JESUCRISTO: EL HIJO
UNIGÉNITO Y PRIMOGÉNITO DEL PADRE: LA DOCTRINA DE “EL PADRE Y EL HIJO”.
21.
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CAPITULO 17: EL EVANGELIO DE
JESUCRISTO VERSUS LA LEY DE MOISÉS.
(para complementar el presente estudio, aquí les dejo un enlace que
los llevará a un estudio que lleva el siguiente título: “COMO DIOS USA LA
LEY EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Y COMO USA LA LEY EN EL NUEVO TESTAMENTO”:
Encontramos en la historia del cristianismo antiguo los datos que
demuestran las duras confrontaciones que sostuvieron los apóstoles junto a los
primeros cristianos en contra de un movimiento de infiltración conocido como: LOS
JUDAIZANTES.
La postura judaizante se puede resumir de la siguiente manera:
“JUDAIZANTE: dícese de judío o israelita
religioso converso al cristianismo que, en el siglo I de la Iglesia, sostenía
que para salvarse no bastaba solamente practicar la doctrina o el evangelio de
Jesús, sino que, además, se debía mantener la observación de la ley de Moisés;
incluso los paganos convertidos al cristianismo debían, supuestamente, guardar
las ordenanzas de la ley.”
Veamos un pasaje bíblico en el cual encontramos hablando precisamente
a los judaizantes, y la forma en que ellos querían imponer la ley de moisés
sobre los cristianos, sobre todo los cristianos gentiles, es decir: creyentes
que no eran de nacionalidad israelita:
“Y algunos descendieron de Judea y enseñaban a los hermanos: Si no os
circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos”. Hechos
15:1.
Fíjense en ese pasaje que acabamos de leer como esos judaizantes
enseñan literalmente que la salvación depende, no del sacrificio de Jesús en el
madero de tormento, sinó de cumplir con ciertos ritos de la ley, en este caso
la circuncisión; en pocas palabras: el sacrificio de Jesús viene a ser algo
secundario, no indispensable para la salvación, ya que la salvación (según el
razonamiento judaizante) se obtiene por obedecer o guardar los preceptos y ritos
de la ley de moisés.
Mayormente los que predicaban esta postura judaizante eran religiosos
fariseos de dudosa conversión al cristianismo, vamos a leerlo:
“Pero algunos de la secta de los fariseos que habían creído, se
levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la ley
de Moisés.” Hechos 15: 5.
En este pasaje vemos que esos Fariseos supuestamente “convertidos
en cristianos”, no sólo querían imponer la circuncisión,
sinó también toda la ley de moisés; estamos hablando de 630 leyes o preceptos
que incluían también los ritos, sacrificios, fiestas, etc: todo en un solo
paquete, ya que la ley no se puede fraccionar.
Aquellos judaizantes que pretendían imponer sobre los cristianos la
ley mosaica usaban estrategias de infiltración, para colarse entre los
cristianos y de este modo tratar de pervertir el evangelio, ligando la gracia
en Jesucristo con las obras de la ley, vamos a leerlo:
Gálatas 2:4: “Y esto fue por causa de los falsos hermanos introducidos
secretamente, que se habían infiltrado para espiar la libertad que tenemos en
Cristo Jesús, a fin de someternos a esclavitud.”
Fíjense que este pasaje que acabamos de leer asegura que aquellos
judaizantes que se infiltraban entre los cristianos procuraban “SOMETER A
ESCLAVITUD” a aquellos que habían encontrado la libertad en la persona del
señor Jesucristo; ¿Cuál era esa esclavitud?: ser atados nuevamente a los
preceptos de la ley, vamos a leerlo:
Gálatas 5: 1-4: “Ahora somos libres porque Cristo nos liberó.
Manténganse firmes en la libertad y no vuelvan a la esclavitud. Yo mismo,
Pablo, les pido que escuchen lo que les digo. Si se someten a la ley de la
circuncisión, entonces Cristo no podrá ayudarlos. Una vez más les testifico a
todos: los que se circuncidan están obligados a cumplir todo lo que dice la
ley. Si ustedes quieren estar justificados con Dios por la ley, entonces se
habrán apartado de Cristo, se habrán alejado del generoso amor de Dios.
