las tinturas¨. Y entonces creció mucho la impiedad y ellos tomaron los caminos equivocados y llegaron a corromperse en todas las formas.”

Como podemos ver, esos ángeles aprovecharon la caída de Adán y Eva, y en vez de interceder por los humanos, lo que hicieron fue corromper aún más al ser humano. Es por eso que esos seres fueron condenados a una prisión espiritual en el abismo, y allí quedaran hasta el día del juicio final, que es cuando Dios los destruirá en el lago de fuego, vamos a leerlo:

"Porque Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sinó que arrojándolos al Tártaro los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio.” (2 Pedro 2:4).

Es por eso que, luego de resucitar, el señor Jesucristo va a esas prisiones de oscuridad a proclamar su victoria sobre la muerte y a proclamar que los seres humanos ya tenían una esperanza para vivir. Esos ángeles que, en vez de interceder por los humanos, lo que hicieron fue corromper a la raza humana, ahora reciben la noticia de que la raza humana que ellos pretendieron destruir y suplantarla por una raza de gigantes, ahora tienen salvación a través de la obra de Jesucristo, cuando este hiso el pago por los pecados entregando su propia vida hasta la muerte.

Por lo tanto, esa visita de Jesús a esas prisiones de oscuridad sucedió luego de Jesús resucitar como espíritu vivificante. El apóstol Pablo asegura que Adán fue hecho “alma viviente”, mientras que Jesús, al resucitar, fue hecho “espíritu vivificante”, vamos a leerlo:

“Así también está escrito: El primer HOMBRE, Adán, FUE HECHO ALMA VIVIENTE. El último Adán, espíritu vivificante.” 1 corintios 15: 45.

Repito; Jesús se convirtió en “espíritu vivificante” luego que resucitó de entre los muertos, ya que Jesús (cuando permaneció tres días y tres noches en la tumba) estaba completamente muerto, es decir: HABÍA DEJADO DE EXISTIR: NO TENIA VIDA, ya que la muerte es lo contrario a la vida. Jesús pagó con su propia vida para poder salvar a las personas que creyeran en él, y (como Jesús fue completamente justo y sin pecado), Dios el padre le regresó a la vida por medio de la resurrección.

Ahora podemos comprender cabalmente ese pasaje del apóstol Pedro, cuando dijo lo siguiente:

“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fué y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho almas, fueron salvadas por agua.1 pedro 3: 18-20.

Por lo tanto (repito) la biblia explica lo que Jesús hiso inmediatamente luego de resucitar: fue a esas prisiones de oscuridad a proclamar su victoria sobre la muerte y la redención del ser humano a través del sacrificio de Jesús. Recuerden que Jesús resucito justamente 3 días y 3 noches después de su muerte. Murió el miércoles a las 3 de la tarde, y resucitó el sábado al atardecer. Él se apareció a sus discípulos el día domingo. Por lo tanto, en ese transcurso de tiempo, luego de resucitar, no se apareció a sus discípulos inmediatamente ese sábado, sinó que ese sábado, luego de resucitar, fue a esas prisiones de oscuridad a proclamar su victoria a esos ángeles condenados.

Todo esto deja claro que la cristiandad apostata iglesiera miente al decir que el señor Jesucristo, inmediatamente murió, no permaneció muerto esos tres días y tres noches, sinó que continuó vivo, transformado en una especie de fantasma o “espíritu desencarnado”; esa creencia es totalmente satánica, ya que está negando que Jesús pagó con su propia vida para redimir a los seres humanos que creyeran en él. Además de que es una fábula mentirosa creer que Jesús fue al “infierno” inmediatamente murió, ya que la doctrina del supuesto “infierno de tormentos eternos” es otra de las doctrinas demoniacas infiltrada en el cristianismo a través de la gran ramera católica romana. Es más; la palabra LATINA “infernum” ni siquiera existe en los originales de las sagradas escrituras, ya que los originales de la biblia no se escribieron en idioma latín, sino que se escribió en arameo y hebreo el antiguo testamento, y en griego el nuevo testamento, y esa palabra latina “infernum” fue introducida en las traducciones bíblicas desde la vulgata latina del papista Jerónimo, en el siglo cuarto después de cristo. Por lo tanto, esa doctrina de demonios de que Jesús fue introducido en un supuesto inframundo llamado “infierno” inmediatamente murió es una total falsedad, ya que el mismo Jesucristo profetizó que iba a permanecer en la tumba por tres días y tres noches, y luego de ese tiempo es que Dios el padre lo iba a resucitar, vamos a leerlo:

Mateo17: 22-23: “Mientras andaban juntos por Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Y le matarán, y al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron mucho.”

