JESUCRISTO: EL HIJO
UNIGÉNITO Y PRIMOGÉNITO DEL PADRE: LA DOCTRINA DE “EL PADRE Y EL HIJO”.
15.
Por Alexander Gell: estudiante
de la biblia 2021-2022.
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CAPITULO 11.
EL JUICIO CONTRA JESÚS FUE ILEGITIMO.
Jesús era sumamente odiado por la mayoría de los líderes del sanedrín
israelita.
Nuestro señor Jesucristo no fue ejecutado a
la forma romana, sinó que fue ejecutado a la manera israelita, de acuerdo a lo
que dicta la ley de moisés en cuanto a personas condenadas a morir colgado en
madero o estaca.
Eso de que Jesús fue ejecutado en una cruz
en forma de “T” es una perversión introducida en la falsa cristiandad a través
de la gran ramera católica romana y su afán desmedido por la idolatría. En
realidad, la adoración a símbolos de cruces, y llevar cruces colgados al cuerpo
como amuletos, se inicia en el paganismo babilónico y de allí esa idolatría a
las cruces se esparce por toda la tierra.
Pero antes de remontarnos a la historia
babilónica del símbolo de la cruz, vamos, en primer lugar, a demostrar que
nuestro señor Jesucristo fue ejecutado al estilo israelita, y no a la forma
romana. Y, claro, si fue ejecutado a la forma israelita entonces fue clavado en
un madero, es decir: en un poste o estaca vertical.
Algunos dirán: ¿Qué importa si murió en un
sólo madero o en una cruz, lo importante es que murió y resucitó? Quien piense
de tal forma es porque satanás lo tiene engañado, y tal persona perezosa no le
interesa la verdad cristiana, ni le importa la idolatría satánica que ejerce el
símbolo de cruces en medio de la cristiandad apostata. Al verdadero cristiano
si le importa la verdad, e investiga todo a fondo, y más si vemos que los
iglesieros apostatas pretenden tomar la imagen misma de nuestro señor para
levantar doctrinas idolátricas.
En primer lugar, quienes condenaron a
muerte a Jesús fueron los lideres israelitas, no fueron los romanos. El juicio
hecho en contra del señor Jesucristo fue totalmente ilegal, violando incluso la
misma ley mosaica, ya que la meta de esos líderes israelitas era eliminar lo
más rápido posible lo que ellos consideraban un “estorbo”. Es que los
sacerdotes y rabinos odiaban a Jesús, ya que Jesús desenmascaraba en público
las malas acciones de esos líderes del sanedrín israelitas, los cuales
gobernaban al pueblo de manera sumamente dictatorial, opresiva y abusiva:
incluso el pueblo les tenía miedo (Juan 9:22-- Juan 7:13). En
realidad, eran criminales disfrazados de sacerdotes y ministros: el sanedrín
estaba podrido por parásitos religiosos que Vivian a costa de manipular al
populacho.
Mateo 23 es un capítulo de la biblia en el
cual Jesús vocifera en público, delante de los mismo fariseos y maestros de la
ley, todas las perversiones en la que esos líderes religiosos Vivian. También
en Lucas 11: 37-54 Jesús confronta en público a todos esos líderes religiosos
israelitas, denunciando una por una todas sus fechorías y actos criminales; y
mientras iba denunciando sus actos asesinos, al mismo tiempo lanzaba contra
ellos expresiones insultantes, tales como: serpientes, generación de víboras,
sepulcros blanqueados, hipócritas, avaros, mentirosos, asesinos; y el más
fuerte de todos los insultos: VOSOTROS SOIS HIJOS DE SU PADRE EL DIABLO, YA QUE
SOIS HOMICIDAS Y MENTIROSOS (Juan 8: 39-47). Evidentemente el pueblo sabía que
Jesús tenía razón en acusar a esos líderes religiosos de esa forma.
Los líderes Israelitas que componían el
sanedrín se sentían heridos en su orgullo, ya que a pesar de las malas acciones
que los señalaba a ellos como a viles criminales, ellos ante el pueblo se
hacían pasar por personas muy santas y religiosas, supuestamente defensores de
la ley que Dios estableció a través de Moisés. Es por eso que muchas veces esos
criminales acosaban a cristo de forma sistemática, una y otra vez, tratando de
provocar que el señor dijera algo en contra de la ley divina o en contra de los
romanos; vamos a leerlo:
Lucas 11: 53-54: “Cuando salió de allí, los
escribas y los fariseos comenzaron a acosarle en gran manera, y a interrogarle
minuciosamente sobre muchas cosas, tramando contra El para atraparle en algo
que dijera.”
Marcos 12:13: “Y le enviaron algunos de los
fariseos y de los herodianos para sorprenderle en alguna palabra.” (los herodianos eran un grupo de apostatas
religiosos apoyadores del rey herodes).
Mateo 22: 15: “Entonces se fueron los
fariseos y deliberaron entre sí cómo atraparle, sorprendiéndole en alguna
palabra.”
El señor Jesús nunca calló en sus trampas,
todo lo contrario; el señor usaba esos ataques de sus contrincantes incluso
para enseñarles sobre el reino de Dios, y también para delatar en público las
fechorías y crímenes que cometían esos líderes religiosos israelitas. Es por
eso que ellos siempre, rechinando los dientes de odio, continuaban buscando sin
descanso como poder atrapar a Jesús y condenarlo, vamos a leerlo:
Mateo 12:14: “Pero cuando los fariseos
salieron, se confabularon contra El, para ver cómo podrían destruirle.”
En ciertas ocasiones las confrontaciones en
público eran tan violentas, que incluso querían asesinar a Jesús delante de
todo el pueblo, vamos a leerlo:
Lucas 4: 28-30: “Y todos en la sinagoga se
llenaron de ira cuando oyeron estas cosas, y levantándose, le echaron fuera de
la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba
edificada su ciudad para despeñarle. Pero El, pasando por en medio de ellos, se
fue.”
Juan 8: 58-59: “Jesús les dijo: En verdad,
en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo existo. Entonces tomaron
piedras para tirárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.” (en esa ocasión querían apedrear a cristo porque
este les enseñaba que había existido antes que Abrahán, es decir: que Jesús era
preexistente, e incluso había habitado en el cielo junto al padre celestial).
Juan 11:8: “Los discípulos le dijeron:
Rabí, hace poco que los judíos procuraban apedrearte, ¿y vas otra vez allá?”
La vida santa y pura del señor Jesucristo
era una luz que alumbraba y ponía al descubierto las tinieblas criminales en la
cual Vivian esos líderes religiosos. Ellos no tenían forma de entrampar a
Jesucristo, el cual les dijo:
"¿Quién de ustedes me prueba que tengo
pecado? Y si digo verdad, ¿por qué ustedes no Me creen?” Juan 8: 46.
Ellos no tenían prueba alguna de algún
pecado mortal con el cual tener poder para enjuiciar al señor Jesús. Sin
embargo, los ataques en contra del señor incluían astucias diabólicas de
infiltración, es decir: esos líderes religiosos del sanedrín enviaban espías
que se hacían pasar por seguidores de Jesús, los cuales trataban por todos los
medios de entrampar al señor en alguna palabra, vamos a leerlo:
Lucas 20:20: “Y acechándole, enviaron
espías que fingieran ser justos, para sorprenderle en alguna declaración a fin
de entregarle al poder y autoridad del gobernador.”
