JESUCRISTO: EL HIJO
UNIGÉNITO Y PRIMOGÉNITO DEL PADRE: LA DOCTRINA DE “EL PADRE Y EL HIJO”.
17.
Por Alexander Gell: estudiante
de la biblia 2021-2022.
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CAPÍTULO 13.
¿DONDE ESTABA JESUCRISTO ESOS TRES DÍAS DE
SU MUERTE?
En el sistema iglesiero apostata (SIA) se
cree en la falsa doctrina de “LA INMORTALIDAD DEL ALMA”, es decir: ellos creen
que inmediatamente una persona “muere”, en realidad “no está muerta”, sino que
del cuerpo muerto de esa persona “surge” una especie de “fantasma” o “ser
espiritual”, al cual le tienen el sobrenombre de “alma inmortal”; esa creencia
satánica de “la inmortalidad del alma” es la base del espiritismo, y fue
introducida en la falsa cristiandad a través de la gran ramera católica romana.
Aquellos que apoyan la doctrina de la inmortalidad
del alma y la doctrina de los sufrimientos eterno del infierno, en la
cristiandad católica y evangélica, siempre citan 1 Pedro 3: 18-20 para
supuestamente demostrar que los muertos en realidad no están muertos, sinó que
siguen vivos en forma de ¨alma inmortal¨ en un más allá inmediatamente
después que la persona fallece. También usan dicho pasaje para decir que existe
un lugar de tormentos, una prisión, donde quedan presos las supuestas almas de
aquellos humanos que mueren en impiedad. Además, toman ese pasaje para afirmar
la mentira de que el señor Jesús cuando murió, en realidad “no estaba muerto”,
sino que se convirtió en un supuesto ser espiritual o fantasma, y en esa
condición fue a “visitar” esos “lugares de tormentos”. Vamos a leer el pasaje bíblico en cuestión y
luego vamos a hacer un breve análisis del mismo, y lo vamos a comparar con
otros pasajes bíblicos; para que podamos comprobar si la doctrina de la
inmortalidad del alma y los sufrimientos eternos del supuesto infierno se puede
apoyar en ese pasaje. Vamos a usar la traducción reina Valera versión 1960.
“Porque también Cristo padeció una sola vez
por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la
verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue
y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron,
cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se
preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho almas, fueron
salvadas por agua.”
Ahora vamos a leer el mismo pasaje, pero en la versión “Dios habla hoy”, la cual es una traducción mil veces mejor que la Reina Valera 1960:
“Porque Cristo mismo sufrió la muerte por
nuestros pecados, una vez para siempre. Él era inocente, pero sufrió por los
malos, para llevarlos a ustedes a Dios. En su fragilidad humana, murió; pero resucitó con una vida espiritual, y de
esta manera fue a proclamar su victoria a los espíritus que estaban
presos. Éstos habían sido desobedientes
en tiempos antiguos, en los días de Noé, cuando Dios esperaba con paciencia
mientras se construía la barca, en la que algunas personas, ocho en total,
fueron salvadas por medio del agua.”
Los apoyadores de la doctrina de la inmortalidad del alma y de la doctrina de los tormentos eternos del infierno ardiente toman este pasaje para postular dos cosas:
Primero:
que nuestro señor Jesucristo siguió vivo inmediatamente murió, es decir:
ellos aseguran que en realidad lo que murió fue el cuerpo del señor, pero su
alma o espíritu siguió vivo inmediatamente falleció: lo que quiere decir que
nuestro señor en realidad nunca murió por completo, ya que en la mentalidad de
los apoyadores de la doctrina de la inmortalidad del alma la muerte no existe
como tal, es decir: la muerte no es la aniquilación total e inmediata, sinó que
ellos creen que existe “algo inmortal” dentro de los humanos que
sobrevive inmediatamente a la muerte física; a ese “algo” supuestamente
eterno ellos le llaman espíritu o alma inmortal, la cual, supuestamente, sigue
viva desde el mismo momento que la persona muere. Ellos aseguran, pues, que
nuestro señor Jesucristo continuó vivo inmediatamente después de muerto transformándose
en un alma inmortal, una especie de fantasma; y que de esa forma fue a visitar
lo que ellos llaman “el infierno”, donde supuestamente están las almas
de los seres humanos encarcelados y condenados.
Segundo: los pertenecientes a la
cristiandad católica y evangélica toman ese pasaje para asegurar que existe un
lugar llamado ¨infierno¨ donde los espíritus están encarcelados y en tormentos.
Ellos creen que esos espíritus se refieren a las almas de seres humanos que, al
vivir impíamente cuando estaban en vida, ahora se encuentran en ese lugar, o
prisión de tormentos, pagando por sus culpas. Dicen que en ese lugar también
están el diablo y los demonios torturando a esas almas en penas.
Para comenzar a entender estos pasajes lo primero
que debemos dejar claro es; ¿quiénes son esos espíritus encarcelados? ¿acaso
son las supuestas almas inmortales de personas que fallecen? ¿o son otro tipo
de seres?
Las escrituras
nunca demuestran que los seres humanos, al morir, se transforman en espíritus
inmortales, ya que en realidad las personas que fallecen regresan al polvo y
dejan de existir, (hasta el día de la resurrección). Según las escrituras; lo
que sucede con las personas que mueren es lo siguiente;
“Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra;
en ese mismo día perecen sus pensamientos.” Salmos 146:4.
El mismo señor Jesucristo asegura que los
muertos, tanto justos como injustos, están en sus sepulcros inconscientes en el
sueño de la muerte hasta que llegue el día de la resurrección, vamos a leerlo;
"Vendrá hora cuando todos los que
duermen en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, despertarán
a resurrección de vida, más los que hicieron lo malo, a resurrección de
condenación.” Juan 5:28-29. Si Jesús dice que
los muertos están en los sepulcros, pues es imposible que estén vivos en otro
lugar.
Además, ciertamente el alma muere; no es
inmortal: la misma boca de Dios lo confirma de la siguiente manera:
“He aquí que todas las almas son mías; como
el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa
morirá.” Ezequiel 18:4.
Por lo tanto, esos espíritus encarcelados
que aparecen en ese pasaje de1 Pedro 3: 18-20 no puede referirse a ¨almas
inmortales¨ de seres humanos.
Ahora veamos que las escrituras,
efectivamente, si demuestran de manera explícita que existen otros seres, que
no son humanos, que son llamados “espíritus”. Es, en realidad, a los ángeles a
quienes se les llama espíritus, Leámoslo:
“Ciertamente de los ángeles dice: El que
hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego.” Hebreos 1:7.
Pues bien; son los ángeles quienes reciben
el nombre de espíritus, a lo cual debemos preguntarnos; ¿esos espíritus
encarcelados de los que habla el apóstol Pedro son ángeles? ¿pueden los ángeles ser puestos en prisión?
Veamos la respuesta que da el mismo apóstol Pedro;
“Dios no perdonó a los ángeles que pecaron,
sinó que arrojándolos al Tártaro los entregó a prisiones de oscuridad, para ser
reservados al juicio”. (2 Pedro 2:4).