Siglos antes de Cristo, el mismo profeta Daniel había profetizado que se le quietaría la vida al mesías, vamos a leerlo:

“Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías…” Daniel 9: 26.

Evidentemente “quitar la vida” significa literalmente “dejar de vivir”, en pocas palabras: quien muere deja de existir, ya no tiene vida. Nuestro señor Jesucristo regresó a la vida después de que el padre celestial lo resucitara de entre los muertos. Solo resucitan los que no están vivos, ya que si una persona continua con vida ¿para qué resucitarla?

Los apostatas iglesieros alegan que lo único que murió de Jesús fue únicamente “su cuerpo”, pero “su espíritu” o “alma inmortal” continuó con vida. Esa conjetura es una soberana mentira de satanás, ya que el ser humano, cuando muere; muere de forma completa: no queda nada con vida. Jesús, estando agonizando en el madero de tormentos, entregó a Dios su hálito de vida, es decir: su energía vital, vamos a leerlo:

“Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU. Y habiendo dicho esto, expiró.” Lucas 23: 46.

Ese espíritu de vida (RUAJ en hebreo) no es una especie de fantasma, sinó que es la energía vital que mantiene el cuerpo con vida. Cuando la persona muere, esa energía regresa a Dios quien es que la da, y el cuerpo se desintegra en el polvo, vamos a leerlo:

Eclesiastés 12:7; “entonces volverá el polvo a la tierra como lo que era, y el espíritu volverá a Dios que lo dió.”

La biblia es clara en cuanto a esto: ese hálito o aliento de vida es una energía cuyo dueño es Dios el padre: todo ser que muere regresa al polvo, y ese aliento o energía vitar regresa a Dios, vamos a leerlo en otro pasaje:

“Si Dios pensara en retirarnos su espíritu, en quitarnos su hálito de vida, todo el género humano perecería, ¡la humanidad entera volvería a ser polvo!’’. Job 34: 14-15.

Jesús “expiró”, es decir: su aliento vital salió, y entonces Jesús literalmente murió.

Marcos 15:37: “Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.”

O sea que la muerte es expirar; observen las raíces griegas de esta palabra en español: ex - fuera, spiros - respiración, aliento; en pocas palabras: sin aliento. Así que hasta nuestro idioma reconoce que la muerte viene cuando el aliento sale. No hay en el hombre una parte espiritual que sobreviva a la muerte del cuerpo, ya que cuando llega la muerte hasta los pensamientos desaparecen. Salmos 146:4 dice:

“Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos.”

La palabra hebrea que se traduce espíritu aquí es un derivado de ruaj. Algunos traductores la vierten aliento. Cuando esta ruaj —o fuerza vital activa— sale del cuerpo, los pensamientos de la persona perecen; no continúan en otra región o esfera.

Es por esto que Jesús, antes de morir, estaba tan triste, porque sabía que iba a entregar su alma, es decir: todo su ser, a la muerte, iba a dejar de existir, vamos a leerlo:

Mateo 26:38: “Entonces les dijo: Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad conmigo.”

Jesús nunca había experimentado algo como la muerte, la no existencia, y eso le producía angustia, es por eso que, en el huerto de Getsemaní, Jesús estaba en agonía, y hasta sudaba sangre, y clamaba a su padre que le librara de ese trago amargo del sacrificio, vamos a leerlo:

Lucas 22: 44: “Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra.”

Lucas 22: 42: “y poniéndose de rodillas, oraba, diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”

Hebreos 5:7: “Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.”