Fíjense bien en este pasaje que acabamos de leer: asegura que todas
las personas que pretendían guardar una “parte de la ley” (la
circuncisión en este caso) estaban obligados a guardar TODA LA LEY, y eso
producía esclavitud. Evidentemente “LA LEY” es un todo completo, es decir: no
se puede “seleccionar” guardar solo una parte de la ley y rechazar el resto,
sinó que quien pretendiera guardar “una parte de la ley” luego esa misma ley lo
obligaba a GUARDAR TODOS LOS PRECEPTOS DE LA LEY. Además de esto el apóstol
Pablo asegura en ese pasaje que aquellos que pretendían justificarse ante Dios
por medio de la ley se estaban desligando del señor Jesucristo, es decir:
estaban despreciando la generosidad amorosa de Dios a través del señor
Jesucristo. De este modo el perdón de pecados y la gracia de una salvación
gratuita a través del sacrificio del señor quedaba anulado para los
judaizantes. Y eso es lo que querían imponer los judaizantes sobre los
cristianos: someterlos a todos los preceptos de la ley, no solo la ley del
decálogo, sino a los 630 preceptos de toda la ley, y es a eso que el apóstol
Pablo llama “VOLVER A LA ESCLAVITUD”, ya que (repito) la ley es un todo
completo, quien quisiera tomar y guardar solo una parte de la ley, luego
tendría que guardarla totalmente completa.
Precisamente el apóstol Pablo y Bernabé sostuvo varias fuertes discusiones
en contra de sus adversarios judaizantes, como leemos en el siguiente pasaje:
Hechos 15: 2: “Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda
no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y
algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta
cuestión.”
Por causa de esas continuas contiendas se realizó el primer concilio
apostólico, donde los apóstoles, los principales discípulos cristianos, y una
comitiva de “cristianos judaizantes” se reunieron en Jerusalén para
aclarar el asunto. El tema principal era si estaba correcto someter a los
cristianos, sobre todo gentiles, a los preceptos de la ley. Vamos a leerlo:
Hechos 15: 6: “Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para
conocer de este asunto.”
El debate sostenido en todo el relato registrado en hechos capítulo 15
es de vital importancia, y lo analizaremos totalmente completo más adelante, ya
que ahora vamos a ir estudiando varios puntos muy importantes con los cuales
vamos a ir demostrando que es imposible ligar el evangelio del señor Jesucristo
con los preceptos de la ley de moisés. Luego que hagamos este análisis,
entonces regresaremos a lo ocurrido en el concilio apostólico registrado en
hechos capítulo 15.
Bien, ya hemos resumido en pocos párrafos lo que se conoce como “LOS
JUDAIZANTES”: aquellos religiosos judáicos que se habían convertidos,
supuestamente, en “cristianos”, para pretender ligar el evangelio de Jesucristo
con las ordenanzas de la ley mosaica.
Ahora debemos responder las siguientes preguntas:
1: ¿se puede ligar el evangelio de la gracia en Jesucristo con la ley
mosaica?
2: ¿Jesucristo ordenó a sus discípulos que debían “predicar” la ley o
torah?
3: ¿está abolida toda la ley mosaica o continua vigente?
¿PARA QUÉ SIRVE LA LEY ENTREGADA A
MOISÉS?
La ley fue instituida por
Dios para ejercer un fin justo: SEÑALAR LO QUE ES PECADO Y CONDENAR A QUIENES
COMETEN ESE PECADO QUE LA LEY ESTA SEÑALANDO, vamos a leerlo:
Romanos 7: 7:
“¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? ¡De ningún modo! Al contrario, yo no
hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la ley;
porque yo no hubiera sabido lo que es la codicia, si la ley no hubiera dicho:
NO CODICIARAS.”
Ahí lo tienen bien claro: la ley ha sido diseñada con el propósito de
señalar lo que es pecado, y debemos de entender que aquello que se conoce como
“pecado” es precisamente desobedecer la ley, vamos a leerlo:
1 Juan 3: 4: “Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues
el pecado es infracción de la ley.”