Como podemos ver; las escrituras afirman
que si existen unos ángeles que pecaron, se rebelaron contra Dios y el señor los
entregó a prisiones de oscuridad en cierto lugar llamado el tártaro. El tártaro
es una transliteración griega de la palabra hebrea Tejóm; que significa;
abismo. Por lo tanto, queda demostrado que, en el abismo, lugar que también se
conoce como; “prisiones de oscuridad¨, los que se encuentran encarcelados son
ciertos ángeles o seres espirituales que se rebelaron contra el creador, lo que
quiere decir que, en ese lugar, o cárcel espiritual, no se hayan espíritus o
almas inmortales de seres humanos. El texto dice bien claro que esos ángeles
están recluidos en esa prisión hasta que sean destruidos en el lago de fuego
cuando llegue el día del gran juicio final.
Ahora debemos preguntarnos; ¿Cuándo esos
ángeles pecaron y se rebelaron contra Dios? ¿en qué consistía el pecado de esos
ángeles? Veamos la respuesta en el libro de génesis capítulo 6, donde dice;
“Al unirse los hijos de Dios con las hijas
de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes, que fueron los
famosos héroes de antaño. A partir de entonces hubo gigantes en la tierra.” Ciertos seres llamados ¨hijos de Dios¨, o dioses;
(Elohim; según el texto arameo original), vinieron a la tierra a tener
relaciones con las hijas de los hombres en un acto de fornicación sobrenatural;
una abominación. Recordemos que cristo mismo dice que los ángeles ni se casan
ni se dan en casamiento, es decir: no vinieron a la existencia para tener
relaciones sexuales como los humanos, mucho menos para tomar mujeres humanas.
Es por eso lo grave del pecado antinatural que cometieron esos seres conocidos
como dioses o Elohim, los cuales génesis capítulo 6 identifica como ‘’HIJOS DE
DIOS¨.
Veamos como otros
pasajes de las sagradas escrituras nos revelan y confirman quienes son esos
¨hijos de Dios¨. Encontramos en el libro de Job, que esos Elohim o hijos de
Dios ya existían antes de la creación del mundo. Dice el relato que mientras
Dios organizaba el mundo, allí estaban esos hijos de Dios, aplaudiendo llenos
de júbilo al ser testigos de la creación que Dios realizaba en este mundo,
vamos a leerlo;
“¿Sobre qué Están afirmados los cimientos
del mundo? ¿O quién puso su piedra angular, cuando aclamaban juntas las
estrellas del alba, y gritaban de Júbilo todos los hijos de Dios?”. Job 38:7.
Pues bien, después que Dios creó al ser
humano y estos comenzaron a multiplicarse, una parte de esos ángeles o hijos de
Dios, también conocidos como ¨LOS VIGILANTES¨ en el libro de Enoc, vinieron a
la tierra y unieron su genética con la genética humana; una unión que Dios no
había ordenado; un acto totalmente antinatural. De la unión antinatural de esos
dioses o ángeles con las mujeres humanas sus hijos nacieron gigantes, (del
idioma arameo nefilim, que se traduce; ¨gigantes¨ o “los caídos”); unos seres
llenos de maldad; mitad humanos, mitad ángeles, seres parecidos a los hombres,
pero de enorme tamaño y de gran fortaleza sobrenatural. Según el libro de Enoc,
estos gigantes provocaron e incitaron a los hombres a cometer tantos actos
abominables que el mismo Dios decidió enviar un diluvio para provocar el
exterminio de todo lo que existía sobre la tierra, con excepción de Noé y su
familia; Leámoslo:
“Al ver el Señor que la maldad del ser
humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían
siempre hacia el mal, se arrepintió de haber hecho al ser humano en la tierra,
y le dolió en el corazón. Entonces dijo:
«Voy a borrar de la tierra al ser humano que he creado. Y haré lo mismo con los
animales, los reptiles y las aves del cielo. ¡Me arrepiento de haberlos
creado!» Pero Noé contaba con el favor
del Señor.’’ Génesis 6: 5-8.
Sin embargo, esos dioses o Elohim, también
conocidos como ¨hijos de Dios¨, que son los ángeles que descendieron para
ligarse con las hijas de los hombres en actos sexuales contra naturaleza y de
extrema fornicación, no corrieron la misma suerte que los seres humanos de
aquella generación, es decir; no fueron destruidos en las aguas del diluvio.
Ellos fueron encarcelados por orden de Dios en un lugar llamado abismo o
tártaro. La palabra hebrea utilizada para definir esa prisión o abismo es la
palabra: Tejóm; y define a un lugar profundo debajo de la masa de agua del
océano. Recordemos que al principio de la creación el libro de génesis dice que
las aguas cubrían la faz del abismo: por lo tanto, esa prisión llamada abismo
se encuentra en algún lugar del fondo del mar. Según el libro de Enoc, esas
prisiones del abismo fueron creadas en un lugar desierto, pero luego ese lugar
fué hundido con las aguas del diluvio. Y es allí que están presos esos ángeles
hasta el día del juicio. Eso es lo que afirma el nuevo testamento en el libro
de judas; ya que el apóstol judas habla claramente sobre esos ángeles que
pecaron y da a conocer que el pecado de ellos es igual al pecado de inmundicia
sexual que luego cometieron los habitantes de Sodoma y Gomorra, vamos a leerlo;
“Y a los ángeles que no mantuvieron su
posición de autoridad, sinó que abandonaron su propia morada, los tiene
perpetuamente encarcelados en oscuridad para el juicio del gran Día. Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades
vecinas son puestas como escarmiento, al sufrir el castigo de un fuego eterno,
por haber practicado, como aquéllos, inmoralidad sexual y vicios contra la
naturaleza¨. Judas 6-7.
Como podemos ver; el pecado de esos ángeles
el apóstol judas los compara con los actos sexuales antinaturales que luego
cometieron los pervertidos que vivieron en Sodoma y Gomorra. A los ángeles, por
ser inmortales, Dios les tiene prohibido darse en casamiento, pero esos ángeles
(200 ángeles en total, según el libro de Enoc), no solo tomaron mujeres como
esposas, sino que también desafiaron a Dios mismo, creando esa raza de gigantes
que destruía a los seres humanos. Es por eso que Dios ha puesto a esos ángeles
en esas prisiones de oscuridad. Estas palabras son confirmadas por el apóstol
Pedro cuando dijo lo siguiente:
"Porque si Dios no perdonó a los
ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al Tártaro los entregó a prisiones
de oscuridad, para ser reservados al juicio, Tampoco perdonó al mundo antiguo,
sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, y trajo
el diluvio sobre el mundo de los impíos. También condenó por destrucción a las
ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir
impíamente. ¨ (2 Pedro 2:4-6).
Para poder entender a cabalidad lo que
sucedió antes del diluvio, y como esos ángeles vinieron a la tierra e hicieron
actos incorrectos con los humanos, y de cómo la tierra fue invadida por
gigantes que provenían de la liga sexual de ángeles con humanos, basta leer el
relato que se encuentra en el libro de Enoc.
