lunes, 14 de febrero de 2022

PARTE 15. CAPITULO 11: EL JUICIO CONTRA JESÚS FUE ILEGITIMO.

 

JESUCRISTO: EL HIJO UNIGÉNITO Y PRIMOGÉNITO DEL PADRE: LA DOCTRINA DE “EL PADRE Y EL HIJO”.

15.

Por Alexander Gell: estudiante de la biblia 2021-2022.



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CAPITULO 11.

EL JUICIO CONTRA JESÚS FUE ILEGITIMO.



Jesús era sumamente odiado por la mayoría de los líderes del sanedrín israelita.

Nuestro señor Jesucristo no fue ejecutado a la forma romana, sinó que fue ejecutado a la manera israelita, de acuerdo a lo que dicta la ley de moisés en cuanto a personas condenadas a morir colgado en madero o estaca.

Eso de que Jesús fue ejecutado en una cruz en forma de “T” es una perversión introducida en la falsa cristiandad a través de la gran ramera católica romana y su afán desmedido por la idolatría. En realidad, la adoración a símbolos de cruces, y llevar cruces colgados al cuerpo como amuletos, se inicia en el paganismo babilónico y de allí esa idolatría a las cruces se esparce por toda la tierra.

Pero antes de remontarnos a la historia babilónica del símbolo de la cruz, vamos, en primer lugar, a demostrar que nuestro señor Jesucristo fue ejecutado al estilo israelita, y no a la forma romana. Y, claro, si fue ejecutado a la forma israelita entonces fue clavado en un madero, es decir: en un poste o estaca vertical.

Algunos dirán: ¿Qué importa si murió en un sólo madero o en una cruz, lo importante es que murió y resucitó? Quien piense de tal forma es porque satanás lo tiene engañado, y tal persona perezosa no le interesa la verdad cristiana, ni le importa la idolatría satánica que ejerce el símbolo de cruces en medio de la cristiandad apostata. Al verdadero cristiano si le importa la verdad, e investiga todo a fondo, y más si vemos que los iglesieros apostatas pretenden tomar la imagen misma de nuestro señor para levantar doctrinas idolátricas.

En primer lugar, quienes condenaron a muerte a Jesús fueron los lideres israelitas, no fueron los romanos. El juicio hecho en contra del señor Jesucristo fue totalmente ilegal, violando incluso la misma ley mosaica, ya que la meta de esos líderes israelitas era eliminar lo más rápido posible lo que ellos consideraban un “estorbo”. Es que los sacerdotes y rabinos odiaban a Jesús, ya que Jesús desenmascaraba en público las malas acciones de esos líderes del sanedrín israelitas, los cuales gobernaban al pueblo de manera sumamente dictatorial, opresiva y abusiva: incluso el pueblo les tenía miedo (Juan 9:22-- Juan 7:13). En realidad, eran criminales disfrazados de sacerdotes y ministros: el sanedrín estaba podrido por parásitos religiosos que Vivian a costa de manipular al populacho.

Mateo 23 es un capítulo de la biblia en el cual Jesús vocifera en público, delante de los mismo fariseos y maestros de la ley, todas las perversiones en la que esos líderes religiosos Vivian. También en Lucas 11: 37-54 Jesús confronta en público a todos esos líderes religiosos israelitas, denunciando una por una todas sus fechorías y actos criminales; y mientras iba denunciando sus actos asesinos, al mismo tiempo lanzaba contra ellos expresiones insultantes, tales como: serpientes, generación de víboras, sepulcros blanqueados, hipócritas, avaros, mentirosos, asesinos; y el más fuerte de todos los insultos: VOSOTROS SOIS HIJOS DE SU PADRE EL DIABLO, YA QUE SOIS HOMICIDAS Y MENTIROSOS (Juan 8: 39-47). Evidentemente el pueblo sabía que Jesús tenía razón en acusar a esos líderes religiosos de esa forma.

Los líderes Israelitas que componían el sanedrín se sentían heridos en su orgullo, ya que a pesar de las malas acciones que los señalaba a ellos como a viles criminales, ellos ante el pueblo se hacían pasar por personas muy santas y religiosas, supuestamente defensores de la ley que Dios estableció a través de Moisés. Es por eso que muchas veces esos criminales acosaban a cristo de forma sistemática, una y otra vez, tratando de provocar que el señor dijera algo en contra de la ley divina o en contra de los romanos; vamos a leerlo:

Lucas 11: 53-54: “Cuando salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarle en gran manera, y a interrogarle minuciosamente sobre muchas cosas, tramando contra El para atraparle en algo que dijera.”

Marcos 12:13: “Y le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos para sorprenderle en alguna palabra.” (los herodianos eran un grupo de apostatas religiosos apoyadores del rey herodes).

Mateo 22: 15: “Entonces se fueron los fariseos y deliberaron entre sí cómo atraparle, sorprendiéndole en alguna palabra.”

El señor Jesús nunca calló en sus trampas, todo lo contrario; el señor usaba esos ataques de sus contrincantes incluso para enseñarles sobre el reino de Dios, y también para delatar en público las fechorías y crímenes que cometían esos líderes religiosos israelitas. Es por eso que ellos siempre, rechinando los dientes de odio, continuaban buscando sin descanso como poder atrapar a Jesús y condenarlo, vamos a leerlo:

Mateo 12:14: “Pero cuando los fariseos salieron, se confabularon contra El, para ver cómo podrían destruirle.”

En ciertas ocasiones las confrontaciones en público eran tan violentas, que incluso querían asesinar a Jesús delante de todo el pueblo, vamos a leerlo:

Lucas 4: 28-30: “Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas, y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para despeñarle. Pero El, pasando por en medio de ellos, se fue.”

Juan 8: 58-59: “Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo existo. Entonces tomaron piedras para tirárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.” (en esa ocasión querían apedrear a cristo porque este les enseñaba que había existido antes que Abrahán, es decir: que Jesús era preexistente, e incluso había habitado en el cielo junto al padre celestial).

Juan 11:8: “Los discípulos le dijeron: Rabí, hace poco que los judíos procuraban apedrearte, ¿y vas otra vez allá?”

La vida santa y pura del señor Jesucristo era una luz que alumbraba y ponía al descubierto las tinieblas criminales en la cual Vivian esos líderes religiosos. Ellos no tenían forma de entrampar a Jesucristo, el cual les dijo:

"¿Quién de ustedes me prueba que tengo pecado? Y si digo verdad, ¿por qué ustedes no Me creen?” Juan 8: 46.