Jesús sabía lo que era la muerte: iba a entrar a la NO EXISTENCIA, así como su amigo Lázaro que permaneció 4 días muerto en su tumba. Así Jesús iba a permanecer tres días y tres noches sin vida, sin pensamientos, en la inconciencia de la muerte, y su única esperanza era la promesa de su padre celestial: de que el padre le devolvería a la vida, ya que así estaba profetizado, vamos a leerlo:

Salmo 16: 9-11: “Por tanto, mi corazón se alegra y mi alma se regocija; también mi carne morará segura, pues tú no abandonarás mi alma en el Seol, ni permitirás a tu Santo ver corrupción. Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre.”

El Seol es una palabra hebrea referente a sepultura, ya que Jesús permaneció justamente 72 horas enterrado. Es por eso que en las siguientes versiones bíblicas ese pasaje se lee de la siguiente manera:

Versión Sagradas Escrituras 1569: “Porque no dejarás mi alma en el sepulcro; ni dejarás que tu Misericordioso para que vea corrupción.”

Versión Dios habla hoy: “pues no me dejarás en el sepulcro, ¡no abandonarás en la fosa a tu amigo fiel!

Haciendo referencia a ese salmo, el apóstol Pedro asegura que Dios sacó a Jesús de LA SEPULTURA, por medio de la resurrección, vamos a leerlo:

Hechos 2: 23-36: “a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza; Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia. Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.  Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que, de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.”

La palabra griega “HADES” en el contexto del conocimiento hebreo se refiere literalmente al sepulcro, por eso dice el apóstol Pedro que el rey David estaba en su “sepultura” hasta ese día, y que esa profecía no se cumplía en David, sinó que David profetizó sobre la resurrección del señor Jesucristo, de que Dios no dejaría su persona (su alma) en el sepulcro (el hades). Recuerden que el apóstol Pedro estaba en ese momento citando el salmo16, donde aparece la palabra hebrea “SEOL”, la cual significa “SEPULTURA”, y Pedro lo translitera al griego usando la palabra “HADES”, que, en este caso, también significa “sepultura”, o “lugar de los muertos”. Aunque entre los griegos la palabra “hades” define a un dios del inframundo, y a un lugar donde supuestamente habitan “almas desencarnadas”, debemos recordar que Pedro habla con el raciocinio o conocimiento hebreo, no bajo la influencia griega, y para Pedro “hades” es lo mismo que “seol”, es decir: “sepultura”. Entonces, esos pasajes están enseñando literalmente que, después de tres días y tres noches de estar muerto, Dios el padre le devolvió la vida a Jesucristo por medio de la resurrección; lo sacó de la inexistencia, cumpliéndose de ese modo la promesa profética de que Dios no dejaría a su santo en el sepulcro, ni permitiría que su santo viera corrupción, es decir: Dios lo resucitó antes de que su cuerpo se descompusiera por causa de los golpes y las torturas que recibió antes de morir, ya que Jesús al tener un cuerpo que contenía vida NEUTRAL naturalmente no se podía corromper o podrir, pero por causa de todos esos golpes, latigazos y torturas si podía llegar cierta corrupción al cuerpo muerto, ya que los insectos carroñeros podían ser atraídos por la carne abierta y la sangre goteando..

Es por eso que existe la doctrina bíblica de la resurrección, ya que Dios regresa a la vida a los que no tienen vida, es decir, los que han muerto. Solo los que han muerto pueden ser resucitados, es decir: regresarlos a la vida. Si una persona está viva, no puede ser resucitado. Es por eso lo falso y diabólico de esa doctrina perversa de “la inmortalidad del alma”, la cual insinúa que el señor Jesucristo en realidad nunca “murió” por completo, sino que (supuestamente) inmediatamente falleció, se transformó en una especie de “fantasma o espíritu inmortal”, lo cual (evidentemente) hace que su sacrificio no sea efectivo, ya que Jesús tenía que pagar con su propia vida la redención de aquellos humanos que creerían en él; lo que quiere decir que esa doctrina perversa da a entender que Jesús fue un mentiroso, que dijo que iba a morir, pero en realidad no murió, sino que continuó vivo en forma de “alma inmortal”. Si eso fuera cierto, entonces el padre celestial jamás resucitó a Jesucristo, ya que solo los que están realmente MUERTOS son los únicos que pueden regresar a la vida. Veamos como el apóstol Pablo explica esto:

1 corintios 15: 12-22: “Pero si nuestro mensaje es que Cristo resucitó, ¿por qué dicen algunos de ustedes que los muertos no resucitan? Porque si los muertos no resucitan, entonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, el mensaje que predicamos no vale para nada, ni tampoco vale para nada la fe que ustedes tienen. Si esto fuera así, nosotros resultaríamos ser testigos falsos de Dios, puesto que estaríamos afirmando en contra de Dios que él resucitó a Cristo, cuando en realidad no lo habría resucitado si fuera verdad que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, entonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, la fe de ustedes no vale para nada: todavía siguen en sus pecados. En este caso, también están perdidos los que murieron creyendo en Cristo. Si nuestra esperanza en Cristo solamente vale para esta vida, somos los más desdichados de todos. Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar. Así como por causa de un hombre vino la muerte, también por causa de un hombre viene la resurrección de los muertos. Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos tendrán vida.

Como podemos ver, solo los que están muertos literalmente son los únicos que pueden resucitar. La biblia jamás habla de una muerte “parcial”, donde (supuestamente), solo “muere el cuerpo”, pero el “alma inmortal continua viva”. Realmente Jesús estaba muerto de forma completa, dentro de su tumba, de donde Dios lo sacó devolviéndole la vida por medio de la resurrección, ya que solo los que están verdaderamente muertos son los únicos que pueden regresar a la vida. Jesucristo es el primero en resucitar de forma espiritual para ya no morir jamás, ya que esa resurrección fue efectuada por el padre celestial a través de su poder o espíritu santo, que es la “simiente de Dios”: es así como Dios el padre “engendra” a sus hijos espirituales: ENGENDRÁNDOLOS A TRAVÉS DE SU ESPÍRITU. Veamos como a esa resurrección del señor Jesucristo se le llama “engendrar”:

Hechos 13: 32-33: “Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.”

Como podemos ver, Dios el padre “ENGENDRÓ” al señor Jesucristo, trayéndolo a la vida, sacándolo de la inexistencia de la muerte, de este modo (nuevamente) Jesús recupera su gloria divina y espiritual, al nacer nuevamente a través del espíritu de Dios. Esto demuestra una vez más que “ENGENDRAR Y CREAR NO ES LO MISMO”, ya que, si “engendrar” y “crear” fuera lo mismo, entonces ese pasaje diría que Dios estaba “CREANDO” a Jesucristo por medio de la resurrección. Pero la escritura es clara: engendrar es darle vida a una persona que sale de dentro de otra persona, y esa persona engendrada llega a tener vida. Eso es exactamente lo que sucedió con Jesús en su preexistencia divina. Jesús no existía, pero (antes de Dios crear todas las cosas) Dios engendró a alguien conocido con el título “sabiduría”, y ya sabemos que ese personaje es el señor Jesucristo antes de la creación del mundo (proverbios 8: 22-36); es así como nace el primer hijo del Dios altísimo: su hijo primogénito y unigénito.

Todos los que nacen directamente a través del espíritu de Dios (la simiente de Dios) es literalmente un “hijo de Dios”, ya que participa de “la naturaleza divina”, es decir: nace de Dios mismo una persona con un cuerpo espiritual, una divinidad parecida al padre celestial en esencia. Nuevamente, por medio de la resurrección, Jesús recobra su posición como “el hijo de Dios” en forma de espíritu, como lo era antes de convertirse en hombre viniendo al mundo, ya que Jesús (antes de venir al mundo en forma humana), había existido previamente en el cielo, junto al padre, en el ámbito espiritual, y llevaba el nombre de “EL VERBO DE DIOS” (Juan 1: 1).

En 1 Pedro 1: 13 y en 1 Juan 3:9 se habla de esa “simiente de Dios” a través de la cual “nacen” los “hijos” de Dios. Resulta que esa “simiente” o “poder” a través del cual Dios el padre “engendra” a sus hijos es EL ESPÍRITU SANTO. Veamos en los siguientes pasajes como Dios el padre usó su espíritu santo para resucitar (engendrar) a Jesús, y luego veremos en otro pasaje como a ese mismo “espíritu santo” se le identifica literalmente con “el poder de Dios”:

Romanos 8: 11: “Pero si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros.”