Recordemos que el libro de Enoc es un libro
citado por los apóstoles de Jesucristo. Precisamente el apóstol judas cita un
pasaje del libro de Enoc, lo cual demuestra que ese libro era de gran aprecio
por los apóstoles de cristo y era usado en la iglesia de los primeros siglos de
la era cristiana. vamos a leerlo:
“Acerca de los mismos también Profetizó
Enoc, séptimo después de Adán, diciendo: "He Aquí, el Señor vino entre sus
santos millares para hacer juicio contra todos y declarar convicta a toda
persona respecto a todas sus obras de impiedad que ellos han hecho Impíamente y
respecto a todas las duras palabras que los pecadores Impíos han hablado contra
él." (judas 14-15). (Cuando el apóstol
Judas, hermano de Jacobo, (Judas 1:1), hizo referencia al libro de Enoc; él
estaba citando una PROFECÍA DICHA POR ENOC, en la cual se hace referencia a la
futura SEGUNDA VENIDA GLORIOSA DEL CRISTO con sus ángeles al final del tiempo,
antes del milenio; para hacer juicio sobre el mundo, y esto significa que para
los apóstoles del Cristo, y para los cristianos de los cuatro primeros siglos,
Enoc era considerado un verdadero PROFETA de Dios muy especial, por eso es que
los cristianos de los cuatro primeros siglos, y especialmente los principales
¨padres de la Iglesia¨, tenían en gran estima dicho libro de Enoc).
AHORA ANALICEMOS LA VISITA DE CRISTO A LAS PRISIONES DEL ABISMO.
El sistema iglesiero apostata afirma que
cuando Cristo murió en el madero de tormento inmediatamente se trasformó en un
espíritu, una especie de fantasma, y que, (mientras su cuerpo permanecía en la
tumba por tres días), cristo había emprendido un viaje espiritual a las
prisiones de oscuridad para visitar a los espíritus encarcelados; lo que quiere
decir que mientras el cuerpo del señor estaba en la tumba, supuestamente cristo
seguía vivo en otro sitio en forma de ¨alma inmortal¨.
Las escrituras demuestran todo lo
contrario. El mismo señor Jesucristo enseñó que iba a permanecer muerto, es
decir; sin vida, por tres días, leámoslo:
“Y comenzó a enseñarles que le era
necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos,
por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto y resucitar
después de tres días.” Marcos 8:31.
Como podemos ver en ese pasaje, el mismo
señor Jesucristo dice de forma bien clara que iba a resucitar, es decir; volver
a la vida, después de tres días de muerto. Nunca vamos a encontrar por ninguna
parte del nuevo testamento que diga que el señor Jesucristo siguió vivo
inmediatamente murió, convirtiéndose en una supuesta ¨alma inmortal¨, en
realidad lo que enseña las escrituras es que cristo resucitó como una persona
inmortal después de tres días de muerto, leámoslo:
“así está escrito y fue necesario que el
Cristo padeciese, y resucitara de los muertos al tercer día.” (Lucas 24: 46).
Este pasaje dice bien claro que el señor
Yahshua el mesías resucitó de entre los muertos ¨al tercer día¨, ni más ni
menos; por lo tanto; nuestro señor Jesucristo permaneció en la tumba por tres
días inconsciente en el sueño de la muerte, y fué despertado al tercer día
cuando el padre celestial le devolvió la
vida por medio de la resurrección; lo que quiere decir que el sistema iglesiero
apostata moderno miente al asegurar que cristo
siguió vivo inmediatamente murió, supuestamente transformándose en un
¨alma inmortal¨. Ese tipo de creencia surge de la doctrina mentirosa de ¨la
inmortalidad del alma¨, cuya procedencia se remonta al principio de la
creación, cuando el diablo engañó a Eva diciéndole la frase; ¨no moriréis¨,
de este modo satanás le estaba asegurando a Eva que no iba a morir aunque
desobedeciera a Dios; que de todas maneras serian inmortales; cuando, en
realidad, el mismo Dios les había asegurado a Adán y Eva que el día que
desobedecieran ¨ciertamente morirán¨, tal y como se lee en Génesis 2 verso 17:
“Y Yahveh Dios Mandó al hombre diciendo:
"Puedes comer de todos los árboles del Jardín; pero del árbol del
conocimiento del bien y del mal no Comerás, porque el Día que comas de él,
ciertamente Morirás.”
Por lo tanto; la primera mentira del diablo
a la raza humana fue decirle que nunca iban a morir, aunque pecaran; que
siempre iban a vivir, cuando, en realidad; Dios mismo había dicho lo contrario.
Algo que certifica que satanás mintió de manera descarada, es que después que
desobedecieron, Adán y Eva comenzaron el proceso de degeneración,
envejecimiento, que al final los llevó a la muerte, cumpliéndose de este modo
lo que Dios había dicho. La sentencia de Dios por la desobediencia es que el
ser humano regresara al polvo; a la inexistencia. Esto se da a conocer en
Génesis 3 verso 19, donde dice lo siguiente:
“con el sudor de tu rostro comerás el pan
hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres y
al polvo volverás¨. Génesis 3: 19.
Esta condena de Adán fue traspasada a toda
su descendencia, por lo tanto, todos los seres humanos mueren de la misma forma
que Adán, es decir; regresan al polvo; eso es exactamente lo que afirma las
escrituras griegas cristianas, Leámoslo:
“Por medio de un sólo hombre el pecado
entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la
muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.” Romanos 5: 12.
Es por esto que cristo dice que todos los
muertos, tanto justos como injustos, están en sus sepulcros, de donde van a ser
despertados, es decir, van a regresar a la vida, cuando Dios les devuelva la
vida por medio de la resurrección, y es entonces que los justos reciben la vida
eterna en el reino de Dios, mientras que los injustos reciben lo que el libro
de apocalipsis llama; ¨la muerte segunda¨, es decir: la destrucción eterna en
el lago de fuego, donde son totalmente eliminados para siempre y dejan de
existir, ya que Jesús dijo que Dios DESTRUIRÁ, (aniquilará), el cuerpo y el
alma, (la vida y todo el ser), de los condenados en el fuego, tal y como se lee
en Mateo 10:28; la muerte segunda en el lago de fuego es la destrucción final,
el pago eterno por el pecado, de allí no habrá más resurrección, sino que esas
personas condenadas dejaran de existir para siempre, ya que la paga por el
pecado es la muerte.
Por lo tanto; esa doctrina de la
inmortalidad del alma, tan popular entre la mayoría de creencias paganas y
entre la cristiandad apostata; es un vil fraude; es, en realidad: la primera
mentira del diablo.
Si el alma fuera inmortal, Jesús HABRÍA
MENTIDO. Jesús dijo que vino para dar su ALMA, es decir: su vida en rescate de
muchos:
“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir, y para dar su vida, (alma), en rescate por muchos.”
(Marcos 10:45).
La palabra griega traducida por ¨vida¨ es
psijé, que también es traducida por ALMA. El alma es el ser vivo, la persona. Ahora
bien, si el alma fuera inmortal, ¡entonces Jesús no habría dado su alma o vida
en rescate!!, es decir, NO HABRÍA MUERTO, y no existiría la redención por su
sangre. Por lo tanto, la doctrina de la inmortalidad del alma es absolutamente
diabólica, ¡es un ataque frontal contra el Evangelio!; los que creen en esa
doctrina absurda de la inmortalidad del alma literalmente están negando que
Jesús murió, y si Jesús no murió, entonces no hubo pago por los pecados y no
existe la redención.
Pues bien: las escrituras demuestran en 1
corintios 15: 45 que Cristo resucitó como espíritu vivificante; entonces fué a
predicar a esos espíritus o ángeles encarcelados. Indudablemente lo que cristo
fue a hacer en esas prisiones de oscuridad fue a sellar o confirmar el juicio de
Dios que pesa sobre esos ángeles rebeldes. Jesús obviamente les anunció su
victoria, su muerte y resurrección. Por lo tanto, el pasaje de Pedro enseña lo
que Jesús hizo DESPUÉS DE RESUCITAR AL TERCER DIA, y de ninguna manera se
refiere a algo que sucediera antes de la resurrección de Jesús. Cuando Jesús
murió, sencillamente dejó de vivir, dejó de existir por tres días, y él volvió
a vivir únicamente cuando el Dios Padre le resucitó al tercer día, según se
puede leer en Hechos 2:27-31.