Ellos no tenían prueba alguna de algún pecado mortal con el cual tener poder para enjuiciar al señor Jesús. Sin embargo, los ataques en contra del señor incluían astucias diabólicas de infiltración, es decir: esos líderes religiosos del sanedrín enviaban espías que se hacían pasar por seguidores de Jesús, los cuales trataban por todos los medios de entrampar al señor en alguna palabra, vamos a leerlo:

Lucas 20:20: “Y acechándole, enviaron espías que fingieran ser justos, para sorprenderle en alguna declaración a fin de entregarle al poder y autoridad del gobernador.”

Esos asesinos perseguían a cristo sin descanso, y entre sus muchas acusaciones, había dos por las cuales querían matar a Jesús, vamos a leerlo:

“Entonces, por esta causa, los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.” Juan 5: 18.

Estas eran las dos acusaciones que esos líderes religiosos tenían en contra de Jesús. No podían acusar a Jesús de delincuente, de ladrón, de asesino, de fornicario, o de oponerse al gobierno de roma: solo pudieron atacarlo porque en día de reposo Jesús le hacia el bien a los demás, sanando personas el día de reposo (Juan 5: 16), violando el día de reposo trabajando como médico, y además hacía que las personas que eran sanadas violaran también el sábado, cargando sus camillas, algo que estaba prohibido en sábado (Juan 5: 10). Además, acusaban a Jesús de blasfemo porque Jesús afirmaba que el Dios supremo era “SU PROPIO PADRE”; que era literalmente venía a ser “hijo de Dios”. Los líderes judíos sabían bien claros que cualquier persona que portara el título “hijo de Dios”, o que dijera que literalmente “Dios es mi propio padre”, esa persona se estaba constituyendo en “UN DIOS”, ya que todo hijo literal de Dios es también “UN DIOS”. Esos líderes judíos sabían que Dios tenía hijos espirituales, como los ángeles, los cuales llegan a la existencia porque Dios mismo los engendra con su simiente, es decir: su espíritu santo, y esos seres son literalmente hijos de Dios, y comparten con el padre celestial la naturaleza divina; por lo cual son seres con cuerpos inmortales y espirituales, en pocas palabras: son dioses. Esta es una de las razones por la cual el padre celestial lleva el título “DIOS DE DIOSES”, vamos a leerlo:

“Porque Yahveh vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho”. Deuteronomio: 10:17.

"El Dios de DIOSES, Yahveh ha hablado, y convocado la tierra’’ Salmo 50:1.

Es por eso que muchas veces Jesús les explicaba a esos líderes israelitas que él había descendido del cielo (Juan 6:38), que había sido preexistente, que había existido antes de que existiera Abrahán (Juan 8:58), que Jesús había estado antes en el cielo y que el padre celestial lo había enviado. Simplemente esos líderes religiosos nunca entendieron el misterio de la piedad (1 Timoteo 3:16), de como un ser celestial (un hijo literal y espiritual de Dios) pudo transformarse en un ser humano a través del vientre de una mujer.

Ni siquiera el pueblo que seguía a Jesús entendía como un ser celestial podía descender a la tierra tomando literalmente carne y sangre como un ser humano, naciendo a través de una mujer, vamos a leerlo:

Juan 6: 42: “Y decían: ¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo es que ahora dice: ``Yo he descendido del cielo?”.

Cuando Jesús decía que el Dios supremo era literalmente su “padre”, era lo mismo que decir que Jesús era un “Dios”, un ser celestial, y esto para esos líderes religiosos era una blasfemia por la cual Jesús debía morir, vamos a leerlo:

Juan 10:33: “Los judíos le contestaron: No te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.”

Lo que nunca entendieron esos líderes del sanedrín fue como un ser celestial, un hijo literal del Dios padre, pudo despojarse de esa gloria y convertirse en un ser humano de carne y sangre y entrar a este mundo a través del vientre de una mujer; sin embargo, eso lo explica de forma clara el apóstol Pablo, cuando dijo lo siguiente:

Filipenses 2: 5-7: “Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres…”

Antes de convertirse en un ser humano a través del vientre de María, Jesús había existido previamente en el cielo, tenía “LA FORMA DE DIOS”, es decir: era un ser divino con un cuerpo espiritual y glorioso, ya que era un “HIJO” literal del Dios supremo, pues que había sido engendrado de Dios mismo, por lo cual era consustancial con el padre celestial, es decir: compartía la naturaleza divina; pero dice que él no se aferró a esa condición exaltada, sinó que se despojó de esa gloria divina y se hiso como un ser humano a través del vientre de una mujer: este es el misterio que los lideres israelita nunca pudieron entender, ya que si ellos hubieran entendido ese misterio, nunca hubieran asesinado al señor Jesucristo, evidentemente el mismo satanás (y también el odio que esos líderes religiosos sentían contra Jesús), los había cegado por completo el entendimiento, vamos a leerlo:

1 corintios 2: 6-8: “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo, sino que hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que, desde antes de los siglos, Dios predestinó para nuestra gloria; la sabiduría que ninguno de los gobernantes de este siglo ha entendido, porque si la hubieran entendido no habrían crucificado al Señor de gloria.”

Además de que esos líderes del sanedrín sabían, porque ellos eran buenos estudiosos de antiguo testamento, que Dios el padre tenía un hijo especial; un hijo que estaba junto al Dios supremo cuando justamente el Dios supremo estaba creando todas las cosas, ya que esos antiguos profetas de antaño ya andaban preguntando por el nombre de ese hijo de Dios, vamos a leerlo:

Proverbio 30: 4: “¿Quién subió al cielo y descendió? ¿Quién recogió los vientos en sus puños? ¿Quién envolvió las aguas en su manto? ¿Quién estableció todos los confines de la tierra? ¿Cuál es su nombre o el nombre de su hijo? Ciertamente tú lo sabes.”

Ellos sabían que ese hijo especial de Dios un día descendería a la tierra, ya que ellos habían leído el salmo 2, donde se habla de ese hijo de Dios, y dice ese salmo que quien osara hacer algo en contra de ese hijo de Dios, el padre celestial le destruiría de inmediato, ya que ese salmo deja ver que Dios el padre tiene una afiliación especial con ese “hijo”. Ellos sabían que Dios había engendrado de sí mismo a un ser especial, un primogénito, ya que ellos habían estudiado esos pasajes de proverbios 8: 22-36, en el cual ese ser con sobrenombre de “sabiduría” aseguraba que el Dios supremo le había dado la vida (lo había engendrado) antes de la creación del mundo. Ellos sabían que ese hijo de Dios celestial era diferente a los demás ángeles, es decir; era superior a los demás ángeles, ya que era el único ángel al cual Dios el padre le otorgaba el nombre divino, ya que ese ángel era literalmente el mensajero principal del Dios supremo, y se le conocía en la antigüedad como “EL ÁNGEL DE YAHVEH” (Éxodo 23: 20-22).