En este pasaje de romanos se dice que lo que Dios usó para engendrar o resucitar a Jesús de entre los muertos fue “SU ESPÍRITU”, ahora veamos como el mismo apóstol Pablo dice que lo que en realidad Dios usó para resucitar a Jesús fue “SU PODER”:

"Y cual la soberana grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de su fuerza poderosa, la cual Dios la desplegó en Jesucristo, resucitándolo de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales." (Efe.1:19-20).

Y en el siguiente pasaje el apóstol Pablo nuevamente identifica al espíritu santo literalmente con “el poder de Dios”:

“No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios” (1corintios 2: 4-5).

Nuevamente la biblia nos da a conocer la verdad: el espíritu santo no es ninguna “tercera persona de un dios trino”, sinó simplemente que el espíritu santo es, literalmente: “EL PODER DE DIOS”; y es a través de ese poder, que es la “simiente de Dios”, con la cual Dios el padre trae a la vida a sus hijos espirituales, ya que todos aquellos que “nacen del espíritu” son literalmente “espíritu”, es decir: personas con cuerpos espirituales, lo dijo el mismo señor Jesucristo en el siguiente pasaje:

Juan 3: 6: “Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”

Jesús resucitó, es decir; fue engendrado, nació de Dios por medio de la resurrección, y por eso ahora ha vuelto a la vida como un poderoso ser espiritual. Vamos a leer nuevamente ese pasaje de 1 Pedro 3: 18-20, pero ahora desde la versión “Dios habla hoy”, ya que esta versión bíblica lo vierte muchísimo más claro que “Reina Valera 1960”:

“Porque Cristo mismo sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era inocente, pero sufrió por los malos, para llevarlos a ustedes a Dios. En su fragilidad humana, murió; pero resucitó con una vida espiritual, y de esta manera fue a proclamar su victoria a los espíritus que estaban presos.  Éstos habían sido desobedientes en tiempos antiguos, en los días de Noé, cuando Dios esperaba con paciencia mientras se construía la barca, en la que algunas personas, ocho en total, fueron salvadas por medio del agua.”

Fíjense ustedes lo claro que esta versión bíblica traduce este impresionante pasaje: ya no tenemos la menor duda de que Jesús, DESPUÉS DE RESUCITAR COMO UNA PERSONA ESPIRITUAL, fue entonces a esas prisiones de oscuridad a proclamarle su victoria a esos espíritus que allí estaban presos; esos ángeles que en tiempo de Noe bajaron a la tierra y tomaron mujeres y establecieron esa gran fornicación de la cual nacieron los brutales gigantes. Esa visita de Jesús al abismo no se produjo en los tres días y tres noches en los cuales Jesús estaba muerto, ya que en ese momento Jesús estaba sumergido en la inexistencia de la muerte, sinó que ese suceso se realizó una vez que Jesús resucitó de entre los muertos, como una poderosa persona espiritual.

Los creyentes que mueren, de ninguna manera continúan “vivos” en forma de “alma inmortal”, en realidad están en la “NO EXISTENCIA”, y solo pueden regresar a la vida si Dios nuevamente les da vida (los engendra) a través de su espíritu, vamos a confirmarlo con el siguiente pasaje:

Apocalipsis 11:11: “Pero después de los tres días y medio, el aliento de vida de parte de Dios vino a ellos y se pusieron en pie, y gran temor cayó sobre quienes los contemplaban.”

