lunes, 14 de febrero de 2022

PARTE 23. CAPITULO 17. TEMA 3. EL EVANGELIO DE JESUCRISTO VERSUS LA LEY DE MOISÉS.

 

JESUCRISTO: EL HIJO UNIGÉNITO Y PRIMOGÉNITO DEL PADRE: LA DOCTRINA DE “EL PADRE Y EL HIJO”.

23.

 Por Alexander Gell: estudiante de la biblia 2021-2022.



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PARTE 3. CAPITULO 17. EL EVANGELIO DE JESUCRISTO VERSUS LA LEY DE MOISÉS.

¿EL VERDADERO CRISTIANO ANDA SIN LEY?:

EL NUEVO PACTO EN EL ESPÍRITU: LA LEY DE CRISTO.

He sostenido varios debates bíblicos con apoyadores de la creencia judaizante, y cuando ellos escuchan de mi boca que les digo que para el verdadero cristiano no es necesario someterse a los preceptos de la ley de Moisés, entonces esos judaizantes me acusan diciendo: “entonces tú puedes fornicar, puedes robar, puedes asesinar, puedes vivir sin ley…”

Es que no se dan cuenta de que aquello que yo dije fue “no tenemos que someternos a la ley entregada a Moisés”, pero en ningún momento he dicho que “los verdaderos cristianos puedan andan SIN LEY”.

Sin ninguna duda los verdaderos cristianos sí que andamos en una ley, pero esa ley no es la ley de Moisés, sinó que es “LA LEY DE CRISTO”. Vamos a leer en que consiste la ley de cristo:

Gálatas 6: 1-2: “Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. LLEVAD LOS UNOS LAS CARGAS DE LOS OTROS, Y CUMPLID ASÍ LA LEY DE CRISTO.

Ahí lo tienen bien claro y resumido: la ley de cristo consiste en sobrellevar los unos las cargas de los otros, es decir: “AMAR Y AYUDAR AL PRÓJIMO”. La ley de cristo está fundamentada en lo que se conoce como “EL NUEVO PACTO”.

La ley de Moisés (el antiguo pacto) contiene unos 613 preceptos o mandamientos, entre los cuales también está incluido el decálogo escrito en tablas de piedra, y a eso se le añade los rituales de sacrificios, la circuncisión, guardar el sábado y demás fiestas religiosas; todo eso está comprimido en un solo paquete; TODO ESO COMPONE “LA LEY ENTREGADA A MOISÉS”, es decir: no se puede tomar solo una parte de esa ley y desechar el resto: es todo o nada: ¡¡LOS VERDADEROS CRISTIANOS NO TIENEN QUE GUARDAR TODO ESO, YA QUE TODO ESO LO ÚNICO QUE PRODUCE ES ESCLAVITUD!!

En realidad, nosotros los verdaderos cristianos cumplimos la ley “EN CRISTO”, y es “LA LEY DEL ESPÍRITU”, no la ley de la letra, vamos a leerlo:

Romanos 7: 4-6: “Por tanto, hermanos míos, también a vosotros se os hizo morir a la ley por medio del cuerpo de Cristo, para que seáis unidos a otro, a aquel que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas despertadas por la ley, actuaban en los miembros de nuestro cuerpo a fin de llevar fruto para muerte. Pero ahora hemos quedado libres de la ley, habiendo muerto a lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del Espíritu y no en el arcaísmo de la letra.”

El “ARCAÍSMO DE LA LETRA” hace referencia a las letras de la ley entregada a Moisés; ya los verdaderos cristianos han muerto para esa ley en el momento justo en que entregan sus vidas al señor Jesucristo, de este modo ahora pertenecemos a otra ley: “LA LEY EN EL ESPÍRITU”, lo que se conoce como “UN NUEVO PACTO”, y este “nuevo pacto” es la única vía para que el creyente de buenos frutos para Dios. El antiguo pacto en la ley de Moisés queda anulado únicamente para aquellas personas que entran a participar en este “nuevo pacto en el espíritu” a través de Jesucristo, vamos a leerlo:

Hebreos 8: 6-13: “Pero ahora tanto mejor ministerio es el de cristo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo pacto. Porque reprendiéndolos Dios les dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo; y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.