Fíjense bien que este pasaje se refiere a personas que “PRACTICAN EL PECADO”, es
decir: TIENEN UN ESTILO DE VIDA INCLINADOS A COMETER UNA Y OTRA VEZ CIERTOS
PECADOS PREMEDITADOS: ES UNA PRACTICA CONTINUA, UNA ESPECIE DE ESCLAVITUD
REPETITIVA”: estos serían PECADOS GRAVES O DE MUERTE. Esto es muy diferente a
personas que, siendo justas en cierto sentido (por causa de la conciencia),
cometen algún error o pecado por accidente o por ignorancia: ESTO SERIAN
PECADOS LEVES. Ciertamente existen personas que les gusta hacer lo bueno, que
dan oído a la voz de su conciencia, y hasta aman la ley de Dios (lo pueden leer
en Salmos 40:8, Salmos 1:2), pero en algún momento en el trayecto de sus vidas
pueden cometer uno que otro pecado, sea por ignorancia o por presión del
momento, ya que ciertamente mientras vivamos en esta carne mortal y corruptible
todo el género humano está en cierto grado inclinados al pecado.
La ley simplemente es la expresión en ordenanzas de todo aquello que
Dios desea que, de forma justa, el ser humano cumpla, por lo cual; quien viole
esos parámetros u ordenanzas, está en contra de lo que Dios considera justo, y
eso se convierte en pecado; por ejemplo la ley dice que no robes, no mientas,
no practiques idolatría, respeta a los ancianos, comparte tus bienes con los
huérfanos y viudas, etc: si alguien viola estas leyes y no las cumples,
haciendo lo contrario a lo que dictan esas leyes, el tal se convierte en
PECADOR, es decir: una persona que no respeta, o incluso aborrece, todo aquello
que Dios considera justo y bueno. También puede darse el caso de personas que
en realidad si desea cumplir con esas leyes justas, y hasta ama en verdad la
ley (Salmos 119:97), pero su condición carnal o humana de vez en cuando lo puede
hacer errar e incumplir algunos de esos mandamientos, ya que (como iremos
demostrando) es imposible para el ser humano cumplir con absolutamente todos
los requisitos justos de la ley sin fallar en algún mandato en el transcurso de
la vida, ya que el mal está en nuestros mismos miembros, vamos a leerlo:
Romanos 7: 21-23: “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo la ley
de que el mal está presente en mí. Porque en el hombre interior me deleito con
la ley de Dios, pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra
contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado que está
en mis miembros.”
Tenemos entonces que para lo único que sirve la ley es para darnos a
conocer lo que es pecado, es decir: todo aquello que Dios condena. Las personas
comenten pecado precisamente cuando violan la ley, entonces esa ley condena a
quienes la infringen, es por esta razón que absolutamente nadie puede
justificarse ante Dios usando como medio la ley, ya que nadie puede cumplir
cabalmente TODA LA LEY; por ejemplo: si una persona guarda la ley, y no
roba, bien hace, pero si llega a mentir ya se hace culpable de TODA la
ley, vamos a leer el ejemplo que nos da Santiago:
“Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un punto,
se ha hecho culpable de todos. Pues el que dijo: NO COMETAS ADULTERIO, también
dijo: NO MATES. Ahora bien, si tú no cometes adulterio, pero matas, te has
convertido en transgresor de la ley.” Santiago 2: 10-11
Romanos 3:20: “porque por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de Dios; pues por medio de la ley viene el conocimiento del
pecado.”
Ciertamente si existiera alguna persona en la tierra que pueda “GUARDAR
TODA LA LEY” sin fallar “NUNCA” en ningunos de los puntos de la ley,
esa persona se salvaría justificándose por la ley ante Dios, y no necesitaría
de ningún abogado ni de nadie que haga de intercesor; el problema es que
ABSOLUTAMENTE NADIE JAMÁS HA PODIDO CUMPLIR TODA LA LEY SIN FALLAR EN ALGÚN
PUNTO DE LA LEY, y cuando se falla en un solo punto de la ley, se hace culpable
“DE TODA LA LEY”, ya que la ley no se puede fraccionar o subdividir; entonces
la ley (la cual es buena, justa y santa, según Romanos 7:12) se le convierte en
maldición, ya que la ley condena a muerte al que peca, es decir: al que
transgrede la ley, vamos a leerlo:
Gálatas 3: 10-12: “Quienes ponen su confianza en la ley están bajo
maldición, porque la Escritura dice: «Maldito sea el que no cumple fielmente
todo lo que está escrito en el libro de la ley.» Por tanto, está claro que
nadie es reconocido como justo en virtud de la ley; pues la Escritura dice: «El
justo por la fe vivirá.» Pero la ley no se basa en la fe, sino que dice: «El
que cumpla la ley, vivirá por ella.»