Esos asesinos perseguían a cristo sin
descanso, y entre sus muchas acusaciones, había dos por las cuales querían
matar a Jesús, vamos a leerlo:
“Entonces, por esta causa, los judíos aún
más procuraban matarle, porque no sólo violaba el día de reposo, sino que
también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.” Juan 5: 18.
Estas eran las dos acusaciones que esos líderes
religiosos tenían en contra de Jesús. No podían acusar a Jesús de delincuente,
de ladrón, de asesino, de fornicario, o de oponerse al gobierno de roma: solo
pudieron atacarlo porque en día de reposo Jesús le hacia el bien a los demás,
sanando personas el día de reposo (Juan 5: 16), violando el día de reposo
trabajando como médico, y además hacía que las personas que eran sanadas
violaran también el sábado, cargando sus camillas, algo que estaba prohibido en
sábado (Juan 5: 10). Además, acusaban a Jesús de blasfemo porque Jesús afirmaba
que el Dios supremo era “SU PROPIO PADRE”; que era literalmente venía a
ser “hijo de Dios”. Los líderes judíos sabían bien claros que cualquier
persona que portara el título “hijo de Dios”, o que dijera que literalmente
“Dios es mi propio padre”, esa persona se estaba constituyendo en “UN DIOS”, ya
que todo hijo literal de Dios es también “UN DIOS”. Esos líderes judíos sabían
que Dios tenía hijos espirituales, como los ángeles, los cuales llegan a la
existencia porque Dios mismo los engendra con su simiente, es decir: su
espíritu santo, y esos seres son literalmente hijos de Dios, y comparten con el
padre celestial la naturaleza divina; por lo cual son seres con cuerpos
inmortales y espirituales, en pocas palabras: son dioses. Esta es una de las
razones por la cual el padre celestial lleva el título “DIOS DE DIOSES”, vamos
a leerlo:
“Porque Yahveh vuestro Dios es Dios de
dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace
acepción de personas, ni toma cohecho”. Deuteronomio: 10:17.
"El Dios de DIOSES, Yahveh ha hablado,
y convocado la tierra’’ Salmo 50:1.
Es por eso que muchas veces Jesús les
explicaba a esos líderes israelitas que él había descendido del cielo (Juan
6:38), que había sido preexistente, que había existido antes de que existiera
Abrahán (Juan 8:58), que Jesús había estado antes en el cielo y que el padre
celestial lo había enviado. Simplemente esos líderes religiosos nunca
entendieron el misterio de la piedad (1 Timoteo 3:16), de como un ser celestial
(un hijo literal y espiritual de Dios) pudo transformarse en un ser humano a
través del vientre de una mujer.
Ni siquiera el pueblo que seguía a Jesús
entendía como un ser celestial podía descender a la tierra tomando literalmente
carne y sangre como un ser humano, naciendo a través de una mujer, vamos a
leerlo:
Juan 6: 42: “Y decían: ¿No es este Jesús,
el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo es que ahora
dice: ``Yo he descendido del cielo?”.
Cuando Jesús decía que el Dios supremo era
literalmente su “padre”, era lo mismo que decir que Jesús era un “Dios”, un ser
celestial, y esto para esos líderes religiosos era una blasfemia por la cual
Jesús debía morir, vamos a leerlo:
Juan 10:33: “Los judíos le contestaron: No
te apedreamos por ninguna obra buena, sino por blasfemia; y porque tú, siendo
hombre, te haces Dios.”
Lo que nunca entendieron esos líderes del
sanedrín fue como un ser celestial, un hijo literal del Dios padre, pudo
despojarse de esa gloria y convertirse en un ser humano de carne y sangre y
entrar a este mundo a través del vientre de una mujer; sin embargo, eso lo
explica de forma clara el apóstol Pablo, cuando dijo lo siguiente:
Filipenses 2: 5-7: “Haya, pues, en vosotros
esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, el cual, aunque existía en forma
de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que
se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los
hombres…”
Antes de convertirse en un ser humano a
través del vientre de María, Jesús había existido previamente en el cielo,
tenía “LA FORMA DE DIOS”, es decir: era un ser divino con un cuerpo espiritual
y glorioso, ya que era un “HIJO” literal del Dios supremo, pues que había sido
engendrado de Dios mismo, por lo cual era consustancial con el padre celestial,
es decir: compartía la naturaleza divina; pero dice que él no se aferró a esa
condición exaltada, sinó que se despojó de esa gloria divina y se hiso como un
ser humano a través del vientre de una mujer: este es el misterio que los
lideres israelita nunca pudieron entender, ya que si ellos hubieran entendido
ese misterio, nunca hubieran asesinado al señor Jesucristo, evidentemente el
mismo satanás (y también el odio que esos líderes religiosos sentían contra
Jesús), los había cegado por completo el entendimiento, vamos a leerlo:
1 corintios 2: 6-8: “Sin embargo, hablamos
sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este
siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo, sino que
hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que, desde antes de
los siglos, Dios predestinó para nuestra gloria; la sabiduría que ninguno de
los gobernantes de este siglo ha entendido, porque si la hubieran entendido no
habrían crucificado al Señor de gloria.”
Además de que esos líderes del sanedrín
sabían, porque ellos eran buenos estudiosos de antiguo testamento, que Dios el
padre tenía un hijo especial; un hijo que estaba junto al Dios supremo cuando
justamente el Dios supremo estaba creando todas las cosas, ya que esos antiguos
profetas de antaño ya andaban preguntando por el nombre de ese hijo de Dios,
vamos a leerlo:
Proverbio 30: 4: “¿Quién subió al cielo y
descendió? ¿Quién recogió los vientos en sus puños? ¿Quién envolvió las aguas
en su manto? ¿Quién estableció todos los confines de la tierra? ¿Cuál es su
nombre o el nombre de su hijo? Ciertamente tú lo sabes.”
Ellos sabían que ese hijo especial de Dios
un día descendería a la tierra, ya que ellos habían leído el salmo 2, donde se
habla de ese hijo de Dios, y dice ese salmo que quien osara hacer algo en
contra de ese hijo de Dios, el padre celestial le destruiría de inmediato, ya
que ese salmo deja ver que Dios el padre tiene una afiliación especial con ese
“hijo”. Ellos sabían que Dios había engendrado de sí mismo a un ser especial,
un primogénito, ya que ellos habían estudiado esos pasajes de proverbios 8:
22-36, en el cual ese ser con sobrenombre de “sabiduría” aseguraba que el Dios
supremo le había dado la vida (lo había engendrado) antes de la creación del
mundo. Ellos sabían que ese hijo de Dios celestial era diferente a los demás
ángeles, es decir; era superior a los demás ángeles, ya que era el único ángel
al cual Dios el padre le otorgaba el nombre divino, ya que ese ángel era
literalmente el mensajero principal del Dios supremo, y se le conocía en la
antigüedad como “EL ÁNGEL DE YAHVEH” (Éxodo 23: 20-22).
Jesús afirmaba que había visto
personalmente al padre celestial, vamos a leerlo:
Juan 6: 46: “No es que alguien haya visto
al Padre; sino aquel que viene de Dios, éste ha visto al Padre”. Esta afirmación deja ver que Jesús está asegurando
que había estado en el mismo cielo junto al padre celestial.
Jesucristo afirmaba que había descendido a
la tierra portando el nombre de su padre celestial, es decir: venia en
representación directa del Dios supremo, vamos a leerlo:
Juan 5: 43: “Yo he venido en nombre de mi
Padre y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése recibiréis.”