Jesús afirmaba que había visto personalmente al padre celestial, vamos a leerlo:

Juan 6: 46: “No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que viene de Dios, éste ha visto al Padre”. Esta afirmación deja ver que Jesús está asegurando que había estado en el mismo cielo junto al padre celestial.

Jesucristo afirmaba que había descendido a la tierra portando el nombre de su padre celestial, es decir: venia en representación directa del Dios supremo, vamos a leerlo:

Juan 5: 43: “Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése recibiréis.”

Precisamente el nombre del señor en idioma hebreo es “YAHSHUA”, y quiere decir literalmente “SALVACIÓN DE YAHVEH”, es decir: que el nombre del señor contiene también el nombre del Dios padre (el nombre que es sobre todo nombre), dando entender que Dios el padre traía la salvación a través del mesías. “YAH” diminutivo de “Yahveh”, y “SHUA” significa “SALVACIÓN”.

Uniendo todas esas razones entendemos que esos líderes religiosos del sanedrín entendían que Jesús estaba tomando para si el lugar de ese misterioso “HIJO DE DIOS”, del cual esos antiguos profetas andaban preguntando por su nombre (proverbios 30: 4), conocido anteriormente en los cielos como “EL ÁNGEL DE YAHVEH”, el mensajero principal del Dios supremo. El único ángel que podía portal el nombre divino con el permiso del Dios padre; la “SABIDURÍA ENGENDRADA”, el primer hijo celestial del Dios altísimo; que por ser el primogénito de entre todos los hijos celestiales de Dios, es el que más se parece al padre celestial, y es el segundo en poder, después del padre. Por eso, para esos líderes religiosos, las afirmaciones del señor Jesucristo como “HIJO DE DIOS” era una blasfemia tan grande que querían matarlo.

Ahora podemos entender cabalmente lo sucedido en la siguiente confrontación entre el señor Jesucristo y aquellos religiosos necios que querían asesinarlo:

Juan 10: 31-39: “Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre. Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos.

Jesús declaraba una y otra vez que el Dios supremo era literalmente su “PADRE”, lo cual posicionaba a Jesús como un “DIOS”; esto les molestaba a esos religiosos lideres israelitas, ya que entendían que Jesús estaba tomando una condición divina que ellos no veían, ya que Jesús en ese momento era un ser humano. Jesús les cita el salmo 82, donde Dios el padre llama “dioses” a ciertos seres humanos a los cuales Dios el padre les había conferido poder y autoridad, los jueces de Israel (esto incluye e Moisés, el cual poseía el título ELOHIM, es decir: “DIOS”, éxodo 7: 1). Jesús dice: “si a ellos llamo “dioses”, cuanto más a mí, al cual el padre santificó para ser el salvador del mundo”; además de que en el salmo 82 se especifica que esos llamados “dioses” eran considerados “hijos del altísimo”, y por eso esas personas eran “poderosas”, es por eso que Jesús les dice a sus oponentes: “ustedes me acusan de blasfemia por decir que soy hijo de Dios”: cuando Jesús afirma que es “el hijo de Dios”, automáticamente también está tomando para si el título “DIOS” o “PODEROSO”, ya que todo “hijo de Dios” es “un Dios”. Estamos claro que Jesús, aunque en ese momento estaba en condición humana, con todo y eso demostró ser “UN DIOS” en la tierra, ya que hacía milagros y prodigios que ningún ser humano en ese momento podía hacer, como detener una tempestad, resucitar a una persona que tenía 4 días muerta, sanar todo tipo de enfermedades, etc. Algo parecido sucedió con Moisés (la única diferencia es que Moisés no había descendido del cielo), ya que Dios le concedió a Moisés poder y autoridad para hacer grandes milagros frente a Faraón, y hasta dividió en dos el mar rojo; por esta razón Moisés llevaba el título “ELOHIM” (DIOS O PODEROSO: Éxodo 7: 1).

Con todo, esos religiosos nunca entendieron a Jesús porque el odio los tenía ciegos. En todos estos relatos vemos que los verdaderos instigadores, y culpables, sobre el asesinato del señor Jesucristo fueron los líderes religiosos israelitas, los cuales odiaban a muerte al señor porque éste denunciaba sus podridas vidas criminales, y además odiaban a Jesús porque este llevaba una vida santa, y se proclamaba a sí mismo como “el hijo de Dios”, algo que esos líderes religiosos entendía era una supuesta “blasfemia”.

En estos relatos nunca aparecen las autoridades romanas tratando de hacerle algún mal al señor Jesucristo; los únicos, pues, que querían que el señor Jesucristo pereciera eran esos sacerdotes, escribas, fariseos, maestros de la ley y saduceos que gobernaban a los israelitas desde el sanedrín.

 

UNA MISIÓN SUICIDA.

Una semana antes de Jesús ser entregado a la muerte, el señor Jesús decide regresar a Jerusalén. Jesús le dice a su discípulo lo que le esperaba en aquel lugar, ya que los lideres israelitas estaban decididos a matarle, vamos a leerlo:

Mateo 16:21: “Desde entonces Jesucristo comenzó a declarar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día.”

Fíjense que Jesús estaba bien consciente de lo que le esperaba en Jerusalén, donde aquellos sacerdotes criminales le estaban esperando para destruirle. Evidentemente Jesús estaba realizando una misión suicida, él sabía que en esta última subida a Jerusalén le iban a matar. Los discípulos tenían miedo, estaban perplejos, pero Jesús iba al frente, decidido a cumplir con su destino y enfrentar la muerte cara a cara, vamos a leerlo:

Marcos 10: 32-33 “E iban por el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos; y estaban perplejos, y los que le seguían tenían miedo. Y tomando aparte de nuevo a los doce, comenzó a decirles lo que le iba a suceder: He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles.

¿Por qué Jesús aceptó una misión suicida? En primer lugar, lo hiso por obedecer a su padre celestial (Mateo 26: 39), en segundo lugar, lo hiso por amor a sus ovejas, ya que el buen pastor su vida da voluntariamente por sus ovejas (Juan 10: 11), en tercer lugar, solo el señor Jesucristo poseía la sangre pura, libre de toda corrupción, que podía redimir y destruir para siempre el pecado; esa es la sangre del nuevo pacto, y esa sangre pura debía ser derramada por causa de redimir la iglesia (Mateo 26: 28). En cuarto lugar, lo hiso porque sabía que su padre celestial le iba a resucitar, es decir; le devolvería la vida, en este caso: una vida celestial y eterna. En quinto lugar, lo hiso porque sabía que solo después de morir y resucitar era que obtendría el puesto de sumo sacerdote para siempre, y además aseguraría el reinado de David en su mano; se convertiría en el intercesor entre Dios y los hombres (hebreos 2:17). Además, con su muerte y resurrección Jesús le quitaba el imperio de la muerte al Diablo (hebreos 2:14). Estas fueron las razones principales por las cuales el señor Jesucristo aceptó una misión suicida, que le obligaría a dar su propia vida hasta la muerte.