Dice la escritura “EL QUE CUMPLA LA LEY VIVIRÁ POR ELLA”, pero
lamentablemente absolutamente nadie ha podido cumplir con toda la ley sin
fallar nunca, ya que ciertamente todos los seres humanos han fallado en algún
punto de la ley, y cuando se falla en algún punto de la ley automáticamente ya
se ha fallado en todos los puntos de la ley, y es entonces cuando la ley
condena y se convierte en maldición: todo esto quiere decir que absolutamente
nadie jamás ha escapado de esa maldición, ya que todos los humanos de una forma
u otra han pecado.
Esa tendencia a pecar proviene de la degeneración provocada por el
primer hombre que cometió pecado, esto es Adán, de ahí en adelante todos los
seres humanos nacen genéticamente corrompidos, unos en mayor grado y otros en
menor grado: todos estamos, de una forma u otra, inclinados en algún momento a
fallar o cometer pecado. Así mismo vino al mundo Jesucristo, quien obedeció al
padre celestial hasta la muerte, modelando una vida santa, recta y buena, nunca
cometió pecado, por eso los que se unen espiritualmente a cristo ejerciendo fe
en él, pueden vivir una vida nueva, libre de pecado en el sentido de que ahora
el carácter de cristo se desarrolla en esa persona, vamos a leerlo:
Romanos 5: 18-19: “Así pues, tal como por una transgresión resultó la
condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó
la justificación de vida para todos los hombres. Porque, así como por la
desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos pecadores, así
también por la obediencia de uno (Jesucristo) los muchos serán constituidos
justos.”
El problema es que antes del señor Jesucristo venir el mundo a
entregar su vida justa en pago para remisión de pecados, la ley ya estaba
establecida haciendo su justa función de señalar el pecado y condenar. Es por
esta razón que, cuando Dios entregó la ley a Moisés, también le entregó una
serie de rituales de sacrificios, para de este modo, todos aquellos que pecaran
en contra de la ley pudiera ser “cubiertos sus pecados” usando la sangre
de algún animal limpio (leer todo levítico 5). Dios sabía de antemano que,
aunque la ley es justa, buena y santa, y aunque el pueblo quisiera obedecer,
llegaría momentos en que las personas podían cometer uno que otro pecado, sea
pecando deliberadamente o pecando por accidente (o pecando por ignorancia),
entonces la ley haría su función de señalar el pecado y condenar; de este modo
para las personas quedar libres de ese pecado y de esa condena, tenían que
arrepentirse, apartarse de ese pecado y luego sacrificar un animal limpio cuya
sangre servía de propiciación o pago por el pecado, ya que la ley no tiene la
capacidad de perdonar los pecados para dar vida, sinó que se limita a señalar
lo que es pecado y condenar a muerte. También Dios instituyó a un grupo de
sacerdotes e intercesores, la tribu de Levi, que eran los encargados de hacer
los sacrificios y ser mediadores entre Dios y el pueblo que pecaba, ya que la
ley (por si sola) no puede “interceder” por nadie, ya que nadie la puede
cumplir a cabalidad, de este modo ejerciendo ese oficio sacerdotal y esos
rituales de sacrificios los pecados de las personas quedaban “CUBIERTOS”, y
Dios extendía su misericordia. Ciertamente todos los mandamientos de la ley,
tales como “honra a tu padre y madre”, “no cometerás adulterio”, etc, están
totalmente ligados a los rituales de sacrificios de animales: todo es un solo
conjunto, ya que, si alguien violaba alguna de esas leyes, la ley en si no
podía librarle, sino que tenía que ir al sacerdote, el cual hacía de
intercesor, y llevar un animal para sacrificarlo.
Literalmente la vida está en la sangre, dice la biblia, y esos
animalitos limpios e inocentes era un intercambio, la vida de ellos en lugar de
la vida del pecador que merecía morir, es decir: la vida del animal limpio e
inocente era el pago para que la persona pecadora no recibiera la muerte que la
ley demanda, vamos a leerlo:
Levítico 17: 11: “Porque todo ser vive por la sangre que está en él, y
yo se la he dado a ustedes en el altar para que por medio de ella puedan
ustedes pagar el rescate por su vida, pues es la sangre la que paga el rescate
por la vida.”