Precisamente el nombre del señor en idioma
hebreo es “YAHSHUA”, y quiere decir literalmente “SALVACIÓN DE YAHVEH”, es
decir: que el nombre del señor contiene también el nombre del Dios padre (el
nombre que es sobre todo nombre), dando entender que Dios el padre traía la
salvación a través del mesías. “YAH” diminutivo de “Yahveh”, y “SHUA” significa
“SALVACIÓN”.
Uniendo todas esas razones entendemos que
esos líderes religiosos del sanedrín entendían que Jesús estaba tomando para si
el lugar de ese misterioso “HIJO DE DIOS”, del cual esos antiguos profetas
andaban preguntando por su nombre (proverbios 30: 4), conocido anteriormente en
los cielos como “EL ÁNGEL DE YAHVEH”, el mensajero principal del Dios supremo.
El único ángel que podía portal el nombre divino con el permiso del Dios padre;
la “SABIDURÍA ENGENDRADA”, el primer hijo celestial del Dios altísimo; que por
ser el primogénito de entre todos los hijos celestiales de Dios, es el que más
se parece al padre celestial, y es el segundo en poder, después del padre. Por
eso, para esos líderes religiosos, las afirmaciones del señor Jesucristo como
“HIJO DE DIOS” era una blasfemia tan grande que querían matarlo.
Ahora podemos entender cabalmente lo
sucedido en la siguiente confrontación entre el señor Jesucristo y aquellos
religiosos necios que querían asesinarlo:
Juan 10: 31-39: “Entonces los judíos
volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas
obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le
respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la
blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. Jesús les respondió: ¿No
está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a
quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al
que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque
dije: Hijo de Dios soy? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si
las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y
creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre. Procuraron otra vez
prenderle, pero él se escapó de sus manos.
Jesús declaraba una y otra vez que el Dios
supremo era literalmente su “PADRE”, lo cual posicionaba a Jesús como un
“DIOS”; esto les molestaba a esos religiosos lideres israelitas, ya que
entendían que Jesús estaba tomando una condición divina que ellos no veían, ya
que Jesús en ese momento era un ser humano. Jesús les cita el salmo 82, donde
Dios el padre llama “dioses” a ciertos seres humanos a los cuales Dios el padre
les había conferido poder y autoridad, los jueces de Israel (esto incluye e
Moisés, el cual poseía el título ELOHIM, es decir: “DIOS”, éxodo 7: 1). Jesús
dice: “si a ellos llamo “dioses”, cuanto más a mí, al cual el padre
santificó para ser el salvador del mundo”; además de que en el salmo 82 se
especifica que esos llamados “dioses” eran considerados “hijos del altísimo”, y
por eso esas personas eran “poderosas”, es por eso que Jesús les dice a sus
oponentes: “ustedes me acusan de blasfemia por decir que soy hijo de Dios”: cuando
Jesús afirma que es “el hijo de Dios”, automáticamente también está
tomando para si el título “DIOS” o “PODEROSO”, ya que todo “hijo de Dios”
es “un Dios”. Estamos claro que Jesús, aunque en ese momento estaba en
condición humana, con todo y eso demostró ser “UN DIOS” en la tierra, ya que
hacía milagros y prodigios que ningún ser humano en ese momento podía hacer,
como detener una tempestad, resucitar a una persona que tenía 4 días muerta,
sanar todo tipo de enfermedades, etc. Algo parecido sucedió con Moisés (la
única diferencia es que Moisés no había descendido del cielo), ya que Dios le
concedió a Moisés poder y autoridad para hacer grandes milagros frente a
Faraón, y hasta dividió en dos el mar rojo; por esta razón Moisés llevaba el
título “ELOHIM” (DIOS O PODEROSO: Éxodo 7: 1).
Con todo, esos religiosos nunca entendieron
a Jesús porque el odio los tenía ciegos. En todos estos relatos vemos que los
verdaderos instigadores, y culpables, sobre el asesinato del señor Jesucristo
fueron los líderes religiosos israelitas, los cuales odiaban a muerte al señor
porque éste denunciaba sus podridas vidas criminales, y además odiaban a Jesús
porque este llevaba una vida santa, y se proclamaba a sí mismo como “el hijo de
Dios”, algo que esos líderes religiosos entendía era una supuesta “blasfemia”.
En estos relatos nunca aparecen las
autoridades romanas tratando de hacerle algún mal al señor Jesucristo; los
únicos, pues, que querían que el señor Jesucristo pereciera eran esos sacerdotes,
escribas, fariseos, maestros de la ley y saduceos que gobernaban a los
israelitas desde el sanedrín.
UNA MISIÓN SUICIDA.
Una semana antes de Jesús ser entregado a
la muerte, el señor Jesús decide regresar a Jerusalén. Jesús le dice a su
discípulo lo que le esperaba en aquel lugar, ya que los lideres israelitas
estaban decididos a matarle, vamos a leerlo:
Mateo 16:21: “Desde entonces Jesucristo
comenzó a declarar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir muchas
cosas de parte de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los
escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día.”
Fíjense que Jesús estaba bien consciente de
lo que le esperaba en Jerusalén, donde aquellos sacerdotes criminales le
estaban esperando para destruirle. Evidentemente Jesús estaba realizando una
misión suicida, él sabía que en esta última subida a Jerusalén le iban a matar.
Los discípulos tenían miedo, estaban perplejos, pero Jesús iba al frente,
decidido a cumplir con su destino y enfrentar la muerte cara a cara, vamos a
leerlo:
Marcos 10: 32-33 “E iban por el camino
subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos; y estaban perplejos, y los
que le seguían tenían miedo. Y tomando aparte de nuevo a los doce, comenzó a
decirles lo que le iba a suceder: He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del
Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le
condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles.
¿Por qué Jesús aceptó una misión suicida?
En primer lugar, lo hiso por obedecer a su padre celestial (Mateo 26: 39), en
segundo lugar, lo hiso por amor a sus ovejas, ya que el buen pastor su vida da
voluntariamente por sus ovejas (Juan 10: 11), en tercer lugar, solo el señor
Jesucristo poseía la sangre pura, libre de toda corrupción, que podía redimir y
destruir para siempre el pecado; esa es la sangre del nuevo pacto, y esa sangre
pura debía ser derramada por causa de redimir la iglesia (Mateo 26: 28). En
cuarto lugar, lo hiso porque sabía que su padre celestial le iba a resucitar,
es decir; le devolvería la vida, en este caso: una vida celestial y eterna. En
quinto lugar, lo hiso porque sabía que solo después de morir y resucitar era
que obtendría el puesto de sumo sacerdote para siempre, y además aseguraría el
reinado de David en su mano; se convertiría en el intercesor entre Dios y los
hombres (hebreos 2:17). Además, con su muerte y resurrección Jesús le quitaba
el imperio de la muerte al Diablo (hebreos 2:14). Estas fueron las razones
principales por las cuales el señor Jesucristo aceptó una misión suicida, que
le obligaría a dar su propia vida hasta la muerte.
Jesús sabía de antemano que esos líderes
israelitas eran criminales, asesinos, no tenían misericordia, tenían una
mentalidad parecida a la de su padre el diablo, y destruían a cualquiera que se
opusiera en su camino. Jesús los enfrentó en público muchas veces, y esta vez
los iba a enfrentar hasta la muerte. Es por esto que Jesús, estando en la
última cena con sus discípulos, les dice:
“Intensamente he deseado comer esta Pascua
con vosotros antes de padecer”. Lucas 22: 15.