Eso ángeles que están prisioneros en el
abismo, antes de pecar, ellos eran “los vigilantes”, es decir: habían sido
instituidos por Dios para que intercedan y guarden a los humanos (eso se lee en
el libro de Enoc), pero esos ángeles decidieron de sí mismos hacer un juramento
de maldición, y se unieron en desobediencia, para tomar mujeres de la tierra y
así crear una raza de gigantes. Ellos eran seres poderosos, eran dioses, habían
vivido en el cielo, habían conocido al verbo de Dios, es decir, a Jesús en su
preexistencia divina.
El libro de Enoc pasa a descubrir el nombre
del jefe de ese grupo de ángeles, los cuales se habían juramentado en no
retroceder en ese proyecto de invasión sobre la tierra, vamos a leerlo:
“Entonces Shemihaza, que era su jefe, les
dijo a sus compañeros: "Temo que no queráis cumplir con esta acción y sea
yo el único responsable de un gran pecado". Pero ellos le respondieron:
"Hagamos todos un juramento y comprometámonos todos bajo un anatema a no
retroceder en este proyecto hasta ejecutarlo realmente¨. Entonces todos juraron
unidos y se comprometieron al respecto los unos con los otros, bajo anatema. Y
eran en total doscientos los que descendieron sobre la cima del monte que
llamaron ¨Hermon¨, porque sobre él habían jurado y se habían comprometido
mutuamente bajo anatema.”
Enoc dijo que fueron 200 los ángeles que
descendieron a la tierra, sobre la cima del monte Hermón. Esto nos recuerdas
algunas historias mitológicas donde situaban las moradas de los dioses sobres
altas montañas, como en el caso del monte olimpo, donde la mitología griega
asegura que habitaban los grandes dioses como Zeus, apolos y atenea. Esos
relatos mitológicos simplemente son un reflejo engañoso y distorsionado de lo
que en realidad sucedió en los días antediluvianos, cuando esos ángeles o
dioses descendieron a la tierra y se establecieron sobre el monte llamado
Hermón.
En el capítulo 7 del libro de Enoc dice lo
siguiente: ¨Todos y sus jefes tomaron para sí mujeres y cada uno escogió
entre todas y comenzaron a entrar en ellas y a contaminarse con ellas, a
enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces y a enseñarles sobre las
plantas.¨ Quedaron embarazadas de ellos y parieron gigantes de gran altura que nacieron sobre la tierra y
conforme a su niñez crecieron.”
Algo importante que debemos decir sobre
esos vigilantes o ángeles descrito en el libro de Enoc, es que era un grupo de
200 seres celestiales al mando de un ángel llamado Shemihaza. Dios mismo había
posicionado a ese grupo de ángeles para que sean intercesores de la raza humana,
es decir; para que los vigilen, los cuiden e intercedan por ellos. Es por eso
que después que esos ángeles pecaron uniéndose sexualmente con las mujeres
humanas, Dios los castiga encerrándolos en el abismo, y cuando esos ángeles
envían a Enoc a interceder por ellos, Dios les envía la siguiente respuesta;
"Ve y dile a los Vigilantes del cielo
que te han enviado a suplicar por ellos: 'A vosotros corresponde interceder por
los humanos y no a los humanos por vosotros¨.
Este pasaje del libro de Enoc es el que demuestra que antes de esos ángeles
pecar, eran intercesores de la raza humana, puestos en esa posición por el
mismo Dios supremo.
Los 200 ángeles se unieron sexualmente con
las mujeres de la tierra, y les dieron conocimientos ocultos sobre magia y
hechicería. Esto queda confirmado en el capítulo 8 del libro de Enoc, donde
dice lo siguiente;
Shemihaza enseñó encantamientos y a cortar
raíces; Hermoni a romper hechizos, brujería, magia y habilidades afines;
Baraq-el los signos de los rayos; Kokab-el los presagios de las estrellas;
Zeq-el los de los relámpagos; Artaqof enseñó las señales de la tierra;
Shamsi-el los presagios del sol; y Sahari-el los de la luna, y todos comenzaron
a revelar secretos a sus esposas. Asael enseñó a los hombres a fabricar espadas
de hierro y corazas de cobre y les mostró cómo se extrae y se trabaja el oro
hasta dejarlo listo y en lo que respecta a la plata a repujarla para brazaletes
y otros adornos. A las mujeres les enseñó sobre el antimonio, el maquillaje de
los ojos, las piedras preciosas y las tinturas¨. Y entonces creció mucho la
impiedad y ellos tomaron los caminos equivocados y llegaron a corromperse en
todas las formas.”
Como podemos ver, esos ángeles aprovecharon
la caída de Adán y Eva, y en vez de interceder por los humanos, lo que hicieron
fue corromper aún más al ser humano. Es por eso que esos seres fueron
condenados a una prisión espiritual en el abismo, y allí quedaran hasta el día
del juicio final, que es cuando Dios los destruirá en el lago de fuego, vamos a
leerlo:
"Porque Dios no perdonó a los ángeles
que pecaron, sinó que arrojándolos al Tártaro los entregó a prisiones de
oscuridad, para ser reservados al juicio.” (2 Pedro 2:4).
Es por eso que, luego de resucitar, el
señor Jesucristo va a esas prisiones de oscuridad a proclamar su victoria sobre
la muerte y a proclamar que los seres humanos ya tenían una esperanza para
vivir. Esos ángeles que, en vez de interceder por los humanos, lo que hicieron
fue corromper a la raza humana, ahora reciben la noticia de que la raza humana
que ellos pretendieron destruir y suplantarla por una raza de gigantes, ahora
tienen salvación a través de la obra de Jesucristo, cuando este hiso el pago
por los pecados entregando su propia vida hasta la muerte.
Por lo tanto, esa visita de Jesús a esas
prisiones de oscuridad sucedió luego de Jesús resucitar como espíritu
vivificante. El apóstol Pablo asegura que Adán fue hecho “alma viviente”,
mientras que Jesús, al resucitar, fue hecho “espíritu vivificante”, vamos a
leerlo:
“Así también está escrito: El primer
HOMBRE, Adán, FUE HECHO ALMA VIVIENTE. El último Adán, espíritu vivificante.” 1
corintios 15: 45.
Repito; Jesús se convirtió en “espíritu
vivificante” luego que resucitó de entre los muertos, ya que Jesús (cuando
permaneció tres días y tres noches en la tumba) estaba completamente muerto, es
decir: HABÍA DEJADO DE EXISTIR: NO TENIA VIDA, ya que la muerte es lo contrario
a la vida. Jesús pagó con su propia vida para poder salvar a las personas que
creyeran en él, y (como Jesús fue completamente justo y sin pecado), Dios el
padre le regresó a la vida por medio de la resurrección.
Ahora podemos comprender cabalmente ese
pasaje del apóstol Pedro, cuando dijo lo siguiente:
“Porque también Cristo padeció una sola vez
por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la
verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fué
y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron,
cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se
preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho almas, fueron
salvadas por agua.1 pedro 3: 18-20.