En pasajes como hebreos 10: 8 y salmo 40: 6 se deja conocer que a Dios
en realidad no le gustaba esos sacrificios de animales, pero era necesario
realizar esos sacrificios, ya que la sangre de esos animales inocentes podía
cubrir los pecados del pueblo, y por esta razón Dios toleraba esos rituales de
sacrificio. En realidad, a Dios le agradaba más la obediencia que los
sacrificios de animales, así lo da a conocer el profeta Samuel, vamos a leerlo:
1 Samuel 15:22: “Y Samuel dijo: ¿Se complace Yahveh tanto en
holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz de Yahveh? He aquí, el
obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grosura de
los carneros.”
Pero, como dije anteriormente, Dios toleraba esos sacrificios de
animales porque era necesario que la sangre inocente cubriera los pecados del
pueblo, ya que Jesús todavía no había descendido del cielo a hacer el
sacrificio. La persona que pecaba, la ley lo condenaba a muerte, entonces esa
persona que pecaba era sustituida por la vida de un animal limpio cuya sangre
cubría los pecados de esa persona. Además, también la ley ordenaba que cada año
los sacerdotes trajeran un sacrificio especial, cuya sangre expiaba los pecados
de los sacerdotes, como también los pecados del pueblo por todo un año, vamos a
leerlo:
Hebreos 9: 7: “pero en el segundo, sólo entra el sumo sacerdote una
vez al año, no sin llevar sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados
del pueblo cometidos en ignorancia.” (todo el libro de Levítico
describe todo lo relacionado a la ley y los sacrificios).
Fíjense que esos sacrificios servían para cubrir pecados leves y
pecados cometidos por ignorancia en todo ese año, esto quiere decir que había
pecados mortales por los cuales Dios no aceptaba ningún tipo de remisión, es
decir; esos pecados mortales no tenían ningún tipo de perdón; no se podía
redimir o rescatar con algún sacrificio, sinó que en ese caso se aplicada la
ley justa de “ojo por ojo y diente por diente”, vamos a leerlo:
Números 35: 29-31: ``Si alguno mata a una persona, al asesino se le
dará muerte ante la evidencia de testigos, pero a ninguna persona se le dará
muerte por el testimonio de un solo testigo. ``Además, no tomaréis rescate por
la vida de un asesino que es culpable de muerte, sino que de cierto se le dará
muerte.”
Levítico 24:19-20: “Si un hombre hiere a su prójimo, según hizo, así
se le hará. Fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; según la
lesión que haya hecho a otro, así se le hará”
Los pecados muy graves no se podían cubrir con la sangre de ningún
sacrificio, por lo cual los asesinos, los secuestradores, los violadores
sexuales, los que hacían sacrificios humanos a dioses falsos, la prostitución,
la sodomía, el que blasfeme o maldiga a Dios y pecados mortales parecidos a los
anteriores: esas personas que cometían ese tipo de pecados eran inmediatamente
condenados a muerte y ejecutados, ya que en esos casos de pecados muy graves
Dios había constituido en la ley la justa pena capital.
Todos esos rituales de la ley Dios los tolerabas porque aún no había
llegado el tiempo en el cual el señor Jesucristo, el cordero de Dios que quita
el pecado del mundo (Juan 1: 29), descendiera del cielo para hacer de sí mismo
un sacrificio perfecto que daría un pago eterno para el perdón de pecados para
todos aquellos que ejercieran fe en él, es así como Dios establece su justicia
y al mismo tiempo justifica a todos aquellos que ejercen fe en el sacrificio de
Jesús, vamos a leerlo:
Romanos 3: 24-26: “pero por su gracia son justificados gratuitamente
mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. Dios lo ofreció como un
sacrificio de expiación que se recibe por la fe en su sangre, para así
demostrar su justicia. Anteriormente, en su paciencia, Dios había pasado por
alto los pecados; pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para
manifestar su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que
justifica a los que tienen fe en Jesús.