Lucas 12:50: “Pero de un bautismo tengo que
ser bautizado, y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!”.
Ya en esa última cena Jesús les hace la
gran revelación a sus discípulos:
“porque esto es mi sangre del nuevo pacto,
que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.” Mateo 26: 28.
Judas Iscariote, el apóstol traidor, fue a
hacer los planes de muerte en contra del señor Jesucristo, uniéndose a los
sacerdotes criminales (Mateo 26:15). En ese momento Jesús se dirige con sus
discípulos al huerto de Getsemaní, donde ora por sus discípulos y por todos los
creyentes que habrá en el mundo (Juan 17), luego Jesús ora por sí mismo al
padre, pidiéndole que no permita que pudiera pasar por esa experiencia de la
muerte, ya que Jesús nunca había experimentado algo igual; ¡¡IBA A DEJAR DE
EXISTIR LITERALMENTE !!, y por eso Jesús estaba tan triste, pero al final se da
cuenta que es la voluntad del padre celestial que entregue su vida (Lucas 22:
42), y Jesús se pone de pie, listo para enfrentar la muerte en obediencia a su
padre, y por amor a sus ovejas.
Por lo tanto, al Jesús venir desde el
cielo, abandonando su gloria celestial, él ya sabía de antemano que venía a una
misión suicida, a entregar su vida pura y santa para poder salvar a los
pecadores que se arrepintiesen y creyeran en él, por lo cual Dios el padre le
ha recompensado resucitándolo de entre los muertos y dándole una autoridad
sobre todo lo que existe, para que ante la persona del señor Jesucristo se
doble toda rodilla, de los que moran en los cielos y los que moran en la tierra (Filipenses 2: 10).
EL JUICIO EN CONTRA DE JESÚS FUE TOTALMENTE ILEGAL.
(he encontrado en la web una página que lleva el siguiente
nombre “VIDA, ESPERANZA Y VERDAD”, y tratan un tema titulado: “10
razones por las que el juicio de Jesús fue ilegal”. Para esta parte he
tomado algunas de las informaciones que se encuentran allí, y le he añadido mis
comentarios personales sobre el juicio ilegal en contra del señor Jesucristo.
Las partes tomadas las pondré en negritas, y mis comentarios con letras normales.
Aquí les dejo el enlace de esa página para que ustedes lean de forma completa
la información: https://vidaesperanzayverdad.org/dios/quien-es-jesus/10-razones-por-las-que-el-juicio-de-jesus-fue-ilegal/#)
Ilegalidades e
irregularidades que provocaron la condena de Jesús
En la época de
Cristo, la mayoría de los juicios que involucraban procedimientos penales
tardaban semanas, sino meses en llevarse a cabo. ¡Pero todos los juicios a los
que Jesús fue sometido se resolvieron tan sólo nueve horas a partir de su
arresto! Y fueron hechos en privado, en secreto.
También tengamos en
cuenta lo siguiente: ¿quiénes conformaban la turba que arrestó a Jesús? La
respuesta a esta pregunta nos lleva al primer error en la condena a Jesús.
1. JESÚS FUE ARRESTADO ILEGALMENTE.
“Judas, pues,
tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y
de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús,
sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo:
¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y
estaba también con ellos Judas, el que le entregaba… Respondió Jesús: Os he
dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos” (Juan 18:3-5, 8).
Lucas también
añade: “Y Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia
del templo y a los ancianos, que habían venido contra él: ¿Como contra un
ladrón habéis salido con espadas y palos?” (Lucas 22:52).
Tengamos en cuenta
que entre las personas que estuvieron involucradas en el arresto de Cristo,
estaban los sacerdotes y los ancianos —¡sus jueces! Entre ellos también estaban
los mismos que sobornaron a Judas. Además, Jesús fue arrestado en secreto
durante la noche. No lo arrestaron bajo ningún cargo formal de ningún crimen.
No presentaron cargos. No hubo ninguna orden de arresto ni declaración de lo
que había hecho. Simplemente lo arrestaron.
No había
fundamentos jurídicos para llevar a cabo el arresto de Jesús. Nadie había
presentado algún testimonio o evidencia de culpabilidad ante el Sanedrín, a
través del cual podrían haber solicitado la orden de su arresto.
Tengamos en cuenta
lo que declara la ley judía.
El filósofo y
traductor bíblico judío, Samuel Mendelsohn, dice en su Jurisprudencia criminal
de los antiguos hebreos: “El testimonio de un cómplice [por ejemplo, Judas] no
es admisible de acuerdo con la ley rabínica… ni la vida de un hombre, ni su
reputación, se pueden ver amenazadas por la malicia de alguien quién ha
confesado ser un criminal” (p. 120).
Se puede ver que el
mismo hecho de que Judas haya aceptado un soborno de parte de los jueces
ciertamente era una prueba de que Judas era culpable de un delito”.
A Jesús los ataron como si fuera un vil
delincuente sin ni siquiera dictarle alguna acusación en contra, lo cual
demuestra que el arresto de Jesús, a esa hora de la noche, era un arresto
abusivo, dictatorial y criminal. Tal y como sucede en cualquier gobierno
satánico dictatorial, en los cuales los gobernantes eliminan a todos aquellos
que les hacen la contra.
2. FUE UN PROCEDIMIENTO PRIVADO NOCTURNO.
El primer paso en
el juicio de Jesús fue una audiencia preliminar en un procedimiento privado
nocturno ante Anás, quién había sido sumo sacerdote. Esto fue una reunión
improductiva porque Caifás (el yerno de Anás) era de hecho el sumo sacerdote de
ese año. Finalmente, Anás ató a Jesús y lo envió a Caifás (Juan 18:12-13,
19-23).
Los gemelos
franceses Augustin y Joseph Lémann, dicen en su libro Jesús ante el Sanedrín,
“No se [debía] celebrar en la corte ninguna cesión antes de que se ofreciera el
sacrificio matutino” (traducción por Julius Magath, p. 109). No estaban
permitidas las reuniones nocturnas. La ley sólo permitía una investigación de
ese tipo durante el día.
En el juicio ante Anás Jesús fue golpeado
(Lucas 18: 22). Anás le preguntó a Jesús sobre su doctrina y sus discípulos,
Jesús le contestó que todo lo que hacía siempre fue público y estaba a vista de
todos, por esta simples respuesta fue abofeteado. Anás no corrigió al alguacil
por haber abusado de Jesús de forma injustificada, lo cual demuestra que esos
personajes religiosos eran criminales inmisericordes; en realidad lo único que
les interesaba era provocar a Jesús y matarlo.
Jesús fue probado hasta lo sumo, ya que un
ser que podía detener toda una tempestad con solo una orden ¿acaso no podía
convertir en polvo a sus contrincantes con tan solo ordenarlo?, claro que Jesús
tenía tal poder, pero tenía que resistir la prueba hasta la muerte, y abstenerse
de destruir en ese momento a sus enemigos, ya que la venganza vino unos 40 años
después, cuando Dios permitió que los romanos destruyeran Jerusalén y mataran a
todos esos líderes religiosos; el mismo señor Jesús lo había profetizado en
Mateo 24.
3. EL SANEDRÍN OBRÓ DE MANERA ILEGAL AL
LLEVAR A CABO EL JUICIO DE JESÚS ANTES DEL AMANECER.