Por lo tanto (repito) la biblia explica lo
que Jesús hiso inmediatamente luego de resucitar: fue a esas prisiones de
oscuridad a proclamar su victoria sobre la muerte y la redención del ser humano
a través del sacrificio de Jesús. Recuerden que Jesús resucito justamente 3
días y 3 noches después de su muerte. Murió el miércoles a las 3 de la tarde, y
resucitó el sábado al atardecer. Él se apareció a sus discípulos el día
domingo. Por lo tanto, en ese transcurso de tiempo, luego de resucitar, no se
apareció a sus discípulos inmediatamente ese sábado, sinó que ese sábado, luego
de resucitar, fue a esas prisiones de oscuridad a proclamar su victoria a esos
ángeles condenados.
Todo esto deja claro que la cristiandad
apostata iglesiera miente al decir que el señor Jesucristo, inmediatamente
murió, no permaneció muerto esos tres días y tres noches, sinó que continuó
vivo, transformado en una especie de fantasma o “espíritu desencarnado”; esa
creencia es totalmente satánica, ya que está negando que Jesús pagó con su
propia vida para redimir a los seres humanos que creyeran en él. Además de que
es una fábula mentirosa creer que Jesús fue al “infierno” inmediatamente murió,
ya que la doctrina del supuesto “infierno de tormentos eternos” es otra de las
doctrinas demoniacas infiltrada en el cristianismo a través de la gran ramera
católica romana. Es más; la palabra LATINA “infernum” ni siquiera existe en los
originales de las sagradas escrituras, ya que los originales de la biblia no se
escribieron en idioma latín, sino que se escribió en arameo y hebreo el antiguo
testamento, y en griego el nuevo testamento, y esa palabra latina “infernum”
fue introducida en las traducciones bíblicas desde la vulgata latina del
papista Jerónimo, en el siglo cuarto después de cristo. Por lo tanto, esa
doctrina de demonios de que Jesús fue introducido en un supuesto inframundo
llamado “infierno” inmediatamente murió es una total falsedad, ya que el mismo
Jesucristo profetizó que iba a permanecer en la tumba por tres días y tres
noches, y luego de ese tiempo es que Dios el padre lo iba a resucitar, vamos a
leerlo:
Mateo17: 22-23: “Mientras andaban juntos
por Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de
los hombres. Y le matarán, y al tercer día resucitará. Y ellos se
entristecieron mucho.”
Siglos antes de Cristo, el mismo profeta
Daniel había profetizado que se le quietaría la vida al mesías, vamos a leerlo:
“Y
después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías…” Daniel 9:
26.
Evidentemente “quitar la vida” significa
literalmente “dejar de vivir”, en pocas palabras: quien muere deja de existir,
ya no tiene vida. Nuestro señor Jesucristo regresó a la vida después de que el
padre celestial lo resucitara de entre los muertos. Solo resucitan los que no
están vivos, ya que si una persona continua con vida ¿para qué resucitarla?
Los apostatas iglesieros alegan que lo
único que murió de Jesús fue únicamente “su cuerpo”, pero “su espíritu” o “alma
inmortal” continuó con vida. Esa conjetura es una soberana mentira de satanás,
ya que el ser humano, cuando muere; muere de forma completa: no queda nada con
vida. Jesús, estando agonizando en el madero de tormentos, entregó a Dios su
hálito de vida, es decir: su energía vital, vamos a leerlo:
“Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre,
EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU. Y habiendo dicho esto, expiró.” Lucas 23:
46.
Ese espíritu de vida (RUAJ en hebreo) no es
una especie de fantasma, sinó que es la energía vital que mantiene el cuerpo
con vida. Cuando la persona muere, esa energía regresa a Dios quien es que la
da, y el cuerpo se desintegra en el polvo, vamos a leerlo:
Eclesiastés 12:7; “entonces volverá el
polvo a la tierra como lo que era, y el espíritu volverá a Dios que lo dió.”
La biblia es clara en cuanto a esto: ese
hálito o aliento de vida es una energía cuyo dueño es Dios el padre: todo ser
que muere regresa al polvo, y ese aliento o energía vitar regresa a Dios, vamos
a leerlo en otro pasaje:
“Si Dios pensara en retirarnos su espíritu,
en quitarnos su hálito de vida, todo el género humano perecería, ¡la humanidad
entera volvería a ser polvo!’’. Job 34: 14-15.
Jesús “expiró”, es decir: su aliento vital
salió, y entonces Jesús literalmente murió.
Marcos 15:37: “Y Jesús, dando un fuerte
grito, expiró.”
O sea que la muerte es expirar; observen
las raíces griegas de esta palabra en español: ex - fuera, spiros -
respiración, aliento; en pocas palabras: sin aliento. Así que hasta nuestro
idioma reconoce que la muerte viene cuando el aliento sale. No hay en el hombre
una parte espiritual que sobreviva a la muerte del cuerpo, ya que cuando llega
la muerte hasta los pensamientos desaparecen. Salmos 146:4 dice:
“Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en
ese día de veras perecen sus pensamientos.”
La palabra hebrea que se traduce espíritu
aquí es un derivado de ruaj. Algunos traductores la vierten aliento. Cuando
esta ruaj —o fuerza vital activa— sale del cuerpo, los pensamientos de la
persona perecen; no continúan en otra región o esfera.
Es por esto que Jesús, antes de morir,
estaba tan triste, porque sabía que iba a entregar su alma, es decir: todo su
ser, a la muerte, iba a dejar de existir, vamos a leerlo:
Mateo 26:38: “Entonces les dijo: Mi alma
está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad conmigo.”
Jesús nunca había experimentado algo como
la muerte, la no existencia, y eso le producía angustia, es por eso que, en el
huerto de Getsemaní, Jesús estaba en agonía, y hasta sudaba sangre, y clamaba a
su padre que le librara de ese trago amargo del sacrificio, vamos a leerlo:
Lucas 22: 44: “Y estando en agonía, oraba
con mucho fervor; y su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían
sobre la tierra.”
Lucas 22: 42: “y poniéndose de rodillas,
oraba, diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya.”
Hebreos 5:7: “Cristo, en los días de su
carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que
podía librarle de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.”
Jesús sabía lo que era la muerte: iba a
entrar a la NO EXISTENCIA, así como su amigo Lázaro que permaneció 4 días
muerto en su tumba. Así Jesús iba a permanecer tres días y tres noches sin
vida, sin pensamientos, en la inconciencia de la muerte, y su única esperanza
era la promesa de su padre celestial: de que el padre le devolvería a la vida,
ya que así estaba profetizado, vamos a leerlo:
Salmo 16: 9-11: “Por tanto, mi corazón se
alegra y mi alma se regocija; también mi carne morará segura, pues tú no
abandonarás mi alma en el Seol, ni permitirás a tu Santo ver corrupción. Me
darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en
tu diestra, deleites para siempre.”
El Seol es una palabra hebrea referente a
sepultura, ya que Jesús permaneció justamente 72 horas enterrado. Es por eso
que en las siguientes versiones bíblicas ese pasaje se lee de la siguiente
manera:
Versión Sagradas Escrituras 1569: “Porque
no dejarás mi alma en el sepulcro; ni dejarás que tu Misericordioso para que
vea corrupción.”
Versión Dios habla hoy: “pues no me dejarás
en el sepulcro, ¡no abandonarás en la fosa a tu amigo fiel!