Jesús sabía de antemano que esos líderes israelitas eran criminales, asesinos, no tenían misericordia, tenían una mentalidad parecida a la de su padre el diablo, y destruían a cualquiera que se opusiera en su camino. Jesús los enfrentó en público muchas veces, y esta vez los iba a enfrentar hasta la muerte. Es por esto que Jesús, estando en la última cena con sus discípulos, les dice:

“Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer”. Lucas 22: 15.

Lucas 12:50: “Pero de un bautismo tengo que ser bautizado, y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!”.

Ya en esa última cena Jesús les hace la gran revelación a sus discípulos:

“porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.” Mateo 26: 28.

Judas Iscariote, el apóstol traidor, fue a hacer los planes de muerte en contra del señor Jesucristo, uniéndose a los sacerdotes criminales (Mateo 26:15). En ese momento Jesús se dirige con sus discípulos al huerto de Getsemaní, donde ora por sus discípulos y por todos los creyentes que habrá en el mundo (Juan 17), luego Jesús ora por sí mismo al padre, pidiéndole que no permita que pudiera pasar por esa experiencia de la muerte, ya que Jesús nunca había experimentado algo igual; ¡¡IBA A DEJAR DE EXISTIR LITERALMENTE !!, y por eso Jesús estaba tan triste, pero al final se da cuenta que es la voluntad del padre celestial que entregue su vida (Lucas 22: 42), y Jesús se pone de pie, listo para enfrentar la muerte en obediencia a su padre, y por amor a sus ovejas.

Por lo tanto, al Jesús venir desde el cielo, abandonando su gloria celestial, él ya sabía de antemano que venía a una misión suicida, a entregar su vida pura y santa para poder salvar a los pecadores que se arrepintiesen y creyeran en él, por lo cual Dios el padre le ha recompensado resucitándolo de entre los muertos y dándole una autoridad sobre todo lo que existe, para que ante la persona del señor Jesucristo se doble toda rodilla, de los que moran en los cielos y los que moran en la  tierra (Filipenses 2: 10).

EL JUICIO EN CONTRA DE JESÚS FUE TOTALMENTE ILEGAL.

(he encontrado en la web una página que lleva el siguiente nombre “VIDA, ESPERANZA Y VERDAD”, y tratan un tema titulado: “10 razones por las que el juicio de Jesús fue ilegal”. Para esta parte he tomado algunas de las informaciones que se encuentran allí, y le he añadido mis comentarios personales sobre el juicio ilegal en contra del señor Jesucristo. Las partes tomadas las pondré en negritas, y mis comentarios con letras normales. Aquí les dejo el enlace de esa página para que ustedes lean de forma completa la información: https://vidaesperanzayverdad.org/dios/quien-es-jesus/10-razones-por-las-que-el-juicio-de-jesus-fue-ilegal/#)

Ilegalidades e irregularidades que provocaron la condena de Jesús

En la época de Cristo, la mayoría de los juicios que involucraban procedimientos penales tardaban semanas, sino meses en llevarse a cabo. ¡Pero todos los juicios a los que Jesús fue sometido se resolvieron tan sólo nueve horas a partir de su arresto! Y fueron hechos en privado, en secreto.

También tengamos en cuenta lo siguiente: ¿quiénes conformaban la turba que arrestó a Jesús? La respuesta a esta pregunta nos lleva al primer error en la condena a Jesús.

 

1.    JESÚS FUE ARRESTADO ILEGALMENTE.



“Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba… Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos” (Juan 18:3-5, 8).

Lucas también añade: “Y Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del templo y a los ancianos, que habían venido contra él: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos?” (Lucas 22:52).

Tengamos en cuenta que entre las personas que estuvieron involucradas en el arresto de Cristo, estaban los sacerdotes y los ancianos —¡sus jueces! Entre ellos también estaban los mismos que sobornaron a Judas. Además, Jesús fue arrestado en secreto durante la noche. No lo arrestaron bajo ningún cargo formal de ningún crimen. No presentaron cargos. No hubo ninguna orden de arresto ni declaración de lo que había hecho. Simplemente lo arrestaron.

No había fundamentos jurídicos para llevar a cabo el arresto de Jesús. Nadie había presentado algún testimonio o evidencia de culpabilidad ante el Sanedrín, a través del cual podrían haber solicitado la orden de su arresto.

Tengamos en cuenta lo que declara la ley judía.

El filósofo y traductor bíblico judío, Samuel Mendelsohn, dice en su Jurisprudencia criminal de los antiguos hebreos: “El testimonio de un cómplice [por ejemplo, Judas] no es admisible de acuerdo con la ley rabínica… ni la vida de un hombre, ni su reputación, se pueden ver amenazadas por la malicia de alguien quién ha confesado ser un criminal” (p. 120).

Se puede ver que el mismo hecho de que Judas haya aceptado un soborno de parte de los jueces ciertamente era una prueba de que Judas era culpable de un delito”.

A Jesús los ataron como si fuera un vil delincuente sin ni siquiera dictarle alguna acusación en contra, lo cual demuestra que el arresto de Jesús, a esa hora de la noche, era un arresto abusivo, dictatorial y criminal. Tal y como sucede en cualquier gobierno satánico dictatorial, en los cuales los gobernantes eliminan a todos aquellos que les hacen la contra.


2.    FUE UN PROCEDIMIENTO PRIVADO NOCTURNO.




El primer paso en el juicio de Jesús fue una audiencia preliminar en un procedimiento privado nocturno ante Anás, quién había sido sumo sacerdote. Esto fue una reunión improductiva porque Caifás (el yerno de Anás) era de hecho el sumo sacerdote de ese año. Finalmente, Anás ató a Jesús y lo envió a Caifás (Juan 18:12-13, 19-23).

Los gemelos franceses Augustin y Joseph Lémann, dicen en su libro Jesús ante el Sanedrín, “No se [debía] celebrar en la corte ninguna cesión antes de que se ofreciera el sacrificio matutino” (traducción por Julius Magath, p. 109). No estaban permitidas las reuniones nocturnas. La ley sólo permitía una investigación de ese tipo durante el día.

En el juicio ante Anás Jesús fue golpeado (Lucas 18: 22). Anás le preguntó a Jesús sobre su doctrina y sus discípulos, Jesús le contestó que todo lo que hacía siempre fue público y estaba a vista de todos, por esta simples respuesta fue abofeteado. Anás no corrigió al alguacil por haber abusado de Jesús de forma injustificada, lo cual demuestra que esos personajes religiosos eran criminales inmisericordes; en realidad lo único que les interesaba era provocar a Jesús y matarlo.