Hay que tener en cuenta que la investigación
preliminar ante Anás no trajo consigo evidencia de ningún tipo. En lugar de
desechar el caso, procedieron a celebrar una corte ilegal.
¿Por qué era ilegal? Mandelsohn dice, “Los casos
criminales pueden ser resueltos por los diferentes tribunales sólo durante el
día por el pequeño Sanedrín desde el cierre del servicio de la mañana hasta el
mediodía, y por el Gran Sanedrín hasta la noche” (Jurisprudencia criminal de
los antiguos hebreos, p. 112). El juicio de Jesús comenzó por la noche
cerca al amanecer sin ningún testigo que lo pudiera defender.
4. EL SANEDRÍN SE REUNIÓ DE MANERA ILEGAL
PARA JUZGAR UNA OFENSA CAPITAL UN DÍA ANTES DE UN SÁBADO ANUAL (UNA FIESTA
SANTA).
En el libro El martirio de Jesús, de
Isaac Wise, leemos: “A ningún tribunal de justicia en Israel se le permitía
celebrar sesiones los sábados o en algunas de las siete fiestas bíblicas. En
caso de un delito capital, ningún caso podía comenzar el viernes ni el día
previo a una fiesta santa porque no era legal aplazar ese tipo de casos más
allá de la noche ni continuarlos durante el sábado o alguna fiesta santa” (pp.
67-68).
Los opositores de Jesús violaron su propia ley al
arrestar a Jesús durante el día anterior a un sábado anual —el primer día de
Panes Sin Levadura.
5. EL JUICIO DE JESÚS FUE ILEGAL PORQUE
CONCLUYÓ EN UN SOLO DÍA.
La ley judía dice: “Un caso criminal que resulta
con la absolución del acusado puede concluir el mismo día en el que comenzó el
juicio. Pero si hay que dictar una sentencia de muerte, no puede concluir antes
del día siguiente” (Mishnah, “Sanedrín” IV, 1). Esto se daba para dar la
oportunidad suficiente para que se pudiera presentar cualquier testigo a favor
del acusado. Pero el tribunal no le dio esta oportunidad a Jesús.
Evidentemente lo único que querían los líderes judíos era deshacerse
de Jesús lo más rápido posible.
6. LAS ACUSACIONES CONTRA JESÚS ERAN FALSAS
Y CARECÍAN DE PRUEBAS.
La corte dictó la sentencia contra Jesús sin
evidencia real que la soportara. La única evidencia que fue presentada por
testigos ante el tribunal fue por parte de testigos falsos. Pero su testimonio
ni siquiera fue usado por el tribunal al momento de dictaminar la pena de
muerte para Jesús. Esto fue lo que sucedió:
Dos falsos testigos testificaron que Jesús había
dicho: “Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo hecho a mano, y
en tres días edificaré otro hecho sin mano” (Marcos 14:58,
énfasis añadido).
Los líderes religiosos utilizaron este testimonio
como prueba en contra de Jesús. Pero esta prueba en realidad no correspondía a
lo que dijo Jesús. Él no dijo las palabras “hecho a mano”. Jesús no
se refería al templo físico de Herodes, erigido por manos humanas, sino a su
propio cuerpo que iba a ser levantado de entre los muertos tres días después de
su muerte.
Si leemos en Juan 2:19, 21 vemos lo que realmente
dijo Jesús. Las palabras “hecho a mano” no se encuentran ahí.
Además, ¡la pregunta que el sumo sacerdote le hizo
a Jesús no tenía nada que ver con la acusación! Jesús fue acusado bajo el falso
cargo de que él iba a destruir y después a reconstruir el templo físico en un
periodo de tiempo de tres días. Pero el tribunal lo condenó por otro asunto
totalmente diferente.
En realidad, Jesús dijo lo siguiente:
Juan 2: 19-21:
“Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y
tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo.”
Fíjense que Jesús nunca dijo: “yo
destruiré este templo levantado a mano” (templo construido por herodes) ni
tampoco dijo “y luego levantare uno sin mano”. Todo esto demuestra que
esos falsos testigos estaban mintiendo, pronunciando cosas que Jesús nunca
dijo. En realidad, cuando Jesús dijo “destruid este templo” se estaba
refiriendo de forma profética a que los lideres israelitas eran los que iban a
destruir ese templo, es decir: iban a matar a Jesús, ya que Jesús se refería al
templo de su cuerpo. Y claro está que esa voz profética a través de Jesús
provenía del Dios padre, ya que fue el Dios padre el que levantó a Jesús de
entre los muertos luego de tres días, edificando nuevamente el cuerpo de
cristo.
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Analicemos los hechos. El sumo sacerdote lo
interpeló: “Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro
por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.
Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al
Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes
del cielo. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha
blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis
oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de
muerte!” (Mateo 26:63-66).
Jesús fue acusado de un cargo, se le juzgó por otro
y fue condenado inmediatamente por su propio testimonio.
Los líderes le preguntaron a Jesús a lo largo de
todo su ministerio quién era él. Meses antes le preguntaron: “Y le rodearon los
judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo,
dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis” (Juan
10:24-25).
Incluso el Sr. Radin en su libro, El juicio
de Jesús de Nazareth, admite que el testimonio de Jesús no fue una
blasfemia. En las páginas 248 y 249 dice: “La ‘blasfemia’ que menciona el
Pentateuco (o la Torá) es una maldición literal en contra de Dios o un desafío
directo hacía él”. Y definitivamente, ¡Jesús nunca hizo esto!
Más importante aún, Jesús era el verdadero Mesías,
el hijo de Dios, entonces su testimonio era verdad —no una blasfemia.
7. LA CONDENA DE JESÚS POR PARTE DEL
SANEDRÍN FUE ILEGAL PORQUE LAS PERSONAS QUE DEBÍAN VOTAR EN CONTRA DE SU
CONDENA NO ESTABAN PRESENTES.
De acuerdo con el relato de Marcos, veamos lo que
sucedió en el juicio de Jesús antes del amanecer:
“Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos
ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte” (Marcos 14:64).
Fue unánime entre todas las personas que se habían
reunido. No hubo una investigación, no se hizo ningún interrogatorio para saber
si Jesús había blasfemado o no. Simplemente utilizaron su testimonio en su
contra sin investigar más a fondo. Todo lo hicieron inmediata, instantánea y
simultáneamente. Lo que condenó a Jesús fue un espíritu de mafia: una total dictadura criminal.
Esto es lo que dice Samuel Mendelsohn acerca de
este procedimiento: “Un veredicto de culpabilidad simultáneo y unánime emitido
el mismo día del juicio tiene el efecto de una absolución” (p. 141). Una nota
al pie de página explica acerca de esto: “Por muy contraria a la razón que
pueda parecer esta norma, está fundada en la humanidad rabínica y como
consecuencia necesaria de la ley rabínica. Acabamos de ver que, por muy buenas
razones (n. 326) un veredicto de culpabilidad no puede ser emitido el mismo día
de la indagación; pero cuando todos coinciden repentinamente en la condena, ¿no
parece que el condenado es víctima de una conspiración, y que el veredicto no
es el resultado de una causa seria y una deliberación tranquila?”.
El veredicto en contra de Jesús fue simultáneo y
unánime, a pesar de que la ley requería que al menos una persona del consejo
fungiera como abogado defensor, lo cual no sucedió.