Entonces respondamos resumidamente la pregunta: ¿para qué sirve la
ley?: la ley sirve para señalar lo que es pecado y para condenar todo
aquello que Dios aborrece. La ley por sí misma no puede salvar a nadie, ya que
ninguna persona puede cumplir toda la ley sin fallar jamás; es por eso que Dios
instituyó a un grupo de sacerdotes que eran intercesores, de este modo los
pecados quedaban cubiertos cuando esos sacerdotes hacían sacrificios de
animales limpios, es decir: la sangre o vida de un ser inocente era el pago
para la remisión de esos pecados. Tanto los sumos sacerdotes como también el
pueblo debían de purificarse, arrepentirse y sacrificar algún animal limpio
para que sus pecados quedaran “CUBIERTOS”, es decir: la sangre de esos animales
no quitaba los pecados, sinó que los cubría, en el sentido de taparlos de los
ojos de Dios (Salmos 32:1 hebreos 10: 11). La ley funcionaba tanto para los
nativos israelitas, como también para los extranjeros que se unían al pueblo de
Israel, lo pueden leer en Números 15:16 y en Levítico 24:22.
Además de esto: el nuevo testamento enseña que la ley fue establecida
para que haga el papel de “VIGILANTE” o
“GUARDIÁN”, es decir: todos los preceptos de la ley es una especia de vigilante
que custodiaba a la humanidad para mostrar la necesidad de hacer lo que Dios
ordena, ya que si no se hace lo que Dios ordena, entonces ese vigilante
señalaba el mal y condenaba a muerte; ese vigilante debía estar activo hasta
que llegara la fe en Jesucristo, y una vez llegada esa fe en Jesucristo, ya la
ley no puede ejercer poder sobre esas personas que se amparan directamente en
la gracia que Dios da a través de la persona de Jesucristo. La ley era como ese
vigilante que estaba al cuidado de las personas hasta que llegara el jefe
superior, pero una vez que llegó el jefe superior, ya las personas no necesitaban
sujetarse a ese vigilante o guardián, sinó que ahora se sujetan al jefe
superior, el cual es Jesucristo, de ese modo ya esas personas no dependen de
las obras de la ley, sinó que son justificados ante Dios por los méritos del
señor Jesucristo. Vamos a leerlo desde la versión bíblica “PALABRA DE DIOS
PARA TODOS”:
Gálatas 3: 19-29: “Entonces, ¿para qué se hizo la ley? La ley fue dada
después para mostrar las maldades que hace la gente contra la voluntad de Dios.
La ley era válida hasta el momento en que llegara aquella descendencia que iba
a recibir la promesa. ¿Significa esto
que la ley se opone a las promesas de Dios? ¡Claro que no! Dios nunca dio una
ley que pudiera dar nueva vida al mundo. Si fuera así, podríamos estar
aprobados por cumplir la ley. Pero la Escritura encierra a todo el mundo bajo
el poder del pecado, para que los que creen puedan recibir por la fe en
Jesucristo la nueva vida que Dios prometió. Antes de llegar esta fe, la ley nos
custodiaba como a prisioneros. No tuvimos libertad sino hasta que la fe fue
revelada. Por eso, la ley era nuestro guardián hasta que llegó Cristo. El
resultado es que estamos aprobados a través de la fe. Ahora que ha llegado la
fe, ya no necesitamos que la ley sea nuestro guardián. Todos ustedes son hijos
de Dios por la fe en Jesucristo, porque ustedes fueron bautizados en Cristo y
ahora están revestidos de él. Todos son uno en Jesucristo, no importa si son
judíos o gentiles, esclavos o libres, hombres o mujeres. Entonces, si ustedes
pertenecen a Cristo también son la descendencia de Abraham. Si son la
descendencia de Abraham también son herederos de las promesas que Dios le hizo
a él.