Jesús fue probado hasta lo sumo, ya que un ser que podía detener toda una tempestad con solo una orden ¿acaso no podía convertir en polvo a sus contrincantes con tan solo ordenarlo?, claro que Jesús tenía tal poder, pero tenía que resistir la prueba hasta la muerte, y abstenerse de destruir en ese momento a sus enemigos, ya que la venganza vino unos 40 años después, cuando Dios permitió que los romanos destruyeran Jerusalén y mataran a todos esos líderes religiosos; el mismo señor Jesús lo había profetizado en Mateo 24.

3. EL SANEDRÍN OBRÓ DE MANERA ILEGAL AL LLEVAR A CABO EL JUICIO DE JESÚS ANTES DEL AMANECER.

Hay que tener en cuenta que la investigación preliminar ante Anás no trajo consigo evidencia de ningún tipo. En lugar de desechar el caso, procedieron a celebrar una corte ilegal.

¿Por qué era ilegal? Mandelsohn dice, “Los casos criminales pueden ser resueltos por los diferentes tribunales sólo durante el día por el pequeño Sanedrín desde el cierre del servicio de la mañana hasta el mediodía, y por el Gran Sanedrín hasta la noche” (Jurisprudencia criminal de los antiguos hebreos, p. 112). El juicio de Jesús comenzó por la noche cerca al amanecer sin ningún testigo que lo pudiera defender.

4. EL SANEDRÍN SE REUNIÓ DE MANERA ILEGAL PARA JUZGAR UNA OFENSA CAPITAL UN DÍA ANTES DE UN SÁBADO ANUAL (UNA FIESTA SANTA).

En el libro El martirio de Jesús, de Isaac Wise, leemos: “A ningún tribunal de justicia en Israel se le permitía celebrar sesiones los sábados o en algunas de las siete fiestas bíblicas. En caso de un delito capital, ningún caso podía comenzar el viernes ni el día previo a una fiesta santa porque no era legal aplazar ese tipo de casos más allá de la noche ni continuarlos durante el sábado o alguna fiesta santa” (pp. 67-68).

Los opositores de Jesús violaron su propia ley al arrestar a Jesús durante el día anterior a un sábado anual —el primer día de Panes Sin Levadura.

 

5. EL JUICIO DE JESÚS FUE ILEGAL PORQUE CONCLUYÓ EN UN SOLO DÍA.

La ley judía dice: “Un caso criminal que resulta con la absolución del acusado puede concluir el mismo día en el que comenzó el juicio. Pero si hay que dictar una sentencia de muerte, no puede concluir antes del día siguiente” (Mishnah, “Sanedrín” IV, 1). Esto se daba para dar la oportunidad suficiente para que se pudiera presentar cualquier testigo a favor del acusado. Pero el tribunal no le dio esta oportunidad a Jesús.

Evidentemente lo único que querían los líderes judíos era deshacerse de Jesús lo más rápido posible.

6. LAS ACUSACIONES CONTRA JESÚS ERAN FALSAS Y CARECÍAN DE PRUEBAS.

La corte dictó la sentencia contra Jesús sin evidencia real que la soportara. La única evidencia que fue presentada por testigos ante el tribunal fue por parte de testigos falsos. Pero su testimonio ni siquiera fue usado por el tribunal al momento de dictaminar la pena de muerte para Jesús. Esto fue lo que sucedió:

Dos falsos testigos testificaron que Jesús había dicho: “Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano” (Marcos 14:58, énfasis añadido).

Los líderes religiosos utilizaron este testimonio como prueba en contra de Jesús. Pero esta prueba en realidad no correspondía a lo que dijo Jesús. Él no dijo las palabras “hecho a mano”. Jesús no se refería al templo físico de Herodes, erigido por manos humanas, sino a su propio cuerpo que iba a ser levantado de entre los muertos tres días después de su muerte.

Si leemos en Juan 2:19, 21 vemos lo que realmente dijo Jesús. Las palabras “hecho a mano” no se encuentran ahí.

Además, ¡la pregunta que el sumo sacerdote le hizo a Jesús no tenía nada que ver con la acusación! Jesús fue acusado bajo el falso cargo de que él iba a destruir y después a reconstruir el templo físico en un periodo de tiempo de tres días. Pero el tribunal lo condenó por otro asunto totalmente diferente.

En realidad, Jesús dijo lo siguiente:

Juan 2: 19-21: “Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo.”

Fíjense que Jesús nunca dijo: “yo destruiré este templo levantado a mano” (templo construido por herodes) ni tampoco dijo “y luego levantare uno sin mano”. Todo esto demuestra que esos falsos testigos estaban mintiendo, pronunciando cosas que Jesús nunca dijo. En realidad, cuando Jesús dijo “destruid este templo” se estaba refiriendo de forma profética a que los lideres israelitas eran los que iban a destruir ese templo, es decir: iban a matar a Jesús, ya que Jesús se refería al templo de su cuerpo. Y claro está que esa voz profética a través de Jesús provenía del Dios padre, ya que fue el Dios padre el que levantó a Jesús de entre los muertos luego de tres días, edificando nuevamente el cuerpo de cristo.

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Analicemos los hechos. El sumo sacerdote lo interpeló: “Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!” (Mateo 26:63-66).

Jesús fue acusado de un cargo, se le juzgó por otro y fue condenado inmediatamente por su propio testimonio.

Los líderes le preguntaron a Jesús a lo largo de todo su ministerio quién era él. Meses antes le preguntaron: “Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis” (Juan 10:24-25).

Incluso el Sr. Radin en su libro, El juicio de Jesús de Nazareth, admite que el testimonio de Jesús no fue una blasfemia. En las páginas 248 y 249 dice: “La ‘blasfemia’ que menciona el Pentateuco (o la Torá) es una maldición literal en contra de Dios o un desafío directo hacía él”. Y definitivamente, ¡Jesús nunca hizo esto!

Más importante aún, Jesús era el verdadero Mesías, el hijo de Dios, entonces su testimonio era verdad —no una blasfemia.

7. LA CONDENA DE JESÚS POR PARTE DEL SANEDRÍN FUE ILEGAL PORQUE LAS PERSONAS QUE DEBÍAN VOTAR EN CONTRA DE SU CONDENA NO ESTABAN PRESENTES.

De acuerdo con el relato de Marcos, veamos lo que sucedió en el juicio de Jesús antes del amanecer:

“Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte” (Marcos 14:64).

Fue unánime entre todas las personas que se habían reunido. No hubo una investigación, no se hizo ningún interrogatorio para saber si Jesús había blasfemado o no. Simplemente utilizaron su testimonio en su contra sin investigar más a fondo. Todo lo hicieron inmediata, instantánea y simultáneamente. Lo que condenó a Jesús fue un espíritu de mafia: una total dictadura criminal.