Fíjense en este pasaje: se habla de los dos testigos, en ese momento ellos estaban “MUERTOS”, ya que la bestia y sus secuaces los asesinaron. Esos dos testigos no andaban por ahí en algún ámbito espiritual transformados en almas inmortales; para nada: ellos habían sido asesinados, por lo cual estaban bien muertos, y había una sola manera de regresar a la vida. El pasaje dice que, después de tres días y medio, “el aliento de vida de parte de Dios vino a ellos y se pusieron en pie”, en pocas palabras: la única forma de ellos volver a vivir fue únicamente cuando Dios el padre los resucitó, los engendró por medio de su espíritu. Lo que sucederá en el futuro con esos dos testigos, que serán asesinados por la bestia, y luego serán resucitados por Dios, es exactamente lo que sucedió en el pasado con el señor Jesucristo: fue asesinado por los líderes del pueblo judío, y permaneció muerto por tres días y tres noches, y solo regresó a la vida cuando Dios el padre lo engendró del espíritu, es decir: usando su poder Dios el padre le resucitó de entre los muertos, sacándolo de la tumba como una persona espiritual.

Todos los que nacen del espíritu, o poder del altísimo, son literalmente “hijos de Dios”, son personas que nacen literalmente con cuerpos espirituales, es por eso que el apóstol Pedro anuncia que, en un futuro, el día de la resurrección, los cristianos muertos en cristo, resucitarán, y Dios el padre compartirá con ellos “LA NATURALEZA DIVINA”, vamos a leerlo:

2 Pedro 1: 4: “por medio de las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia.”

Seremos seres “divinos”, es decir: tendremos cuerpos espirituales, inmortales y eternos, parecido al cuerpo espiritual que en este momento tiene el mismo señor Jesucristo, vamos a leerlo:

1 Juan 3:2: “Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como Él es.”

Es por eso que Jesús asegura que en el día de la resurrección seremos como “LOS ÁNGELES DEL CIELO”, vamos a leerlo:

Marcos 12: 25: “Porque cuando resuciten de entre los muertos, ni se casarán ni serán dados en matrimonio, sino que serán como los ángeles en los cielos.”

Y es que, en un pasado remoto, antes de que existiera el mundo, Dios engendró a todos esos hijos espirituales, todos los ángeles del cielo, de entre los cuales el primero en recibir la vida fue el señor Jesucristo (la “sabiduría”, proverbios 8: 22-36). En el futuro, cuando Jesús regrese por segunda vez en la gloria del padre, todos los creyentes seremos transformados en seres espirituales, ya que seremos engendrados directamente a través de la simiente de Dios, que es el poder del altísimo (espíritu santo), entonces participaremos en la familia de los ELOHIM, es decir: LA FAMILIA DE LOS DIOSES, de los cuales el Dios supremo es el padre de todos, y Jesús es el segundo en poder y gloria.

 

¿EN QUE TIPO DE CUERPO RESUCITÓ JESUCRISTO?

Tal y como lo hemos analizados, todo aquel que “NACE DEL ESPÍRITU” es “UN ESPÍRITU” (Juan 3: 6). El mismo pasaje de 1 Pedro 3 lo dice de esta manera:

En su fragilidad humana, murió; pero resucitó con una vida espiritual”.

Ahora; debemos de entender que los seres celestiales, es decir: todos aquellos que tienen cuerpo de espíritu, tienen la potestad de aparecerse a los seres humanos usando cuerpos de “carne y hueso”. Fíjense en Genesis 18: 1-3. Donde tres seres celestiales se le aparecen a Abrahán, y hasta comen con Abrahán. Dos de esos seres celestiales se dirigieron a Sodoma, y los sodomitas, al verlos, querían violarlos, ya que los vieron como a varones hermosos, sin darse cuenta que esos dos varones eran ángeles del cielo. Unos de esos seres se quedó hablando con Abrahán, y ese es el padre celestial, el Dios todopoderoso que había bajado a la tierra en forma de humano de carne y huesos.

Es así como el señor Jesucristo, luego de resucitar, se aparece a sus discípulos. No se les apareció en su forma espiritual glorificada, sinó con un cuerpo de “carne y hueso”, pero de “carne y huesos evidentemente inmortal, vamos a leerlo:
“Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. Y cuando dijo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos todavía no lo creían a causa de la alegría y que estaban asombrados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Lucas 24: 39-41.

Jesús se les apareció con un cuerpo de carne y hueso, ya que los discípulos requerían tener testimonio de que ese era el mismísimo Jesús, inclusive ver las marcas de los clavos, y la llaga de la lanza en el costado. Ese era un cuerpo de “carne y huesos”, no un cuerpo de “carne y sangre”, ya que “la carne y la sangre no heredan el reino de los cielos” (1 Corintios 15:50).