Haciendo referencia a ese salmo, el apóstol
Pedro asegura que Dios sacó a Jesús de LA SEPULTURA, por medio de la
resurrección, vamos a leerlo:
Hechos 2: 23-36: “a éste, entregado por el
determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis
por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores
de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. Porque David
dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no
seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi
carne descansará en esperanza; Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni
permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la
vida; Me llenarás de gozo con tu presencia. Varones hermanos, se os puede decir
libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está
con nosotros hasta el día de hoy. Pero
siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que, de su
descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en
su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no
fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios,
de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de
Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado
esto que vosotros veis y oís. Porque David no subió a los cielos; pero él mismo
dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies. Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de
Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho
Señor y Cristo.”
La palabra griega “HADES” en el contexto
del conocimiento hebreo se refiere literalmente al sepulcro, por eso dice el
apóstol Pedro que el rey David estaba en su “sepultura” hasta ese día, y que
esa profecía no se cumplía en David, sinó que David profetizó sobre la
resurrección del señor Jesucristo, de que Dios no dejaría su persona (su alma)
en el sepulcro (el hades). Recuerden que el apóstol Pedro estaba en ese momento
citando el salmo16, donde aparece la palabra hebrea “SEOL”, la cual significa
“SEPULTURA”, y Pedro lo translitera al griego usando la palabra “HADES”, que,
en este caso, también significa “sepultura”, o “lugar de los muertos”. Aunque
entre los griegos la palabra “hades” define a un dios del inframundo, y a un lugar
donde supuestamente habitan “almas desencarnadas”, debemos recordar que Pedro
habla con el raciocinio o conocimiento hebreo, no bajo la influencia griega, y
para Pedro “hades” es lo mismo que “seol”, es decir: “sepultura”. Entonces,
esos pasajes están enseñando literalmente que, después de tres días y tres
noches de estar muerto, Dios el padre le devolvió la vida a Jesucristo por
medio de la resurrección; lo sacó de la inexistencia, cumpliéndose de ese modo
la promesa profética de que Dios no dejaría a su santo en el sepulcro, ni
permitiría que su santo viera corrupción, es decir: Dios lo resucitó antes de
que su cuerpo se descompusiera por causa de los golpes y las torturas que
recibió antes de morir, ya que Jesús al tener un cuerpo que contenía vida NEUTRAL
naturalmente no se podía corromper o podrir, pero por causa de todos esos
golpes, latigazos y torturas si podía llegar cierta corrupción al cuerpo
muerto, ya que los insectos carroñeros podían ser atraídos por la carne abierta
y la sangre goteando..
Es por eso que existe la doctrina bíblica
de la resurrección, ya que Dios regresa a la vida a los que no tienen vida, es
decir, los que han muerto. Solo los que han muerto pueden ser resucitados, es
decir: regresarlos a la vida. Si una persona está viva, no puede ser
resucitado. Es por eso lo falso y diabólico de esa doctrina perversa de “la
inmortalidad del alma”, la cual insinúa que el señor Jesucristo en realidad
nunca “murió” por completo, sino que (supuestamente) inmediatamente falleció,
se transformó en una especie de “fantasma o espíritu inmortal”, lo cual
(evidentemente) hace que su sacrificio no sea efectivo, ya que Jesús tenía que
pagar con su propia vida la redención de aquellos humanos que creerían en él;
lo que quiere decir que esa doctrina perversa da a entender que Jesús fue un
mentiroso, que dijo que iba a morir, pero en realidad no murió, sino que
continuó vivo en forma de “alma inmortal”. Si eso fuera cierto, entonces el
padre celestial jamás resucitó a Jesucristo, ya que solo los que están realmente
MUERTOS son los únicos que pueden regresar a la vida. Veamos como el apóstol
Pablo explica esto:
1 corintios 15: 12-22: “Pero si nuestro
mensaje es que Cristo resucitó, ¿por qué dicen algunos de ustedes que los
muertos no resucitan? Porque si los muertos no resucitan, entonces tampoco
Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, el mensaje que predicamos no vale
para nada, ni tampoco vale para nada la fe que ustedes tienen. Si esto fuera
así, nosotros resultaríamos ser testigos falsos de Dios, puesto que estaríamos
afirmando en contra de Dios que él resucitó a Cristo, cuando en realidad no lo
habría resucitado si fuera verdad que los muertos no resucitan. Porque si los
muertos no resucitan, entonces tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no
resucitó, la fe de ustedes no vale para nada: todavía siguen en sus pecados. En
este caso, también están perdidos los que murieron creyendo en Cristo. Si
nuestra esperanza en Cristo solamente vale para esta vida, somos los más
desdichados de todos. Pero lo cierto es que Cristo ha resucitado. Él es el
primer fruto de la cosecha: ha sido el primero en resucitar. Así como por causa
de un hombre vino la muerte, también por causa de un hombre viene la
resurrección de los muertos. Y así como en Adán todos mueren, así también en
Cristo todos tendrán vida.
Como podemos ver, solo los que están
muertos literalmente son los únicos que pueden resucitar. La biblia jamás habla
de una muerte “parcial”, donde (supuestamente), solo “muere el cuerpo”, pero el
“alma inmortal continua viva”. Realmente Jesús estaba muerto de forma completa,
dentro de su tumba, de donde Dios lo sacó devolviéndole la vida por medio de la
resurrección, ya que solo los que están verdaderamente muertos son los únicos
que pueden regresar a la vida. Jesucristo es el primero en resucitar de forma
espiritual para ya no morir jamás, ya que esa resurrección fue efectuada por el
padre celestial a través de su poder o espíritu santo, que es la “simiente de
Dios”: es así como Dios el padre “engendra” a sus hijos espirituales:
ENGENDRÁNDOLOS A TRAVÉS DE SU ESPÍRITU. Veamos como a esa resurrección del
señor Jesucristo se le llama “engendrar”:
Hechos 13: 32-33: “Y nosotros también os
anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual
Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como
está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.”
Como podemos ver, Dios el padre “ENGENDRÓ”
al señor Jesucristo, trayéndolo a la vida, sacándolo de la inexistencia de la
muerte, de este modo (nuevamente) Jesús recupera su gloria divina y espiritual,
al nacer nuevamente a través del espíritu de Dios. Esto demuestra una vez más
que “ENGENDRAR Y CREAR NO ES LO MISMO”, ya que, si “engendrar” y “crear” fuera
lo mismo, entonces ese pasaje diría que Dios estaba “CREANDO” a Jesucristo por
medio de la resurrección. Pero la escritura es clara: engendrar es darle vida a
una persona que sale de dentro de otra persona, y esa persona engendrada llega
a tener vida. Eso es exactamente lo que sucedió con Jesús en su preexistencia
divina. Jesús no existía, pero (antes de Dios crear todas las cosas) Dios
engendró a alguien conocido con el título “sabiduría”, y ya sabemos que ese
personaje es el señor Jesucristo antes de la creación del mundo (proverbios 8:
22-36); es así como nace el primer hijo del Dios altísimo: su hijo primogénito
y unigénito.