Esto es lo que dice Samuel Mendelsohn acerca de este procedimiento: “Un veredicto de culpabilidad simultáneo y unánime emitido el mismo día del juicio tiene el efecto de una absolución” (p. 141). Una nota al pie de página explica acerca de esto: “Por muy contraria a la razón que pueda parecer esta norma, está fundada en la humanidad rabínica y como consecuencia necesaria de la ley rabínica. Acabamos de ver que, por muy buenas razones (n. 326) un veredicto de culpabilidad no puede ser emitido el mismo día de la indagación; pero cuando todos coinciden repentinamente en la condena, ¿no parece que el condenado es víctima de una conspiración, y que el veredicto no es el resultado de una causa seria y una deliberación tranquila?”.

El veredicto en contra de Jesús fue simultáneo y unánime, a pesar de que la ley requería que al menos una persona del consejo fungiera como abogado defensor, lo cual no sucedió.

Además, el sumo sacerdote rasgó sus vestidos durante el juicio (Marcos 14:63; Mateo 26:65).

El sumo sacerdote tenía prohibido rasgarse sus vestiduras: “Y el sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, y que fue consagrado para llevar las vestiduras, no descubrirá su cabeza, ni rasgará sus vestidos” (Levítico 21:10; 10:6).

Al parecer el sumo sacerdote rasgó su vestido para suscitar emoción —para perjudicar a otros. Debió haber mantenido la calma para que no se cometiera ningún error al emitir el juicio. Pero en el juicio de Jesús estos requerimientos no se cumplieron.

El libro de Isaac Wise, El martirio de Jesús, explica la ley en este punto: “Si ninguno de los jueces defendió al culpable, todos lo declararon culpable, sin tener ningún abogado en el tribunal, el veredicto de culpabilidad era inválido y la sentencia de muerte no podría haber sido ejecutada” (pp. 74-75). Entonces Jesús fue condenado en contra de las leyes de ellos.

Es interesante analizar que miembros del Sanedrín estuvieron ausentes durante el juicio.

Después de que Cristo fue crucificado, leemos: “Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo. Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos” (Lucas 23:50-51). Ya que el consenso para condenar a Jesús fue unánime, José no participó de esta reunión ilegal.

Tampoco hay un registro que compruebe que Nicodemo estuvo de acuerdo con la decisión. Recordemos que él dijo: “Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (Juan 3:2).

Parece que los opositores de Jesús querían asegurarse de que estos dos hombres no estuvieran presentes para defenderlo.

8. LA SENTENCIA EN CONTRA DE JESÚS SE DICTÓ EN UN LUGAR QUE ESTABA PROHIBIDO POR LA LEY.

Jesús fue llevado a la casa de Caifás, el sumo sacerdote. ¡El juicio de Jesús ni siquiera se llevó a cabo en un tribunal!

“Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos” (Lucas 22:54).

De acuerdo con la ley judía: “Una sentencia a muerte sólo se puede dictar si el Sanedrín ha sostenido las sesiones en el lugar indicado”. Pero no era legal abrir el edificio del tribunal si no hasta después del amanecer.

Además, según leemos en Jesús ante el Sanedrín, el Talmud dice: “Después de abandonar el salón Gazith [el tribunal] no se puede dictar una sentencia de muerte en contra de nadie” (p. 24). Una sentencia de muerte sólo se puede aprobar en un tribunal legal, no en una casa como ocurrió en el caso de Jesús.

 

9. LA MAYORÍA DE LOS MIEMBROS DEL SANEDRÍN NO ESTABAN LEGALMENTE CALIFICADOS PARA PROCESAR A JESÚS.

Algunos de los jueces fueron elegidos arbitrariamente. De la Biblia y del historiador judío, Josefo, tenemos los nombres de la mayoría de los hombres que conformaban el Sanedrín en la época de Jesús.

De acuerdo con lo que dice Josefo, hombres como Caifás, Eleazar, Jonatán, Teófilo, Matías, Ismael, Simón, Juan, Alejandro y Ananías recibieron sobornos y fueron designados por miembros de la familia que no tenían derecho a sentarse en el Sanedrín. Compraron sus puestos y fueron irrespetados por su propia gente.

Había 12 ex sumos sacerdotes que vivían en ese momento y todos hacían parte del Sanedrín. La Biblia expresamente exige que un hombre que sirve como sumo sacerdote debe hacerlo durante toda su vida hasta el momento de su muerte, cuando esto sucede otro hombre ocupa su lugar. Pero bajo el gobierno romano, los sumos sacerdotes podían reemplazarse cada año. Toda la disposición oficial estaba errada.

Pero había otra razón por la que casi todos los jueces en el juicio de Jesús no estaban calificados.

Samuel Mendelsohn escribe: “Tampoco debe haber en el estrado judicial ni un pariente, ni un amigo particular, ni un enemigo del acusado, ni del acusador” (Jurisprudencia criminal, p. 108).

¡Muchos de los jueces eran enemigos de Jesús! Pagaron sobornos para que lo traicionaran. Philip Berger Benny escribe en el Código criminal de los judíos: “Bajo ninguna circunstancia un hombre conocido por su enemistad con el acusado puede ocupar un puesto entre sus jueces” (p. 37).

Todo el mundo sabía que los saduceos y los fariseos odiaban a Jesús. Y aún así permitieron que ellos lo juzgaran.


10. DE MANERA ILEGAL CAMBIARON LOS CARGOS EN CONTRA DE JESÚS ANTE PILATO, DE BLASFEMIA A TRAICIÓN.




Tenían que hacer que el juicio pareciera legal, entonces tan pronto fue de día llevaron a Jesús ante el concilio para un juicio que parecía más una burla. Ellos le preguntaron: “¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que lo soy. Entonces ellos dijeron: ¿Qué más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca. Levantándose entonces toda la muchedumbre de ellos, llevaron a Jesús a Pilato” (Lucas 22:70-71; 23:1).

El juicio, que se había llevado a cabo de manera ilegal en la casa de Caifás en privado durante la noche, aparentemente estaba siendo legalizado. Pero en lugar de sacar a Jesús para que fuera apedreado por blasfemia, cambiaron los cargos después de que el tribunal se retirara.

Lo llevaron ante Pilato y esto es lo que dice el relato de Juan al respecto: “Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua. Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie” (Juan 18:28-31).

¿Por qué no les estaba permitido? Lucas nos da la sorpresiva respuesta.

“Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey” (Lucas 23:2).

¡Ellos cambiaron los cargos! De hecho, Jesús enseñó que nosotros debíamos pagar impuestos: “Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:21). ¡Que mejor ejemplo de una falsa acusación!