Evidentemente ese antiguo pacto en la letra entregado a Moisés desaparece únicamente para aquellos que están en cristo, ya que aquellos que están en cristo entran a participar en un nuevo pacto, no de la letra, sinó del espíritu. El fundamento de este nuevo pacto es “LA SANGRE DEL SEÑOR JESUCRISTO, vamos a leerlo:

Mateo 26: 27-28: “Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dió, diciendo: Bebed todos de ella; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.”

El nuevo pacto en la sangre del señor Jesucristo sólo funciona para aquellos que creen en el sacrificio del señor por medio de la fe. En este nuevo pacto existe un nuevo sacerdocio y nueva ley, como podemos leer en el siguiente pasaje:

 Hebreos 7: 11-13: “Ahora bien, si la perfección era por medio del sacerdocio levítico (pues sobre esa base recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad había de que se levantara otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y no designado según el orden de Aarón? Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley. Pues aquel de quien se dicen estas cosas, pertenece a otra tribu, de la cual nadie ha servido en el altar…”

Cristo en persona es ese nuevo sumo sacerdote, y está en el cielo mismo (a la derecha del padre celestial) intercediendo por su iglesia. También hay un cambio de ley, ya que el antiguo pacto contaba con 613 leyes, pero ahora solo tenemos la ley de cristo: amar y ayudar al prójimo. Además de esto, en el antiguo pacto sólo los levitas podían ser sacerdotes, pero en este cambio de ley en cristo ocurre algo extraordinario: TODOS LOS CREYENTES SE CONVIERTEN EN SACERDOTES, NO IMPORTANDO SI SE ES ISRAELITA O SI SE ES GENTIL, vamos a leerlo:

1 Pedro 2: 9: “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…”

Esto quiere decir que todos los creyentes, siendo sacerdotes, pueden interceder en oración los unos por los otros, siendo el señor Jesucristo nuestro máximo sumo sacerdote (el papa de roma no es ningún sumo sacerdote de la iglesia, ya que ese puesto lo tiene únicamente Jesucristo, ni tampoco el papote de roma es un “santo padre”, ya que nuestro único santo padre es el Dios supremo: el papa de roma es simplemente un farsante hijo de satanás).

En este nuevo pacto no necesitamos de un tabernáculo o de algún templo físico (como sucedía en el antiguo pacto con el tabernáculo levantado por Moisés o con el templo levantado por Salomón), ya que el señor Jesucristo mismo en persona es nuestro real templo a través del cual podemos entrar y adorar al Dios padre (Juan 2: 18-21), y nosotros mismos (todos los creyentes) en nuestros propios cuerpos somos templos de Dios, el cual habita en nosotros por medio de su espíritu, vamos a leerlo:

1 corintios 3: 16-17: “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que vosotros sois.”

1 Corintios 6:19: “¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”

Ya no necesitamos de supuestos “templos” hechos por manos de hombres, como se lee en los siguientes pasajes:

Hechos 17:24: “El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres”.

Hechos 7: 48 “Sin embargo, el Altísimo no habita en casas hechas por manos de hombres.”

No necesitamos de supuestas “MEGAS-IGLESIAS” como se cree en el medio apóstata evangélico, o “MEGAS-TEMPLOS”, como la plaza san Pedro en Roma de los católicos romanos: ningún cristiano tiene que esclavizarse y sacrificarse para mantener un supuesto templo gobernado por una clerecía apóstata que en realidad son por lobos rapaces. Es por esto que los verdaderos cristianos no tienen necesidad de andar peregrinando para reunirse en un templo físico (de concreto y paredes), ya que cada creyente en su propio cuerpo es un templo para Dios, y donde quiera que se reúnan los cristianos (sea en una casa, en un parque, en algún grupo de internet, o en catacumbas), allí está el señor; y, por ende: ALLÍ ESTA LA IGLESIA, vamos a leerlo:

Mateo 18: 20: “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”