Además, el sumo sacerdote rasgó sus vestidos
durante el juicio (Marcos 14:63; Mateo 26:65).
El sumo sacerdote tenía prohibido rasgarse sus
vestiduras: “Y el sumo sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue
derramado el aceite de la unción, y que fue consagrado para llevar las
vestiduras, no descubrirá su cabeza, ni rasgará sus vestidos” (Levítico 21:10; 10:6).
Al parecer el sumo sacerdote rasgó su vestido para
suscitar emoción —para perjudicar a otros. Debió haber mantenido la calma para
que no se cometiera ningún error al emitir el juicio. Pero en el juicio de
Jesús estos requerimientos no se cumplieron.
El libro de Isaac Wise, El martirio de
Jesús, explica la ley en este punto: “Si ninguno de los jueces defendió al
culpable, todos lo declararon culpable, sin tener ningún abogado en el
tribunal, el veredicto de culpabilidad era inválido y la sentencia de muerte no
podría haber sido ejecutada” (pp. 74-75). Entonces Jesús fue condenado en
contra de las leyes de ellos.
Es interesante analizar que miembros del Sanedrín
estuvieron ausentes durante el juicio.
Después de que Cristo fue crucificado, leemos: “Había
un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del
concilio, varón bueno y justo. Este, que también esperaba el reino de Dios, y
no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos” (Lucas 23:50-51).
Ya que el consenso para condenar a Jesús fue unánime, José no participó de esta
reunión ilegal.
Tampoco hay un registro que compruebe que Nicodemo
estuvo de acuerdo con la decisión. Recordemos que él dijo: “Este vino a Jesús
de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque
nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (Juan
3:2).
Parece que los opositores de Jesús querían
asegurarse de que estos dos hombres no estuvieran presentes para defenderlo.
8. LA SENTENCIA EN CONTRA DE JESÚS SE DICTÓ
EN UN LUGAR QUE ESTABA PROHIBIDO POR LA LEY.
Jesús fue llevado a la casa de Caifás, el sumo
sacerdote. ¡El juicio de Jesús ni siquiera se llevó a cabo en un tribunal!
“Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a
casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos” (Lucas 22:54).
De acuerdo con la ley judía: “Una sentencia a
muerte sólo se puede dictar si el Sanedrín ha sostenido las sesiones en el
lugar indicado”. Pero no era legal abrir el edificio del tribunal si no hasta
después del amanecer.
Además, según leemos en Jesús ante el
Sanedrín, el Talmud dice: “Después de abandonar el salón Gazith [el
tribunal] no se puede dictar una sentencia de muerte en contra de nadie” (p.
24). Una sentencia de muerte sólo se puede aprobar en un tribunal legal, no en
una casa como ocurrió en el caso de Jesús.
9. LA MAYORÍA DE LOS MIEMBROS DEL SANEDRÍN
NO ESTABAN LEGALMENTE CALIFICADOS PARA PROCESAR A JESÚS.
Algunos de los jueces fueron elegidos
arbitrariamente. De la Biblia y del historiador judío, Josefo, tenemos los
nombres de la mayoría de los hombres que conformaban el Sanedrín en la época de
Jesús.
De acuerdo con lo que dice Josefo, hombres como
Caifás, Eleazar, Jonatán, Teófilo, Matías, Ismael, Simón, Juan, Alejandro y
Ananías recibieron sobornos y fueron designados por miembros de la familia que
no tenían derecho a sentarse en el Sanedrín. Compraron sus puestos y fueron
irrespetados por su propia gente.
Había 12 ex sumos sacerdotes que vivían en ese
momento y todos hacían parte del Sanedrín. La Biblia expresamente exige que un
hombre que sirve como sumo sacerdote debe hacerlo durante toda su vida hasta el
momento de su muerte, cuando esto sucede otro hombre ocupa su lugar. Pero bajo
el gobierno romano, los sumos sacerdotes podían reemplazarse cada año. Toda la
disposición oficial estaba errada.
Pero había otra razón por la que casi todos los
jueces en el juicio de Jesús no estaban calificados.
Samuel Mendelsohn escribe: “Tampoco debe haber en
el estrado judicial ni un pariente, ni un amigo particular, ni un enemigo del
acusado, ni del acusador” (Jurisprudencia criminal, p. 108).
¡Muchos
de los jueces eran enemigos de Jesús! Pagaron sobornos para que lo
traicionaran. Philip Berger Benny escribe en el Código criminal de los
judíos: “Bajo ninguna circunstancia un hombre conocido por su
enemistad con el acusado puede ocupar un puesto entre sus jueces” (p. 37).
Todo
el mundo sabía que los saduceos y los fariseos odiaban a Jesús. Y aún así
permitieron que ellos lo juzgaran.
10. DE MANERA ILEGAL CAMBIARON LOS CARGOS EN
CONTRA DE JESÚS ANTE PILATO, DE BLASFEMIA A TRAICIÓN.
Tenían que hacer que el juicio pareciera legal,
entonces tan pronto fue de día llevaron a Jesús ante el concilio para un juicio
que parecía más una burla. Ellos le preguntaron: “¿Luego eres tú el Hijo de
Dios? Y él les dijo: Vosotros decís que lo soy. Entonces ellos dijeron: ¿Qué
más testimonio necesitamos? porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
Levantándose entonces toda la muchedumbre de ellos, llevaron a Jesús a Pilato”
(Lucas 22:70-71; 23:1).
El juicio, que se había llevado a cabo de manera
ilegal en la casa de Caifás en privado durante la noche, aparentemente estaba
siendo legalizado. Pero en lugar de sacar a Jesús para que fuera apedreado por
blasfemia, cambiaron los cargos después de que el tribunal se retirara.
Lo llevaron ante Pilato y esto es lo que dice el
relato de Juan al respecto: “Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio.
Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así
poder comer la pascua. Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué
acusación traéis contra este hombre? Respondieron y le dijeron: Si éste no
fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. Entonces les dijo Pilato:
Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A
nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie” (Juan 18:28-31).
¿Por qué no les estaba permitido? Lucas nos da la
sorpresiva respuesta.
“Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos
hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo
que él mismo es el Cristo, un rey” (Lucas 23:2).
¡Ellos cambiaron los cargos! De hecho, Jesús enseñó
que nosotros debíamos pagar impuestos: “Y les dijo: Dad, pues, a César lo que
es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:21). ¡Que mejor ejemplo de
una falsa acusación!
Entonces, los líderes judíos no acusaron a Jesús de
blasfemia ante Pilato. Si lo hubieran hecho Pilato les habría dicho que no lo
importunaran y que juzgaran a Jesús de acuerdo con su propia ley y lo
apedrearan. Pero lo líderes religiosos tenían miedo de su propio pueblo ya que
Jesús era popular entre la gente. Entonces presentaron nuevos cargos falsos en
contra de Jesús cuando lo llevaron ante Pilato. Lo acusaron de traición.
Con esto, Pilato si tenía motivos para preocuparse.
Los únicos casos en que las autoridades judías no podían juzgar a una persona
eran por traición y sedición.
Pilato le preguntó a Jesús: “Entonces Pilato volvió
a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los
judíos? Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho
otros de mí? Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales
sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? Respondió Jesús: Mi reino no
es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían
para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Juan
18:33-36).
El Reino de Dios no era de ese tiempo, ni de ese
mundo tampoco. Va a ser establecido en la tierra cuando Cristo regrese.
“Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey?
Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto
he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la
verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?” (vv. 37-38).
Jesús decidió no responderle.
“Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los
judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito” (v. 38).
Cuando los acusadores de Jesús mencionaron que él
era de Galilea, Pilato lo mandó donde Herodes (Lucas 23:7). Pero Jesús no
respondió las preguntas de Herodes ni llevó a cabo algún milagro, entonces
Herodes junto con sus hombres “le menospreció y escarneció, vistiéndole de una
ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato” (v. 11).
Después los opositores de Jesús agitaron a la
multitud que estaba afuera para asustar al gobernador romano. Pilato vio que se
avecinaban problemas. Ahora tenía a una muchedumbre en sus manos. ¡Éste fue un
juicio regido por la deshonestidad! A pesar de que ni Herodes ni Pilato
encontraron algún delito para acusar a Jesús, aun así, Pilato tomó a Jesús y lo
azotó terriblemente y permitió que los soldados le pusieran una corona de
espinas.
Seguro Pilatos hiso esa acción abusiva para
ver si con ese castigo esos lideres religiosos se conformaban y dejaban el
asunto hasta ahí, ya que pilatos en ciertas ocasiones hasta defendió a cristo
para que este no fuera asesinado.
Después de esto, Pilato llevó de nuevo a Jesús ante
la multitud y les dijo: “Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que
ningún delito hallo en él” (Juan 19:4).
“Cuando le vieron los principales sacerdotes y los
alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les
dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. Los
judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe
morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios” (vv. 6-7).
En esta ocasión de nuevo cambiaron los cargos en su
contra.
La gente se estaba enfadando y Pilato se asustó. Él
no quería que pasara nada por lo cual pudiera ser responsabilizado ante las
autoridades romanas. Pilato continuó tratando de liberar a Jesús (v. 12) ya que
no había ningún testigo en este juicio ante Pilato. La muchedumbre había
acusado a Jesús sin pruebas, sin testigos y sin testimonios.
La multitud grito: “Si a
éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se
opone” (v. 12). Ahora estaban amenazando a Pilato con hacerle perder su
puesto.
Mateo retoma la historia: “Viendo Pilato que nada
adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos
delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá
vosotros” (Mateo 27:24). Pilato no era inocente, participó en esa injusticia.
Simplemente tenía miedo de perder su trabajo.
Pilato hizo que azotaran a Jesús y luego “le
entregó para ser clavado en un madero” (v. 26). Pero veamos que —Pilato en
ningún momento tomó alguna decisión formal en contra de Jesucristo. Simplemente
lo entregó a los despiadados soldados para que hicieran lo que la turba quería.
De hecho, Pilato dijo en varias ocasiones: “no halló ninguna falta [o crimen]
en él”.
Incluso, la esposa de Pilato le dijo a su esposo
que “no tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en
sueños por causa de él” (Mateo 27:19).
Y aquí es donde el juicio de Jesús se interrumpió
abruptamente. ¡No hubo justicia en absoluto! Un hombre inocente fue condenado
por causa de una multitud.
Luego, el vil acto de la crucifixión tuvo lugar.
¡Esto fue una burla a la justicia! Y aunque Él era
completamente inocente, Jesús soportó todo ese sufrimiento para pagar por la
pena de mis pecados, sus pecados y los pecados del mundo entero.
Recuadro: Una duda resuelta: ¿quién podía dictar
la pena de muerte?
De acuerdo con la opinión general, el derecho de
juzgar casos capitales, esto es, casos que involucran pena de muerte, recaían
sobre el Sanedrín (el tribunal judío más importante en el momento). Pero la
pena no podía ser impuesta hasta que el gobernador romano, en este caso Pilato,
la aprobara.
Pero este punto de vista no es del todo cierto. Las
autoridades judías no sólo tenían el poder para procesar ciertos crímenes,
también tenían el poder de condenar y cumplir en todos los casos con excepción
de traición o sedición en contra de la autoridad romana.
La suposición de que los opositores de Jesús no
tenían poder de ejecución está basada de manera errónea al sacar la escritura
de Juan 18:31-32 fuera de contexto. El relato de Juan muestra lo que los
lideres dijeron: “A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie”. Sólo
por esto, es fácil suponer que la nación judía no tenía derecho legal de dar
muerte a nadie.
Pero eso no era verdad. Para corroborarlo, tenga en
cuenta los siguientes ejemplos:
- ¿Cómo
murió Esteban? Sus enemigos dijeron que había blasfemado y lo apedrearon
hasta que lo mataron. ¡Los líderes religiosos apedrearon a Esteban hasta
matarlo! Y los romanos no se opusieron a esto (Hechos 6:8-15).
- Cuando
Jesús predicó por primera vez un sermón en Nazaret, su propia gente trató
de matarlo, pero logró escapar en medio de la multitud (Lucas 4:28-30). Si
fuera ilegal, no habrían tratado de matarlo. Los romanos no lo hubieran
permitido.
- En otra
ocasión, varios de los líderes judíos le llevaron a Jesús a una mujer que
había sido sorprendida cometiendo adulterio. Le dijeron a Jesús: “Entonces
los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en
adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido
sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés
apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían
tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo,
escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se
enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en
arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo,
siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su
conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los
postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer,
¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno,
Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”
(Juan 8:3-11).
- El
apóstol Pablo fue apedreado en Asia (Hechos 14:19-20). No sólo en Judea,
también en otros lugares del mundo romano, los líderes judíos tenían el
derecho legal para ejecutar la pena de su ley.
¿Entonces por qué los líderes religiosos declararon
lo que dice en Juan 18:31-32?
El gobernador romano se aseguraba de estar al tanto
de todos los asuntos que tuvieran relación con la seguridad pública o la
majestad del Imperio Romano. Por ende, él intervenía cuando se acusaba a
alguien de traición. El cargo en contra de Jesús, traición, sólo podía ser
procesado por un tribunal del gobernador.
Por supuesto, los opositores de Jesús inicialmente
lo acusaron de blasfemia. Pero ellos no querían ejecutarlo. Entonces, los
líderes religiosos tenían que presentar cargos de traición en contra de Jesús
para poder presentar el caso ante Pilato. De esta manera, pensaron ellos, no
serían responsables de su muerte. Por este motivo cambiaron los cargos de
blasfemia por los de traición.
MUY BIEN, HASTA AQUÍ EL EXCELENTE ANÁLISIS DE LA PÁGINA “VIDA, ESPERANZA
Y VERDAD”, AHORA YO VOY A AGREGAR LO SIGUIENTE:
Cuando Jesús fue conducido a casa del sumo
sacerdote Caifás, las primeras acusaciones eran referente al asunto de que
Jesús supuestamente había dicho que iba a destruir el templo de Jerusalén, y
hemos visto que evidentemente no fue eso lo que dijo Jesús, sinó que Jesús se
refería al templo que es su propio cuerpo y eran esos mismos líderes religiosos
quienes lo destruirían (Lucas 2: 19), por lo cual esa falsa acusación producida
por testigos falsos fue descartada. En marcos 14: 55-56 dice lo siguiente:
“Y los principales sacerdotes y todo el
concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no
lo hallaban. Porque muchos decían falso testimonio contra él, más sus
testimonios no concordaban.”