Entonces, los líderes judíos no acusaron a Jesús de blasfemia ante Pilato. Si lo hubieran hecho Pilato les habría dicho que no lo importunaran y que juzgaran a Jesús de acuerdo con su propia ley y lo apedrearan. Pero lo líderes religiosos tenían miedo de su propio pueblo ya que Jesús era popular entre la gente. Entonces presentaron nuevos cargos falsos en contra de Jesús cuando lo llevaron ante Pilato. Lo acusaron de traición.

Con esto, Pilato si tenía motivos para preocuparse. Los únicos casos en que las autoridades judías no podían juzgar a una persona eran por traición y sedición.

Pilato le preguntó a Jesús: “Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Juan 18:33-36).

El Reino de Dios no era de ese tiempo, ni de ese mundo tampoco. Va a ser establecido en la tierra cuando Cristo regrese.

“Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?” (vv. 37-38).

Jesús decidió no responderle.

“Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito” (v. 38).

Cuando los acusadores de Jesús mencionaron que él era de Galilea, Pilato lo mandó donde Herodes (Lucas 23:7). Pero Jesús no respondió las preguntas de Herodes ni llevó a cabo algún milagro, entonces Herodes junto con sus hombres “le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato” (v. 11).

Después los opositores de Jesús agitaron a la multitud que estaba afuera para asustar al gobernador romano. Pilato vio que se avecinaban problemas. Ahora tenía a una muchedumbre en sus manos. ¡Éste fue un juicio regido por la deshonestidad! A pesar de que ni Herodes ni Pilato encontraron algún delito para acusar a Jesús, aun así, Pilato tomó a Jesús y lo azotó terriblemente y permitió que los soldados le pusieran una corona de espinas.

Seguro Pilatos hiso esa acción abusiva para ver si con ese castigo esos lideres religiosos se conformaban y dejaban el asunto hasta ahí, ya que pilatos en ciertas ocasiones hasta defendió a cristo para que este no fuera asesinado.

Después de esto, Pilato llevó de nuevo a Jesús ante la multitud y les dijo: “Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él” (Juan 19:4).

“Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios” (vv. 6-7).

En esta ocasión de nuevo cambiaron los cargos en su contra.

La gente se estaba enfadando y Pilato se asustó. Él no quería que pasara nada por lo cual pudiera ser responsabilizado ante las autoridades romanas. Pilato continuó tratando de liberar a Jesús (v. 12) ya que no había ningún testigo en este juicio ante Pilato. La muchedumbre había acusado a Jesús sin pruebas, sin testigos y sin testimonios.

La multitud grito: “Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone” (v. 12). Ahora estaban amenazando a Pilato con hacerle perder su puesto.

Mateo retoma la historia: “Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros” (Mateo 27:24). Pilato no era inocente, participó en esa injusticia. Simplemente tenía miedo de perder su trabajo.

Pilato hizo que azotaran a Jesús y luego “le entregó para ser clavado en un madero” (v. 26). Pero veamos que —Pilato en ningún momento tomó alguna decisión formal en contra de Jesucristo. Simplemente lo entregó a los despiadados soldados para que hicieran lo que la turba quería. De hecho, Pilato dijo en varias ocasiones: “no halló ninguna falta [o crimen] en él”.

Incluso, la esposa de Pilato le dijo a su esposo que “no tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él” (Mateo 27:19).

Y aquí es donde el juicio de Jesús se interrumpió abruptamente. ¡No hubo justicia en absoluto! Un hombre inocente fue condenado por causa de una multitud.

Luego, el vil acto de la crucifixión tuvo lugar.

¡Esto fue una burla a la justicia! Y aunque Él era completamente inocente, Jesús soportó todo ese sufrimiento para pagar por la pena de mis pecados, sus pecados y los pecados del mundo entero.

Recuadro: Una duda resuelta: ¿quién podía dictar la pena de muerte?

De acuerdo con la opinión general, el derecho de juzgar casos capitales, esto es, casos que involucran pena de muerte, recaían sobre el Sanedrín (el tribunal judío más importante en el momento). Pero la pena no podía ser impuesta hasta que el gobernador romano, en este caso Pilato, la aprobara.

Pero este punto de vista no es del todo cierto. Las autoridades judías no sólo tenían el poder para procesar ciertos crímenes, también tenían el poder de condenar y cumplir en todos los casos con excepción de traición o sedición en contra de la autoridad romana.

La suposición de que los opositores de Jesús no tenían poder de ejecución está basada de manera errónea al sacar la escritura de Juan 18:31-32 fuera de contexto. El relato de Juan muestra lo que los lideres dijeron: “A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie”. Sólo por esto, es fácil suponer que la nación judía no tenía derecho legal de dar muerte a nadie.

Pero eso no era verdad. Para corroborarlo, tenga en cuenta los siguientes ejemplos:

  • ¿Cómo murió Esteban? Sus enemigos dijeron que había blasfemado y lo apedrearon hasta que lo mataron. ¡Los líderes religiosos apedrearon a Esteban hasta matarlo! Y los romanos no se opusieron a esto (Hechos 6:8-15).
  • Cuando Jesús predicó por primera vez un sermón en Nazaret, su propia gente trató de matarlo, pero logró escapar en medio de la multitud (Lucas 4:28-30). Si fuera ilegal, no habrían tratado de matarlo. Los romanos no lo hubieran permitido.
  • En otra ocasión, varios de los líderes judíos le llevaron a Jesús a una mujer que había sido sorprendida cometiendo adulterio. Le dijeron a Jesús: “Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Juan 8:3-11).
  • El apóstol Pablo fue apedreado en Asia (Hechos 14:19-20). No sólo en Judea, también en otros lugares del mundo romano, los líderes judíos tenían el derecho legal para ejecutar la pena de su ley.

¿Entonces por qué los líderes religiosos declararon lo que dice en Juan 18:31-32?

El gobernador romano se aseguraba de estar al tanto de todos los asuntos que tuvieran relación con la seguridad pública o la majestad del Imperio Romano. Por ende, él intervenía cuando se acusaba a alguien de traición. El cargo en contra de Jesús, traición, sólo podía ser procesado por un tribunal del gobernador.

Por supuesto, los opositores de Jesús inicialmente lo acusaron de blasfemia. Pero ellos no querían ejecutarlo. Entonces, los líderes religiosos tenían que presentar cargos de traición en contra de Jesús para poder presentar el caso ante Pilato. De esta manera, pensaron ellos, no serían responsables de su muerte. Por este motivo cambiaron los cargos de blasfemia por los de traición.