En este nuevo pacto no existe necesidad de entregar diezmos agrícolas para sustentar el sacerdocio ni para sustentar a los pobres, como los huérfanos y las viudas: recuerden que el antiguo pacto tenía un sistema de diezmos agrícolas y de animales exclusivo para sostener a los sacerdotes, los levitas y los pobres del pueblo, como lo pueden leer en los siguientes pasajes: Deuteronomio 12:1-19, Deuteronomio 14 y Deuteronomio 26: pero ahora en este nuevo pacto, con nuevo sacerdocio, y muy diferente tipo de templo (ya que cada creyente en su propio cuerpo es un templo de Dios), los verdaderos cristianos están llamados a ayudar a los hermanos en la fe necesitados solo usando el método de ofrendas voluntarias, hechas de corazón alegre, como lo pueden leer en los siguientes pasajes: 1 corintios 16: 1-4, 2 corintios 9, hechos 11: 26-30: y es que en este nuevo pacto se usa la ley del cristo, es decir: amar y ayudar al prójimo, es por eso que todos los creyentes están llamados a tener todas las cosas en común; el que tiene más bienes comparte con aquellos que no tienen, como podemos leer en el siguiente pasaje:

Hechos 4:32: “La congregación de los que creyeron era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo lo que poseía, sino que todas las cosas eran de propiedad común.” (el diezmo monetario que se cobran en las iglesias evangélicas, protestantes y pentecostales es una soberana estafa, como también es una soberana estafa el cobrar misa por los muertos o comprar indulgencias, como hacen los apóstatas católicos romanos).

Por lo tanto, en este nuevo pacto tenemos nueva ley, nuevo sacerdocio y nuevo templo, y nueva forma de ayudar a los necesitados, con ofrendas voluntarias; todo esto indica que no necesitamos para nada someternos al antiguo pacto.

Desde el antiguo testamento el padre celestial profetizó que llegaría un día cuando Dios mismo escribiría en el corazón de los creyentes su ley, vamos a leerlo:

Jeremías 31:33: “porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días--declara Yahveh--. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.”

Esa ley que señala este pasaje de Jeremías 31: 33 se refiere al nuevo pacto en la sangre de Jesucristo, y esa ley que Dios ahora escribe en los corazones se refiere a “LA LEY DE CRISTO”, es decir: sobrellevar las cargas los unos de los otros; en pocas palabras: AMAR Y AYUDAR AL PRÓJIMO.

Lo que Dios ha hecho es resumir todas las antiguas leyes y convertirla en un solo precepto, y ese único precepto es lo que Dios escribe en el corazón de los cristianos. Ese precepto se conoce como: “AMARAS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO” (esa es la ley de cristo), vamos a leerlo:

Romanos 13: 8-10: “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.” (fíjense que el apóstol Pablo en este pasaje está resumiendo el decálogo, es decir: los diez mandamientos, y en este caso no incluye el guardar el sábado, ya que para el verdadero cristiano no vale de nada guardar el sábado: en el nuevo pacto lo único que le interesa a Dios es que sus hijos tengan amor y misericordia por el prójimo).

Gálatas 5:13-14: “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; sólo que no uséis la libertad como pretexto para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: AMARAS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.”

Ciertamente cuando un verdadero cristiano comienza a desarrollar el fruto espiritual del amor ya no puede de ninguna manera hacerle mal al prójimo. No robará porque ama, no cometerá adulterio porque ama, no asesinará de forma injustificada porque ama, ayudará al anciano, al huérfano, las viudas y a todos los necesitados porque ama, si tu no le haces mal al prójimo y además los amas ya la ley de Moisés no te puede acusar de nada ni puede condenarte. Es por eso que Jesucristo da esta orden:

Juan 13: 34-35: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros.”

El amor es la esencia de todo lo que Dios quiere que sus hijos hagan, por eso el amor (la ley de cristo) es la regla de oro, vamos a leerlo:

Mateo 7: 12: “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Esa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas.”