Después de 40 días junto a sus discípulos, entonces Jesús sube al cielo, y ya no necesita ese cuerpo de “carne y huesos”, sinó que ahora usa su cuerpo espiritual, su cuerpo divinizado de gloria. Es por esto que el apóstol Juan, en la isla de Patmos, al recibir la visión de apocalipsis, se encuentra con el Jesús glorioso, con un cuerpo espiritual, vamos a leerlo:

Apocalipsis 1: 12-18: “Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

Como podemos ver, aquí se muestra a Jesús con su cuerpo divinizado, su cuerpo espiritual, y se le describe con una gloria radiante, tan brillante como el sol. Fíjense que, al contrario de la creencia popular, los seres espirituales y se pueden ver, como el profeta Daniel que en muchas ocasiones fue visitado por seres celestiales. Además, los seres espirituales se pueden parpar, ya que el Jesús glorioso tocó a Juan, así como aquel ángel glorioso (Jesús en su preexistencia divina) tocó al profeta Daniel (Daniel 10: 1-12). Observen también como en este pasaje de apocalipsis 1 Juan describe a Jesús glorificado reconociéndolo como “el hijo del hombre”. Es decir: Jesús había nacido en la tierra a través de María y José, como un ser humano, y al resucitar, se había convertido en “UN HOMBRE GLORIFICADO”, y así seremos los verdaderos creyentes en el futuro, cuando Jesús regrese por segunda vez, seremos “hombres glorificados”, con cuerpos espirituales e inmortales.

Decimos esto para que quede totalmente claro que los seres celestiales pueden recubriese con cuerpos parecidos a los humanos; es por eso que esos ángeles que pecaron abandonaron su condición espiritual, tomaron cuerpos de “carne y huesos” inmortales y vinieron a establecerse en esta tierra pretendiendo ser los grandes dioses que debían ser adorados y servidos por los humanos, tal y como lo demuestra génesis capítulo 6 y el libro de Enoc. Esto explica, también, la razón por la cual ellos pudieron tener contactos sexuales con mujeres humanas y preñarlas, de donde nacieron aquellos nefilim, es decir: los gigantes. Es por esta razón que en la mayoría de culturas antiguas del mundo existen imágenes, monumentos y estatuas que representan a esos antiquísimos seres que descendieron del cielo a la tierra; incluso el dios griego Zeus es descrito como un dios fornicario, que amaba sobremanera el sexo y engendró varios hijos semidioses. Decir que esas mitologías solo son un reflejo distorsionado de lo que en realidad pasó en la era antediluviana, cuando esos dioses angelicales se materializaron y tomaron para si mujeres humanas y procrearon a los gigantes. Esos ángeles rebeldes quedaron aprisionados portando esos cuerpos de “carne y huesos”, ya que ellos habían abandonado el ámbito espiritual; y en el futuro (en el juicio final) Dios los va a destruir en esos mismos cuerpos de carne y huesos, ese es el castigo reservado para esos seres angelicales rebeldes.

 



RESUMIENDO ESTA PARTE.

Bien, ha quedado demostrado que Jesús, dando su vida de forma completa hasta la mismísima muerte, hiso el pago perfecto para redimir a todos aquellos que creen en él Su vida santa y sin pecado fue entregada de forma completa, no quedó nada de él con vida en ese proceso, sinó que Jesús entró en la NO EXISTENCIA por amor a los escogidos. Recuerden que en Levítico 17:11 se dice bien claro que “LA VIDA ESTA EN LA SANGRE”, y tenemos que Jesús derramó toda su sangre en el sacrificio: LA SANGRE DEL NUEVO PACTO: la única sangre pura que podía dar redención eterna.

Como Jesús murió siendo inocente, sin haber cometido pecado, Dios el padre lo regresó a la vida, engendrándolo con su espíritu santo, resucitándolo de entre los muertos, de este modo ahora Jesús se ha ganado el puesto de sumo sacerdote eterno, y está en el cielo a la diestra de Dios, intercediendo por todos aquellos que un día alcanzaremos la redención.



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