Lo que enseña la biblia en esos pasajes es simplemente que Dios le
había hecho una promesa al patriarca Abrahán, que a través del linaje de
Abrahán vendría el mesías, el salvador del mundo, y que todos los linajes de la
tierra serian salvos por ejercer fe en él (Abrahán vivió 1850 años antes de
Jesucristo). Mientras llegara el tiempo de que se cumpliese esa promesa, Dios
instituyó LA LEY, ya que todo el mundo está en poder del pecado, para de este
modo esa ley sea una especie de vigilante o guardián que enseñara a la
humanidad todo lo que Dios ve como justo, y quien violara todo aquello que Dios
considera justo, entonces ese vigilante o guardián (la ley) lo señalaba y lo
condenaba a muerte. Todo el género humano tiende al pecado, aun queramos
cumplir con la ley y nunca fallar; se llega siempre un momento en el cual se
comete uno que otro pecado, eso es imposible de evitar, entonces Dios establece
en la ley la muerte de algún ser inocente (como por ejemplo el cordero de la
pascua) y esa sangre “CUBRÍA” los pecados. Todo esto tenía que suceder hasta
que llegara el cumplimiento de la promesa que Dios hiso a Abrahán, y esa
promesa se cumplió cuando Dios envió a su hijo Jesucristo al mundo; una vez
llegada la fe en Jesucristo, ya ese vigilante (la ley) no puede señalar o
condenar a esas personas que ejercen fe en cristo. La ley no podía justificar a
nadie ante Dios, pero a través de la fe en el señor Jesucristo ahora los
creyentes positivamente quedan justificados ante Dios, Vamos a leer como el
apóstol Pablo resume todo esto en los siguientes pasajes:
Hechos 13:39: “y que de todas las cosas de que no pudisteis ser
justificados por la ley de Moisés, por medio de Cristo, todo aquel que cree es
justificado.”
Filipenses 3:9: “y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia
derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede
de Dios sobre la base de la fe.”
Dios prometió a su amigo Abrahán que a través de su linaje vendría el
salvador del mundo, el mesías, pero eso no sucedería inmediatamente, ya que
Abrahán existió cerca de 1850 años antes de nacer Jesucristo en esta tierra, es
por esto que 430 años después de la muerte de Abrahán Dios hiso “UN PACTO” con
los descendientes de Abrahán, los israelitas, que consistía en que ellos
obedecieran la ley que Dios entregó a Moisés, y ese pacto debía mantenerse
hasta que se cumpliera la promesa hecha a Abrahán y el mesías apareciera en
esta tierra. Ciertamente ese “pacto vasado en la ley” no podía invalidar
la promesa que Dios le hiso a Abrahán, es decir: que la salvación del género
humano vendría a través del mesías, vamos a leerlo:
Gálatas 3:15-18: “Hermanos, les voy a dar un ejemplo de la vida
diaria: imagínense que alguien hace un pacto. Una vez que ese pacto es oficial,
nadie puede agregarle ni cambiarle nada, ni mucho menos ignorarlo. Dios les
hizo promesas a Abraham y a su «descendencia». No dice: «y a tus descendencias»
refiriéndose a muchas, sino que dice: «y a tu descendencia», refiriéndose a una
familia unida, la de Cristo. Lo que estoy diciendo es que el pacto que Dios
hizo con Abraham fue oficial mucho antes de que llegara la ley. La ley llegó
430 años después. Por eso la ley no pudo anular el pacto ni cambiar las
promesas de Dios. Las bendiciones que Dios nos prometió no las podemos recibir
por obedecer la ley. Si fuera así, ya no sería una promesa de Dios, pero la verdad
es que Dios entregó gratuitamente sus bendiciones a Abraham por medio de una
promesa.
Este otro pasaje del apóstol Pablo lo deja aún más claro, vamos a
leerlo:
Romanos 4: 13-14: “Porque la promesa a Abraham o a su descendencia de
que él sería heredero del mundo, no fue hecha por medio de la ley, sino por
medio de la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son herederos,
vana resulta la fe y anulada la promesa.”
Esto quiere decir que, si la herencia de la vida eterna se obtuviera
por la ley, entonces Jesús y los creyentes no serían los herederos del mundo,
la promesa de Dios a Abrahán hubiera sido una mentira, y nuestra fe seria vana;
todos estarían sujetos a la ley, y (como nadie la puede cumplir completamente)
todos estaríamos bajo maldición y condenados, y la humanidad tendría que siglos
tras siglos estar sacrificando animalitos para cubrir sus pecados. Pero, como
bien hemos analizado, la promesa de Dios a Abrahán se cumplió en Jesucristo, él
es el heredero de la salvación, y los que creen en él se salvan por fe en los
méritos de Jesús, y no por las obras de la ley.