En este nuevo pacto, no de la letra, sinó del espíritu, lo que hace Dios es poner en el corazón de los creyentes el carácter de su hijo Jesucristo, vamos a leerlo:

Efesios 3:17 “de manera que Cristo more por la fe en vuestros corazones, y que arraigados y cimentados en amor…”

En la antigua ley había sacrificios de animales por el hecho de que absolutamente nadie podía cumplir cabalmente toda esa ley, y cuando pecaban tenían que ir a los sacerdotes levitas y sacrificar un animal con cuya sangre se cubría provisoriamente ese pecado, por lo tanto la antigua ley estaba sujeta a todos los rituales de sacrificios de animales y fiestas israelitas, además de la circuncisión del pene y guardar el sábado; pero en la ley del nuevo pacto en cristo esto es muy diferente: si el creyente comete algún error o pecado ahora vamos directamente a Dios a través de nuestro sumo sacerdote Jesucristo, ya que Jesús hiso un solo sacrificio que da redención eterna, Jesucristo está en el cielo mismo intercediendo ante Dios por nosotros, y así Dios perdona nuestros pecados y nos limpia de forma completa de toda maldad; esto es lo que ahora sucede con un pecador que acepta el nuevo pacto en Jesucristo, vamos a leerlo:

1 corintios 6: 10-11: “ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.”

Además de todo esto, en este nuevo pacto en el espíritu estamos “UNIDOS A CRISTO”; literalmente “SOMOS UNO CON JESUCRISTO”, vamos a leerlo:

Juan 17: 20-23: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

Estando unidos espiritualmente a Jesús es que nosotros podemos cumplir con LA LEY DE CRISTO, ya que separados de Jesús no podemos hacer nada, vamos a leerlo:

Juan 15: 4-5: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como las ramas no pueden dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy el árbol de la vid, vosotros las ramas; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.”

Por lo tanto, en este nuevo pacto en cristo es que Dios el padre, por medio de su espíritu santo, escribe en nuestros corazones la ley del amor, y se cumple así la profecía de Jeremías 31: 33, en la cual Dios hace esa promesa solemne de escribir su ley directamente en los corazones de los creyentes. Esa ley que está escrita en los corazones no se refiere a la antigua ley entregada a Moisés, sinó que se refiere a una ley más sublime, más espiritual; es desarrollar el carácter de Jesucristo en los creyentes, y de ese modo producir todos los buenos frutos espirituales, esta nueva ley o nuevo pacto no ha sido escrito en tablas de piedra, como sucedió con los 10 mandamientos entregados a Moisés, sinó que esta nueva ley de cristo, Dios el padre la escribe en los corazones usando su propio espíritu, vamos a leerlo:

2 corintios 3: 2-4: “Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres, siendo manifiesto que sois carta de Cristo redactada por nosotros, no escrita con tinta, sinó con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sinó en tablas de corazones humanos. Y esta confianza tenemos hacia Dios por medio de Cristo.”

Recordemos que la antigua ley escrita en piedras pertenece a ese antiguo pacto hecho en el monte Sinaí. Esas leyes están diseñadas para señalar lo que es pecado y condenar a muerte a los pecadores; en pocas palabras: es un ministerio de muerte y condenación, ya que nadie podía cabalmente cumplir con todos esos preceptos de la ley, es por eso que quien incumplía la ley tenía que ir al sacerdote levita, arrepentirse y hacer un sacrificio de animal, cuya sangre cubría ese pecado de forma provisoria; repito: esa antigua ley estaba unida a esos sacrificios de animales ya que la ley por sí sola no podía justificar a nadie, ya que ninguna persona podía cumplir toda la ley, y eso incluye  las leyes escritas en tablas de piedra, es decir: el decálogo. Ese antiguo pacto en las leyes del Sinaí entregadas a Moisés era un vigilante hasta que viniera la fe en Jesucristo, y una vez llegada esa fe, ya no tenemos que sujetarnos a la antigua ley, sinó que ahora pertenecemos a un nuevo pacto: UN NUEVO PACTO EN EL ESPÍRITU, ya que el espíritu de Dios lo que produce es vida, mientras que la antigua ley lo que produce es muerte; esa vida en el nuevo pacto se obtiene ejerciendo fe en el sacrificio de Jesús, el cual entregó en sacrificio su vida pura, santa y sin pecado como pago para redimir a todos aquellos que ahora se acercan a Dios por medio de Jesús. Vamos a analizar las palabras del apóstol Pablo registrado en 2 corintios 3: 5-18:

“No es que nosotros mismos estemos capacitados para considerar algo como nuestro; al contrario, todo lo que podemos hacer viene de Dios, pues él nos ha capacitado para ser ministros de un nuevo pacto, basado no en la letra de la ley, sino en la acción del Espíritu. La letra de la ley condena a muerte, pero el Espíritu de Dios da vida. Si la promulgación del ministerio de la ley que llevaba a la muerte y que estaba grabada sobre tablas de piedra se hizo con tanta gloria que los israelitas ni siquiera podían mirar la cara de Moisés, debido a que ese resplandor destinado a desaparecer era tan grande, ¡cuánta más será la gloria del anuncio de un nuevo pacto fundado en el Espíritu!  Es decir, que si fue tan gloriosa la promulgación del ministerio de la ley que sirvió para condenarnos, ¡cuánto más glorioso será el anuncio de que Dios nos hace justos!  Porque la gloria anterior ya no es nada en comparación con esto, que es mucho más glorioso.  Y si fue glorioso lo que había de terminar por desaparecer, mucho más glorioso será lo que permanece para siempre. Precisamente porque tenemos esta esperanza, hablamos con toda libertad.  No hacemos como Moisés, que se tapaba la cara con un velo para que los israelitas no vieran el fin de aquello que estaba destinado a desaparecer. Pero ellos se negaron a entender esto, y todavía ahora, cuando leen el antiguo pacto, ese mismo velo les impide entender, pues no les ha sido quitado, porque solamente se quita por medio de Cristo. Hasta el día de hoy, cuando leen los libros de Moisés, un velo cubre su entendimiento.  Pero cuando una persona se vuelve al Señor, el velo se le quita.  Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor Jesús, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.”

Este pasaje que acabamos de leer es sumamente claro: la antigua ley era un ministerio de muerte y condenación, ya que absolutamente nadie podía cumplir con todos los requisitos de esa ley, por esa misma razón esa ley señalaba el pecado y condenaba a muerte. Mientras que ahora hemos entrado a un nuevo pacto: ese nuevo pacto es en el espíritu, ya que el señor Jesucristo comparte de su mismo espíritu con aquellos que creen en él, de este modo los creyentes pueden desarrollar los frutos espirituales, como el amor, la fe, la paciencia o el dominio propio, de este modo (desarrollando un carácter como el de cristo mismo) los cristianos pueden cumplir con la ley del cristo, es decir: amar y ayudar al prójimo.

Por otro lado, definitivamente ese velo de ignorancia aún no se les ha quitado a los modernos judaizantes, aquellos que pretenden ligar el evangelio de Jesucristo con los mandatos de la antigua ley mosaica, los tales han caído de la gracia, según Gálatas 5: 3-5. Y es que aún estos judaizantes no han entendido que en cristo tenemos UN NUEVO PACTO, y este nuevo pacto no está ligado a aquel antiguo pacto escrito en tablas de piedra entregado a Moisés. En este nuevo pacto no tenemos que circuncidarnos el pene en señal de que pertenecemos al pueblo de Dios (como sucedía en el antiguo pacto, en el cual se circuncidaban el pene), en realidad en este nuevo pacto existen nuevas leyes, y la circuncisión ahora la hace Dios mismo al unirnos espiritualmente a Jesucristo, es una circuncisión espiritual directamente en el corazón del creyente por medio del espíritu santo, en el ritual del bautismo, vamos a leerlo:

Colosenses 2: 11-13: “Además, cuando Dios los unió a cristo fueron circuncidados, no por mano humana, sino con la circuncisión que consiste en despojarse de la naturaleza pecaminosa. Esta circuncisión la efectuó Cristo. Ustedes la recibieron al ser sepultados con él en el bautismo. En él también fueron resucitados mediante la fe en el poder de Dios, quien lo resucitó de entre los muertos. Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dió vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados.”