 

MUY BIEN, HASTA AQUÍ EL EXCELENTE ANÁLISIS DE LA PÁGINA “VIDA, ESPERANZA Y VERDAD”, AHORA YO VOY A AGREGAR LO SIGUIENTE:

Cuando Jesús fue conducido a casa del sumo sacerdote Caifás, las primeras acusaciones eran referente al asunto de que Jesús supuestamente había dicho que iba a destruir el templo de Jerusalén, y hemos visto que evidentemente no fue eso lo que dijo Jesús, sinó que Jesús se refería al templo que es su propio cuerpo y eran esos mismos líderes religiosos quienes lo destruirían (Lucas 2: 19), por lo cual esa falsa acusación producida por testigos falsos fue descartada. En marcos 14: 55-56 dice lo siguiente:

“Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban. Porque muchos decían falso testimonio contra él, más sus testimonios no concordaban.”

Como podemos ver fueron muchos los que acusaron en falso a Jesús, pero sus falsas acusaciones no tenían como comprobarlas, por lo cual esas acusaciones no servían para nada. Ante todas esas falsas acusaciones Jesús simplemente no respondía, por lo cual el sumo sacerdote le pregunta:

“¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?” Marcos 14: 60.

Pero Jesús ni aun así respondía. Es Entonces cuando el sumo sacerdote le pregunta a Jesús:

“¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?” Marcos 14: 61.

Ante esta pregunta Jesús no podía guardar silencio. Él nunca podía negar esa gran verdad: él era el “hijo del bendito”, por lo cual Jesús responde:

“Sí, yo soy. Y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo en las nubes del cielo…” (versión “Dios habla hoy”).

Jesús no podía negar esa gran verdad; no solo confirmó que era “EL HIJO DEL BENDITO”, sinó que profetizó que Jesús en breve estaría sentado a la derecha misma del Dios todopoderoso, y vendría en un futuro nuevamente a la tierra bajando entre las nubes del cielo. Es en ese momento que, violando la ley, el sumo sacerdote rasga sus vestidos, para de este modo incitar a la violencia a todos esos criminales que odiaban a Jesús, y dice lo siguiente:

Marcos 14: 63-64: “Entonces el sumo sacerdote se rasgó las ropas en señal de indignación, y dijo: ¿Qué necesidad tenemos de más testigos? Ustedes han oído la blasfemia contra Dios. ¿Qué les parece?.”

¿acaso era una blasfemia decir “soy hijo de Dios”: para nada, eso no era ninguna blasfemia, pero esos asesinos lo que querían era ver la sangre de Jesús rodar por el suelo. Y, por el simple hecho de asegurar que era el hijo de Dios, lo condenaron a muerte.

Marcos 14: 65: “Todos estuvieron de acuerdo en que era culpable y debía morir. Algunos comenzaron a escupirlo, y a taparle los ojos y golpearlo, diciéndole: —¡Adivina quién te pegó! Y los guardianes del templo le pegaron en la cara.”

Cuando lo llevaron ante Pilatos, los muy hipócritas cambiaron la acusación diciendo que Jesús se estaba levantando en contra de roma, pero, como Pilatos no se creyó esas mentiras; y como Pilatos quería dejar libre a Jesús, pues era inocente, les dió a elegir entre Cristo o Barrabas. Este sujeto Barrabas era un delincuente asesino, y todos esos líderes religiosos eligieron a Barrabas para que sea libre y condenaron a Jesús. Es que estaban decididos que ese día Jesús tenía que morir, no iban a perder la oportunidad. Aun así, Pilatos todavía continuaba abogando por salvar Jesús para que no sea asesinado, pero esos Israelitas líderes del pueblo amenazaron a Pilatos, cuando gritaron:

“Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone”. ¡!clávalo en un madero!!...!!CLÁVALO EN UN MADERO!!...!!SU SANGRE SEA SOBRE NOSOTROS!!....

Entonces Pilatos, por pura cobardía, entregó a Jesús a aquellos verdugos, diciendo:

Juan 19: 6-7 “Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: !!Crucifícale! !!Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.”

Fíjense que aquí nuevamente esos religiosos asesinos mencionan ahora ante Pilatos que la condena de Jesús no es por sedición ante el gobierno de roma, sinó porque Jesús había declarado que era “hijo de Dios”.

Juan 19:15-16 Pero ellos gritaron: !!Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron.

Al fin Jesús fue entregado a los religiosos asesinos, ya el gobernador (por cobardía) había dado el permiso. Quienes se llevaron a Jesús para ejecutarlo fueron los lideres israelitas, no fueron los romanos, por lo cual esos religiosos asesinos mataron a Jesús al modo de la ley judía, clavando a Jesús en un poste o palo vertical.

Nuestro señor Jesucristo sufrió todas esas afrentas y falsas acusaciones, y no abrió su boca para maldecirlos: soportó hasta la muerte, porque sabía que para eso había venido a este mundo:

1 Pedro 2: 22-23: “EL CUAL NO COMETIÓ PECADO, NI ENGAÑO ALGUNO SE HALLO EN SU BOCA; y quien cuando le ultrajaban, no respondía ultrajando; cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a aquel que juzga con justicia.”

Aun estando Jesús agonizando clavado en el madero de tormentos, todavía allí no cesaban de burlarse de él, y de poner en duda que Jesús es “EL HIJO DE DIOS”:

Lucas 23: 35: “Y el pueblo estaba mirando; y se burlaban de él los príncipes con ellos, diciendo: A otros hizo salvos: sálvese á sí, si éste es el Mesías, el escogido de Dios.”

Mateo 27:40: “y diciendo: Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, si eres el Hijo de Dios, y desciende del madero”.

Mateo 27: 42-43: “A otros salvó; a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es; que baje ahora de la cruz, y creeremos en El. EN DIOS CONFÍA; QUE le LIBRE ahora SI EL LE QUIERE; porque ha dicho: ``Yo soy el Hijo de Dios.”

Como podemos ver, el ataque más grande que siempre recibió Jesús fue su condición de “HIJO DE DIOS”, siempre pretendieron ridiculizarlo por esto, y hasta el mismo satanás lo cuestionó que demostrara que era “EL HIJO DE DIOS” el día de la tentación en el desierto (Mateo 4: 3). Jesús logró pasar la prueba, demostró obediencia, sometimiento absoluto a las órdenes del padre celestial, y por esta causa ahora está en los cielos, a la derecha del Dios todopoderoso.

Pero el término “hijo de Dios” que tanto defendió el señor Jesucristo, y por el cual fue acusado y condenado falsamente de blasfemo, en estos tiempos modernos continúa siendo manipulado por el diablo a través de doctrinas de demonios como el trinitarismo, el unicitarismo, el titianismo, el arrianismo y el unitarismo. De formas diferentes estas doctrinas de demonios han pervertido el verdadero significado del título “hijo de Dios” que porta el señor Jesucristo, como muchas veces hemos demostrado a todo el largo de este libro.

 

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