Todos los que nacen directamente a través
del espíritu de Dios (la simiente de Dios) es literalmente un “hijo de Dios”,
ya que participa de “la naturaleza divina”, es decir: nace de Dios mismo una
persona con un cuerpo espiritual, una divinidad parecida al padre celestial en
esencia. Nuevamente, por medio de la resurrección, Jesús recobra su posición
como “el hijo de Dios” en forma de espíritu, como lo era antes de convertirse
en hombre viniendo al mundo, ya que Jesús (antes de venir al mundo en forma
humana), había existido previamente en el cielo, junto al padre, en el ámbito
espiritual, y llevaba el nombre de “EL VERBO DE DIOS” (Juan 1: 1).
En 1 Pedro 1: 13 y en 1 Juan 3:9 se habla
de esa “simiente de Dios” a través de la cual “nacen” los “hijos” de Dios.
Resulta que esa “simiente” o “poder” a través del cual Dios el padre “engendra”
a sus hijos es EL ESPÍRITU SANTO. Veamos en los siguientes pasajes como Dios el
padre usó su espíritu santo para resucitar (engendrar) a Jesús, y luego veremos
en otro pasaje como a ese mismo “espíritu santo” se le identifica literalmente
con “el poder de Dios”:
Romanos 8: 11: “Pero si el Espíritu de
aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo
que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos, también dará vida a vuestros
cuerpos mortales por medio de su Espíritu que habita en vosotros.”
En este pasaje de romanos se dice que lo
que Dios usó para engendrar o resucitar a Jesús de entre los muertos fue “SU
ESPÍRITU”, ahora veamos como el mismo apóstol Pablo dice que lo que en realidad
Dios usó para resucitar a Jesús fue “SU PODER”:
"Y cual la soberana grandeza de su
poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de su fuerza
poderosa, la cual Dios la desplegó en Jesucristo, resucitándolo de los muertos
y sentándole a su diestra en los lugares celestiales." (Efe.1:19-20).
Y en el siguiente pasaje el apóstol Pablo
nuevamente identifica al espíritu santo literalmente con “el poder de Dios”:
“No les hablé ni les prediqué con palabras
sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu, para que la
fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios”
(1corintios 2: 4-5).
Nuevamente la biblia nos da a conocer la
verdad: el espíritu santo no es ninguna “tercera persona de un dios trino”,
sinó simplemente que el espíritu santo es, literalmente: “EL PODER DE DIOS”; y
es a través de ese poder, que es la “simiente de Dios”, con la cual Dios el
padre trae a la vida a sus hijos espirituales, ya que todos aquellos que “nacen
del espíritu” son literalmente “espíritu”, es decir: personas con cuerpos
espirituales, lo dijo el mismo señor Jesucristo en el siguiente pasaje:
Juan 3: 6: “Lo que es nacido de la carne,
carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”
Jesús resucitó, es decir; fue engendrado,
nació de Dios por medio de la resurrección, y por eso ahora ha vuelto a la vida
como un poderoso ser espiritual. Vamos a leer nuevamente ese pasaje de 1 Pedro
3: 18-20, pero ahora desde la versión “Dios habla hoy”, ya que esta versión
bíblica lo vierte muchísimo más claro que “Reina Valera 1960”:
“Porque Cristo
mismo sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era
inocente, pero sufrió por los malos, para llevarlos a ustedes a Dios. En su fragilidad humana, murió; pero resucitó con una vida espiritual, y de esta manera
fue a proclamar su victoria a los espíritus que estaban presos. Éstos habían sido desobedientes en tiempos
antiguos, en los días de Noé, cuando Dios esperaba con paciencia mientras se
construía la barca, en la que algunas personas, ocho en total, fueron salvadas
por medio del agua.”
Fíjense ustedes lo claro que esta versión
bíblica traduce este impresionante pasaje: ya no tenemos la menor duda de que
Jesús, DESPUÉS DE RESUCITAR COMO UNA PERSONA ESPIRITUAL, fue entonces a esas
prisiones de oscuridad a proclamarle su victoria a esos espíritus que allí
estaban presos; esos ángeles que en tiempo de Noe bajaron a la tierra y tomaron
mujeres y establecieron esa gran fornicación de la cual nacieron los brutales
gigantes. Esa visita de Jesús al abismo no se produjo en los tres días y tres
noches en los cuales Jesús estaba muerto, ya que en ese momento Jesús estaba
sumergido en la inexistencia de la muerte, sinó que ese suceso se realizó una
vez que Jesús resucitó de entre los muertos, como una poderosa persona
espiritual.
Los creyentes que mueren, de ninguna manera
continúan “vivos” en forma de “alma inmortal”, en realidad están en la “NO
EXISTENCIA”, y solo pueden regresar a la vida si Dios nuevamente les da vida
(los engendra) a través de su espíritu, vamos a confirmarlo con el siguiente
pasaje:
Apocalipsis 11:11: “Pero después de los
tres días y medio, el aliento de vida de parte de Dios
vino a ellos y se pusieron en pie, y gran temor cayó sobre quienes los
contemplaban.”
Fíjense en este pasaje: se habla de los dos
testigos, en ese momento ellos estaban “MUERTOS”, ya que la bestia y sus
secuaces los asesinaron. Esos dos testigos no andaban por ahí en algún ámbito
espiritual transformados en almas inmortales; para nada: ellos habían sido
asesinados, por lo cual estaban bien muertos, y había una sola manera de
regresar a la vida. El pasaje dice que, después de tres días y medio, “el
aliento de vida de parte de Dios vino a ellos y se pusieron en pie”, en
pocas palabras: la única forma de ellos volver a vivir fue únicamente cuando
Dios el padre los resucitó, los engendró por medio de su espíritu. Lo que
sucederá en el futuro con esos dos testigos, que serán asesinados por la
bestia, y luego serán resucitados por Dios, es exactamente lo que sucedió en el
pasado con el señor Jesucristo: fue asesinado por los líderes del pueblo judío,
y permaneció muerto por tres días y tres noches, y solo regresó a la vida
cuando Dios el padre lo engendró del espíritu, es decir: usando su poder Dios
el padre le resucitó de entre los muertos, sacándolo de la tumba como una
persona espiritual.
Todos los que nacen del espíritu, o poder
del altísimo, son literalmente “hijos de Dios”, son personas que nacen
literalmente con cuerpos espirituales, es por eso que el apóstol Pedro anuncia
que, en un futuro, el día de la resurrección, los cristianos muertos en cristo,
resucitarán, y Dios el padre compartirá con ellos “LA NATURALEZA DIVINA”, vamos
a leerlo:
2 Pedro 1: 4: “por medio de las cuales nos
ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas
lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la
corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia.”
Seremos seres “divinos”, es decir:
tendremos cuerpos espirituales, inmortales y eternos, parecido al cuerpo
espiritual que en este momento tiene el mismo señor Jesucristo, vamos a leerlo:
1 Juan 3:2: “Amados, ahora somos hijos de
Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando
Él se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como Él es.”
Es por eso que Jesús asegura que en el día
de la resurrección seremos como “LOS ÁNGELES DEL CIELO”, vamos a leerlo:
Marcos 12: 25: “Porque cuando resuciten de
entre los muertos, ni se casarán ni serán dados en matrimonio, sino que serán
como los ángeles en los cielos.”
Y es que, en un pasado remoto, antes de que
existiera el mundo, Dios engendró a todos esos hijos espirituales, todos los
ángeles del cielo, de entre los cuales el primero en recibir la vida fue el
señor Jesucristo (la “sabiduría”, proverbios 8: 22-36). En el futuro, cuando
Jesús regrese por segunda vez en la gloria del padre, todos los creyentes
seremos transformados en seres espirituales, ya que seremos engendrados directamente
a través de la simiente de Dios, que es el poder del altísimo (espíritu santo),
entonces participaremos en la familia de los ELOHIM, es decir: LA FAMILIA DE
LOS DIOSES, de los cuales el Dios supremo es el padre de todos, y Jesús es el
segundo en poder y gloria.