La circuncisión que se hace quitando el prepucio del pene ya no sirve para nada, todo lo contrario; el apóstol Pablo nos advierte de que nos cuidemos de los judaizantes, aquellos supuestos “cristianos” que aún continúan amarrados al pacto de la antigua ley, y se circuncidan el pene: Pablo los llama “mutiladores del cuerpo”, vamos a leerlo:

Filipenses 3: 2-3: “Cuidaos de los perros, cuidaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo; porque nosotros somos la verdadera circuncisión, que adoramos en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne…”

Aquellos que insistían en circuncidarse el pene es simplemente porque aún buscaban justificarse ante Dios por medio de la antigua ley, pero ya hemos demostrado que eso es imposible; nadie puede guardar toda la ley sin pecar jamás, y si pecas en contra de un solo precepto de la ley mosaica, ya te haces culpable de todos los puntos de la ley. Por lo cual el requisito de la circuncisión en la carne es perteneciente a aquella antigua ley de la cual ya el verdadero cristiano ha quedado libre, y quien pretenda guardar aquella antigua ley simplemente está rechazando la gracia de Dios a través de Jesucristo, vamos a leerlo:

Gálatas 5: 3-5: “Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a cumplir toda la ley. De Cristo os habéis separado, vosotros que procuráis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído. Pues nosotros, por medio del Espíritu, esperamos por la fe la esperanza de justicia.”

Y es que estando en el nuevo pacto en cristo el estar o no circuncidado no vale para nada, sinó que lo único que cuenta es la fe que obra en la ley del amor, vamos a leerlo:

Gálatas 5:6: “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor.”

Los judaizantes del nuevo testamento poseían un orgullo arrogante por el hecho de estar circuncidados en la carne, pero resulta que en el nuevo pacto basado en el amor no puede existir el orgullo arrogante, vamos a leerlo:

1 corintios 13: 4-5: “El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido.”

Así mismo en este nuevo pacto y nueva ley en cristo ya no tenemos que guardar un día de la semana de forma religiosa, como el sábado. Es más, el mismo señor Jesucristo quebrantaba el sábado y era sin pecado, ya que Jesús usaba el sábado lo mismo que usaba cualquier otro día para hacer el bien, y trabajaba como médico divino en sábado sanando a los enfermos, vamos a leerlo:

Juan 5: 16-18: “A causa de esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Pero Él les respondió: Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo. Entonces, por esta causa, los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.”

No solo eso, sinó también que Jesús hacía que otras personas quebrantaran el sábado, como cuando Jesús sanó completamente a un paralitico y le ordenó llevar su camilla. Era ilícito llevar la camilla en sábado, lo pueden leer en Juan 5: 10-12.

En este nuevo pacto en Jesucristo el señor enseña que debemos de tratar el sábado como cualquier otro día, y dedicarlo para hacer el bien, vamos a leerlo:

Mateo 12: 10-12: “Y he aquí, había allí un hombre que tenía una mano seca. Y para poder acusarle, le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? Y Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta se le cae en un hoyo en día de reposo, no le echa mano y la saca? Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en el día de reposo.”

El mismo apóstol Pablo usaba el sábado para entrar a las sinagogas a predicar de Jesucristo: obviamente Pablo no entraba a las sinagogas a guardar el sábado, sinó para discutir con los líderes judíos, y siempre causaba divisiones y contiendas, debemos tener claros que provocar contiendas y divisiones en medio de las sinagogas para nada era guardar el sábado, vamos a leerlo:

Hechos 17: 2-3: “Y Pablo, según su costumbre, fue a ellos y por tres días de reposo discutió con ellos basándose en las Escrituras, explicando y presentando evidencia de que era necesario que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos, y diciendo: Este Jesús, a quien yo os anuncio, es el Cristo.” (el apóstol Pablo nunca entró a una sinagoga a predicar la ley o torah, todo lo contrario: solo entraba a esos lugares a demostrar que Jesús es el mesías, a predicar el evangelio el cual está basado en la muerte y resurrección de Jesucristo, en el arrepentimiento y el perdón de pecados).