Además de todo esto debemos de entender que el advenimiento del señor
Jesucristo a hacer un sacrificio eterno para remisión completa de todo pecado
fue dispuesto por Dios el padre mismo, y es realmente a través de ese
sacrificio como Dios expresa de forma completa su amor y generosidad al género
humano caído, ya que ahora al llegar Jesucristo a escena, todos pueden
acercarse a Dios y obtener la salvación gratuita con tan solo ejercer fe y
obedecer al señor Jesucristo, vamos a leerlo:
1 Juan 4: 9: “En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que
Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él.”
1 Juan 4:10: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como
propiciación por nuestros pecados.”
Bien, ya estamos claros de la razón por la cual Dios instituyó lo que
se conoce como “la ley”: para que esa ley sea un vigilante que señala lo que es
el pecado y condene a quienes hacen lo que no es justo. Esta ley hacia su
función hasta que llegara la descendencia de Abrahán, es decir: Jesucristo. Una
vez llegado Jesucristo ya esa ley no tiene poder para señalar o acusar a aquellos
que ejercen fe en Jesucristo.
Ahora respondamos las siguientes dos preguntas:
¿LUEGO DEL SACRIFICIO DE CRISTO ESTÁ
ABOLIDA LA LEY? ¿QUÉ SIGNIFICA ESTAR “MUERTO” PARA LA LEY”?
El señor Jesucristo asegura que la ley continuará vigente “HASTA QUE
HAYA CIELOS NUEVO Y NUEVA TIERRA”, ya que Jesús no vino para quitar la ley,
vamos a leerlo:
Mateo 5: 17-18: “No penséis que he venido para abolir la ley o los
profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo
que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña
ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla.”
Bueno, si Jesús dice que la ley continuará vigente hasta que haya
cielo nuevo y tierra nueva, ¿Por qué anteriormente leímos que la ley era un
vigilante o guardián que solo ejercería poder hasta que llegara a la tierra la
promesa que Dios le hiso a Abrahán, es decir: la llegada del mesías? La
respuesta es bien sencilla: La ley continuará vigente, es cierto, PERO NO PARA
AQUELLOS QUE AHORA EJERCEN FE Y SON JUSTIFICADOS POR LA PERSONA DE JESUCRISTO.
Vamos a leerlo:
Romanos 8: 1-3: “Por consiguiente, no hay ahora condenación para los
que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme
al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado
de la ley del pecado y de la muerte. Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que
era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en
semejanza de condición humana, y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado
en la carne.”
¿Qué quiere decir todo esto?; muy sencillo: la ley continuará vigente
hasta el juicio final ante el gran trono blanco en el futuro, mientras tanto:
los únicos que escapan al poder de la ley son únicamente los que ejercen fe en
el mesías Jesucristo, ya que estos son justificados ante Dios exactamente por
los mismos méritos del señor Jesucristo, el cual (después del sacrificio en el
madero de tormento, donde dió su vida santa como pago por los pecados) ahora se
ha convertido en un sacerdote eterno que intercede por los creyentes ante Dios.
Jesús cumplió por nosotros lo que Dios requería a través de la ley,
viviendo una vida totalmente santa, pura y sin pecado; y esa vida pura fue la
que Jesús ofreció como pago por todos los pecados de aquellos que ejercerían
confianza y fe en la persona de cristo, ya que ningún ser humano en esta
tierra, por más bueno y recto que pudiera ser, podía cumplir con todos los
requisitos de la ley; Jesús si cumplió con todas las exigencias de la ley de
Dios, y ahora que tenemos fe en cristo, esos méritos de Jesús nos justifican a
nosotros, ya que Jesús es nuestro sacerdote y abogado antes Dios, y con su
sacrificio ha proporcionado para los creyentes una salvación que es eterna,
vamos a leerlo:
Hebreos 5: 9-10: “y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de
eterna salvación para todos los que le obedecen, siendo constituido por Dios
sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.”
Es así que el señor Jesucristo abolió esa acta de ley que nos acusaba,
de ese modo los israelitas y también los gentiles encuentran libertad en la
persona del señor Jesucristo, vamos a leerlo:
Efesios 2:15: “aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los
mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un nuevo
hombre, estableciendo así la paz”.
Entonces tenemos que la ley continua vigente, haciendo su función de
señalar lo que es pecado y condenar, pero en cristo por la fe los creyentes
quedan absueltos y libres de la condenación de la ley.
Continuará…
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