¿EN QUE TIPO DE CUERPO RESUCITÓ JESUCRISTO?
Tal y como lo hemos analizados, todo aquel
que “NACE DEL ESPÍRITU” es “UN ESPÍRITU” (Juan 3: 6). El mismo pasaje de 1
Pedro 3 lo dice de esta manera:
“En su fragilidad humana, murió; pero resucitó con una vida espiritual”.
Ahora; debemos de entender que los seres
celestiales, es decir: todos aquellos que tienen cuerpo de espíritu, tienen la
potestad de aparecerse a los seres humanos usando cuerpos de “carne y hueso”.
Fíjense en Genesis 18: 1-3. Donde tres seres celestiales se le aparecen a
Abrahán, y hasta comen con Abrahán. Dos de esos seres celestiales se dirigieron
a Sodoma, y los sodomitas, al verlos, querían violarlos, ya que los vieron como
a varones hermosos, sin darse cuenta que esos dos varones eran ángeles del
cielo. Unos de esos seres se quedó hablando con Abrahán, y ese es el padre
celestial, el Dios todopoderoso que había bajado a la tierra en forma de humano
de carne y huesos.
Es así como el señor Jesucristo, luego de
resucitar, se aparece a sus discípulos. No se les apareció en su forma
espiritual glorificada, sinó con un cuerpo de “carne y hueso”, pero de “carne y
huesos evidentemente inmortal, vamos a leerlo:
“Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme y ved, porque un
espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. Y cuando dijo esto,
les mostró las manos y los pies. Como ellos todavía no lo creían a causa de la
alegría y que estaban asombrados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Lucas
24: 39-41.
Jesús se les apareció con un cuerpo de
carne y hueso, ya que los discípulos requerían tener testimonio de que ese era
el mismísimo Jesús, inclusive ver las marcas de los clavos, y la llaga de la
lanza en el costado. Ese era un cuerpo de “carne y huesos”, no un cuerpo de
“carne y sangre”, ya que “la carne y la sangre no heredan el reino de los
cielos” (1 Corintios 15:50).
Después de 40 días junto a sus discípulos,
entonces Jesús sube al cielo, y ya no necesita ese cuerpo de “carne y huesos”,
sinó que ahora usa su cuerpo espiritual, su cuerpo divinizado de gloria. Es por
esto que el apóstol Juan, en la isla de Patmos, al recibir la visión de
apocalipsis, se encuentra con el Jesús glorioso, con un cuerpo espiritual,
vamos a leerlo:
Apocalipsis 1: 12-18: “Y me volví para ver
la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de
los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa
que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su
cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como
llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un
horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete
estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como
el sol cuando resplandece en su fuerza. Cuando le vi, caí como muerto a sus
pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y
el último; y el que vivo, y estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos
de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Como podemos ver, aquí se muestra a Jesús
con su cuerpo divinizado, su cuerpo espiritual, y se le describe con una gloria
radiante, tan brillante como el sol. Fíjense que, al contrario de la creencia
popular, los seres espirituales y se pueden ver, como el profeta Daniel que en
muchas ocasiones fue visitado por seres celestiales. Además, los seres
espirituales se pueden parpar, ya que el Jesús glorioso tocó a Juan, así como
aquel ángel glorioso (Jesús en su preexistencia divina) tocó al profeta Daniel
(Daniel 10: 1-12). Observen también como en este pasaje de apocalipsis 1 Juan
describe a Jesús glorificado reconociéndolo como “el hijo del hombre”. Es
decir: Jesús había nacido en la tierra a través de María y José, como un ser
humano, y al resucitar, se había convertido en “UN HOMBRE GLORIFICADO”, y así
seremos los verdaderos creyentes en el futuro, cuando Jesús regrese por segunda
vez, seremos “hombres glorificados”, con cuerpos espirituales e inmortales.
Decimos esto para que quede totalmente claro que
los seres celestiales pueden recubriese con cuerpos parecidos a los humanos; es
por eso que esos ángeles que pecaron abandonaron su condición espiritual,
tomaron cuerpos de “carne y huesos” inmortales y vinieron a establecerse en
esta tierra pretendiendo ser los grandes dioses que debían ser adorados y
servidos por los humanos, tal y como lo demuestra génesis capítulo 6 y el libro
de Enoc. Esto explica, también, la razón por la cual ellos pudieron tener
contactos sexuales con mujeres humanas y preñarlas, de donde nacieron aquellos
nefilim, es decir: los gigantes. Es por esta razón que en la mayoría de
culturas antiguas del mundo existen imágenes, monumentos y estatuas que
representan a esos antiquísimos seres que descendieron del cielo a la tierra;
incluso el dios griego Zeus es descrito como un dios fornicario, que amaba
sobremanera el sexo y engendró varios hijos semidioses. Decir que esas
mitologías solo son un reflejo distorsionado de lo que en realidad pasó en la
era antediluviana, cuando esos dioses angelicales se materializaron y tomaron
para si mujeres humanas y procrearon a los gigantes. Esos ángeles rebeldes
quedaron aprisionados portando esos cuerpos de “carne y huesos”, ya que ellos
habían abandonado el ámbito espiritual; y en el futuro (en el juicio final)
Dios los va a destruir en esos mismos cuerpos de carne y huesos, ese es el
castigo reservado para esos seres angelicales rebeldes.
RESUMIENDO ESTA PARTE.
Bien, ha quedado demostrado que Jesús,
dando su vida de forma completa hasta la mismísima muerte, hiso el pago
perfecto para redimir a todos aquellos que creen en él Su vida santa y sin
pecado fue entregada de forma completa, no quedó nada de él con vida en ese
proceso, sinó que Jesús entró en la NO EXISTENCIA por amor a los escogidos.
Recuerden que en Levítico 17:11 se dice bien claro que “LA VIDA ESTA EN LA
SANGRE”, y tenemos que Jesús derramó toda su sangre en el sacrificio: LA SANGRE
DEL NUEVO PACTO: la única sangre pura que podía dar redención eterna.
Como Jesús murió siendo inocente, sin haber
cometido pecado, Dios el padre lo regresó a la vida, engendrándolo con su
espíritu santo, resucitándolo de entre los muertos, de este modo ahora Jesús se
ha ganado el puesto de sumo sacerdote eterno, y está en el cielo a la diestra
de Dios, intercediendo por todos aquellos que un día alcanzaremos la redención.
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Les damos permiso de compartir y distribuir todos
nuestros estudios gratuitamente, siempre y cuando no le quieten ni le añadan a
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AMÉN.
Agradecimiento
a los colaboradores de este estudio: los administradores del:
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Los hermanos:
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Bianchi, Luzma Suarez, Dayana Suarez, Elena Villamizar, Antonio-Antonio, Juan
Gabriel Londoño, Betsy Civil, Daniel F.C, Gonzalez Carlos, Junior De León
También muy especialmente al hermano Rolando
Cáceres, en Formosa Argentina, director de la estación de radio CBI
(congregación bíblica internacional).
Y saludos afectuosos a todos los hermanos en
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