Hechos 19: 8-9: “Entró Pablo en la sinagoga, y por tres meses continuó hablando denodadamente, discutiendo y persuadiéndoles acerca del reino de Dios. Pero cuando algunos se endurecieron y se volvieron desobedientes hablando mal del Camino ante la multitud, Pablo se apartó de ellos llevándose a los discípulos, y discutía diariamente en la escuela de Tirano…” (Repito: Pablo no entraba a las sinagogas los días de reposo para guardar el sábado, en realidad Pablo entraba a discutir y demostrar el evangelio, lo cual causaba divisiones y contiendas).

En el nuevo pacto Jesucristo mismo en persona es nuestro descanso, es nuestro Sabah, tal y como él mismo lo dijo, por lo tanto, los verdaderos cristianos no tienen por qué guardar el sábado de forma ritual o religiosa como lo establece la ley de Moisés, vamos a leerlo:

Mateo 11: 28-29: “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y HALLAREIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS.”

En esta nueva ley en cristo ya no tenemos que sacrificar animales ni tampoco tenemos que participar en fiestas israelita, ya que Jesucristo en persona viene a ser nuestra pascua, ya no tenemos que comer yerbas amargas ni hacer ninguno de esos rituales de la antigua ley, vamos a leerlo:

1 corintios 5: 7-8: “Limpiad la levadura vieja para que seáis masa nueva, así como lo sois, sin levadura. Porque aún Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado. Por tanto, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad.”

Este pasaje que acabamos de leer nos aconseja a limpiarnos de la vieja levadura para que seamos masa nueva, debemos apartarnos de la antigua ley en la cual había rituales de sacrificios de animales. Ya que en el nuevo pacto ahora tenemos un solo sacrifico eterno, el cual fue realizado por el mismo Jesucristo, el cual (en persona) es nuestra pascua: nuestra fiesta es el reconocimiento de que Jesús murió, pero fue resucitado de entre los muertos por el poder de Dios: es por eso que el mismo señor Jesucristo instituyó la santa cena, como recordatorio de su sacrificio. También ese pasaje da a entender que nosotros mismos, en este nuevo pacto, debemos de despojarnos de la vieja levadura del pecado y convertirnos en masa nueva, es decir: tomar bien en serio nuestra nueva vida cristiana, vamos a leerlo:

Efesios 4: 21-23: “si en verdad lo oísteis y habéis sido enseñados en El, conforme a la verdad que hay en Jesús, que, en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente.”

Ahora estamos bien claros de que en este nuevo pacto en cristo debemos de reconocer que no nos sirve para nada participar en fiestas religiosas israelitas, o guardar el sábado, ya que Jesús en persona ha cumplido con todo aquello que la ley demanda: ahora pertenecemos literalmente a cristo, vamos a leerlo:

Colosenses 2: 16-17: “Por tanto, que nadie se constituya en vuestro juez con respecto a comida o bebida, o en cuanto a día de fiesta, o luna nueva, o día de reposo; cosas que sólo son sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo pertenece a Cristo.”

Por lo tanto, debemos de estar claros que en este nuevo pacto en Jesucristo sí que tenemos ley que obedecer, y consejos que debemos atender; que hayamos dejado de lado la antigua ley mosaica no quiere decir que ahora nosotros vivamos sin ley, todo lo contrario: tenemos la ley de cristo, la ley del amor: con esa ley hacemos el bien al prójimo, y además; en todo el nuevo testamento existen consejos a los cuales debemos de someternos para poder llevar una vida cristiana que agrade a Dios, ya que el nuevo pacto también señala lo que es pecado, vamos a leer unos cuantos pasajes:

Efesios 4: 30-32: “Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia. Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo.”

Colosenses 3: 8-10: “Pero ahora desechad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, maledicencia, lenguaje soez de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, puesto que habéis desechado al viejo hombre con sus malos hábitos, y os habéis vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de aquel que lo creó.”

Romanos 6:6: “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado”.

Como podemos ver, el hecho de que nosotros no estamos sujetos a la antigua ley mosaica, esto no quiere decir que el cristiano tiene licencia para hacer lo que le da la gana, o que el cristiano puede pecar impunemente; todo lo contrario: tenemos que llegar a un nivel espiritual que agrade a Dios mucho más grande que aquellos que pretenden justificarse por la ley, vamos a leerlo:

Mateo 5: 20: “Porque os digo que, si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.”