Como podemos ver fueron muchos los que
acusaron en falso a Jesús, pero sus falsas acusaciones no tenían como
comprobarlas, por lo cual esas acusaciones no servían para nada. Ante todas
esas falsas acusaciones Jesús simplemente no respondía, por lo cual el sumo sacerdote
le pregunta:
“¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos
contra ti?” Marcos 14: 60.
Pero Jesús ni aun así respondía. Es
Entonces cuando el sumo sacerdote le pregunta a Jesús:
“¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?”
Marcos 14: 61.
Ante esta pregunta Jesús no podía guardar
silencio. Él nunca podía negar esa gran verdad: él era el “hijo del bendito”,
por lo cual Jesús responde:
“Sí, yo soy. Y ustedes verán al Hijo del
hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo en las nubes del
cielo…” (versión “Dios habla hoy”).
Jesús no podía negar esa gran verdad; no
solo confirmó que era “EL HIJO DEL BENDITO”, sinó que profetizó que Jesús en
breve estaría sentado a la derecha misma del Dios todopoderoso, y vendría en un
futuro nuevamente a la tierra bajando entre las nubes del cielo. Es en ese
momento que, violando la ley, el sumo sacerdote rasga sus vestidos, para de
este modo incitar a la violencia a todos esos criminales que odiaban a Jesús, y
dice lo siguiente:
Marcos 14: 63-64: “Entonces el sumo
sacerdote se rasgó las ropas en señal de indignación, y dijo: ¿Qué necesidad
tenemos de más testigos? Ustedes han oído la blasfemia contra Dios. ¿Qué les
parece?.”
¿acaso era una blasfemia decir “soy hijo de
Dios”: para nada, eso no era ninguna blasfemia, pero esos asesinos lo que
querían era ver la sangre de Jesús rodar por el suelo. Y, por el simple hecho
de asegurar que era el hijo de Dios, lo condenaron a muerte.
Marcos 14: 65: “Todos estuvieron de acuerdo
en que era culpable y debía morir. Algunos comenzaron a escupirlo, y a taparle
los ojos y golpearlo, diciéndole: —¡Adivina quién te pegó! Y los guardianes del
templo le pegaron en la cara.”
Cuando lo llevaron ante Pilatos, los muy
hipócritas cambiaron la acusación diciendo que Jesús se estaba levantando en
contra de roma, pero, como Pilatos no se creyó esas mentiras; y como Pilatos
quería dejar libre a Jesús, pues era inocente, les dió a elegir entre Cristo o
Barrabas. Este sujeto Barrabas era un delincuente asesino, y todos esos líderes
religiosos eligieron a Barrabas para que sea libre y condenaron a Jesús. Es que
estaban decididos que ese día Jesús tenía que morir, no iban a perder la
oportunidad. Aun así, Pilatos todavía continuaba abogando por salvar Jesús para
que no sea asesinado, pero esos Israelitas líderes del pueblo amenazaron a
Pilatos, cuando gritaron:
“Si a éste sueltas, no eres amigo de César;
todo el que se hace rey, a César se opone”. ¡!clávalo en un
madero!!...!!CLÁVALO EN UN MADERO!!...!!SU SANGRE SEA SOBRE NOSOTROS!!....
Entonces Pilatos, por pura cobardía,
entregó a Jesús a aquellos verdugos, diciendo:
Juan 19: 6-7 “Cuando le vieron los
principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: !!Crucifícale!
!!Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no
hallo delito en él. Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y
según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.”
Fíjense que aquí nuevamente esos religiosos
asesinos mencionan ahora ante Pilatos que la condena de Jesús no es por
sedición ante el gobierno de roma, sinó porque Jesús había declarado que era
“hijo de Dios”.
Juan 19:15-16 Pero ellos gritaron: !!Fuera,
fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar?
Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. Así que
entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús,
y le llevaron.
Al fin Jesús fue entregado a los religiosos
asesinos, ya el gobernador (por cobardía) había dado el permiso. Quienes se
llevaron a Jesús para ejecutarlo fueron los lideres israelitas, no fueron los
romanos, por lo cual esos religiosos asesinos mataron a Jesús al modo de la ley
judía, clavando a Jesús en un poste o palo vertical.
Nuestro señor Jesucristo sufrió todas esas
afrentas y falsas acusaciones, y no abrió su boca para maldecirlos: soportó
hasta la muerte, porque sabía que para eso había venido a este mundo:
1 Pedro 2: 22-23: “EL CUAL NO COMETIÓ
PECADO, NI ENGAÑO ALGUNO SE HALLO EN SU BOCA; y quien cuando le ultrajaban, no
respondía ultrajando; cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a
aquel que juzga con justicia.”
Aun estando Jesús agonizando clavado en el
madero de tormentos, todavía allí no cesaban de burlarse de él, y de poner en
duda que Jesús es “EL HIJO DE DIOS”:
Lucas 23: 35: “Y el pueblo estaba mirando;
y se burlaban de él los príncipes con ellos, diciendo: A otros hizo salvos:
sálvese á sí, si éste es el Mesías, el escogido de Dios.”
Mateo 27:40: “y diciendo: Tú que destruyes
el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, si eres el Hijo de
Dios, y desciende del madero”.
Mateo 27: 42-43: “A otros salvó; a sí mismo
no puede salvarse. Rey de Israel es; que baje ahora de la cruz, y creeremos en
El. EN DIOS CONFÍA; QUE le LIBRE ahora SI EL LE QUIERE; porque ha dicho: ``Yo
soy el Hijo de Dios.”
Como podemos ver, el ataque más grande que
siempre recibió Jesús fue su condición de “HIJO DE DIOS”, siempre
pretendieron ridiculizarlo por esto, y hasta el mismo satanás lo cuestionó que
demostrara que era “EL HIJO DE DIOS” el día de la tentación en el
desierto (Mateo 4: 3). Jesús logró pasar la prueba, demostró obediencia,
sometimiento absoluto a las órdenes del padre celestial, y por esta causa ahora
está en los cielos, a la derecha del Dios todopoderoso.
Pero el término “hijo de Dios”
que tanto defendió el señor Jesucristo, y por el cual fue acusado y condenado
falsamente de blasfemo, en estos tiempos modernos continúa siendo manipulado
por el diablo a través de doctrinas de demonios como el trinitarismo, el
unicitarismo, el titianismo, el arrianismo y el unitarismo. De formas
diferentes estas doctrinas de demonios han pervertido el verdadero significado
del título “hijo de Dios” que porta el señor Jesucristo, como muchas
veces hemos demostrado a todo el largo de este libro.
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siguiente link.
Les damos permiso de compartir y distribuir todos
nuestros estudios gratuitamente, siempre y cuando no le quieten ni le añadan a
la información.
AMÉN.
Agradecimiento a los colaboradores de este estudio: los
administradores del:
GRUPO DE ESTUDIOS Y DEBATES BÍBLICOS EN TELEGRAM.
Los hermanos:
José Yúnior, Jhon Wilian, José Javier, Rodolfo Bianchi, Luzma Suarez,
Dayana Suarez, Elena Villamizar, Antonio-Antonio, Juan Gabriel Londoño, Betsy
Civil, Daniel F.C, Gonzalez Carlos, Junior De León
También muy especialmente al hermano Rolando Cáceres, en Formosa
Argentina, director de la estación de radio CBI (congregación bíblica
internacional).
Y saludos afectuosos a todos los hermanos en cristo que se congregan
vía Telegram en el GRUPO DE ESTUDIOS Y DEBATES BÍBLICOS.
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ALEXANDER GELL