Y es que, en realidad, ni siquiera los que decían guardar la ley de moisés podían cumplir con todos esos preceptos, sinó que vivían una especia de hipocresía religiosa, es por eso que el mismo señor Jesucristo los confronta de la siguiente manera:

 “¿No os dio Moisés la ley, y sin embargo ninguno de vosotros la cumple? ¿Por qué procuráis matarme?” Juan 7:19.

Es por esto que nuestra vida ahora pertenece a cristo, ya que por medio de la antigua ley era imposible ser justificados ante Dios, pero ahora por medio de la fe en cristo podemos ser justificados, lo que tenemos que hacer es aceptar el nuevo pacto, vamos a leerlo:

Filipenses 3:9: “y ser hallado en cristo, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe.”

Ciertamente debemos de reconocer que en la antigua ley se promovía el amor al prójimo, vamos a leerlo:

Levítico 19:18: ``No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo; yo soy Yahveh.”

Entonces ¿Qué hace diferente el antiguo pacto del nuevo pacto si ambos promueven el amor al prójimo?, la respuesta es simple: ahora en el nuevo pacto Jesucristo en persona habita en los creyentes por medio del espíritu santo, de ese modo el carácter del señor Jesús de desarrolla en los cristianos, y así podemos cabalmente cumplir con la ley de amar al prójimo. Ciertamente la antigua ley entregada a Moisés enseña lo que es justo, pero las personas son carnales, inclinados al pecado, y cuando se fallaba en un solo precepto de esa antigua ley ya esa persona quedaba cautiva y condenada  por todos los preceptos de la ley; es por esto que en cristo toda esa ley ha quedado resumida en el precepto de amar al prójimo, y, como tenemos ahora el espíritu de cristo en nosotros, y además de esto cristo mismo es quien nos justifica ante el padre, podemos hacer realidad lo que Dios siempre ha querido que sus hijos cumplan, vamos a leerlo:

Juan 1:17: “Porque la ley fue dada por medio de Moisés; pero la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo.”

En este nuevo pacto en el espíritu es la forma en que los verdaderos creyentes pueden desarrollar los frutos del espíritu, lo cual nos ayuda a cumplir con la ley de cristo, es decir: amar y ayudar al prójimo, no haciéndole el mal a los demás; desarrollando esos frutos la antigua ley jamás nos podrá acusar de nada, vamos a leerlo:

Gálatas 5: 22-25: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.”

Noten que ese pasaje dice bien claro que en contra de esos excelentes frutos del espíritu NO HAY LEY, es decir: LA LEY NO PUEDE CONDENAR A QUIEN ESTÉ DESARROLLANDO ESTOS FRUTOS ESPIRITUALES, ya que tener amor, paciencia o dominio propio nos ayuda a respetar y amar al prójimo, y ya estamos claros que la ley del cristo es precisamente amar al prójimo.

La antigua ley entregada a Moisés continúa haciendo su función de señalar lo que es pecado y condenar, pero esa antigua ley no funciona para aquellos que vivimos en el nuevo pacto, sinó que solo funciona en contra de aquellos que no han sido justificados por cristo, aquellos que son practicantes del pecado, vamos a leerlo:

1 Timoteo 1: 8-10: “Pero nosotros sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente, reconociendo esto: que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los injustos; transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los inmorales, pervertidos sexuales, secuestradores, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es contraria a la sana doctrina.”

En conclusión, podemos reafirmar que el amor es el fruto espiritual más poderoso con el cual cuenta el verdadero cristiano, ejercitando ese fruto podemos cubrir multitud de pecados; por lo tanto, hagamos nuestro este extraordinario consejo del apóstol Pedro:

1 Pedro 4: 7-9: “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed pues prudentes y de espíritu sobrio para la oración. Sobre todo, sed fervientes en vuestro amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados. Sed hospitalarios los unos para con los otros, sin murmuraciones…”

CONTINUARÁ…

 

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